jueves, 11 de febrero de 2016

Que la injusticia triunfe no demuestra que sea justa (Bertolt Brecht)

El hecho de que a estas alturas de historia de la humanidad y supuesta evolución sean todavia unos pocos los que disfrutan de la riqueza producida por la mayoria, no demuestra ni mucho menos que lo merezcan o que lo hayan conseguido por su esfuerzo, o que sean los elegidos por imaginados dioses, sino que solo unos pocos de los millones de trabajadores luchan contra la injusticia.


El resto, los grandes responsables de que estemos gobernados por criminales, se resignan a su suerte o incluso agradecen haber recibido algunas migajas. Y eso a pesar de que ya se demostró posible el triunfo de los trabajadores sobre la minoria de saquadores, e incluso estos construyeran la primera potencia mundial economica, social, militar y social, la Union Sovietica.

En el caso de que los que luchan sufran la violencia de los que defienden la injusticia, los que optan por no hacer nada se jactan de haber sido mas listos y de haberse quedado en casa sin tentar a los poderosos.

Sin embargo, como explicó certeramente el poeta antifascista y comunista aleman, Bertolt Brecht, que la injusticia siga imperando, que la dictadura de unos pocos continue sometiendo a la mayoria, que unos cuantos parasitos sigan viviendo de la apropiacion del producto del trabajo de los muchos, no demuestra que la injusticia no exista, sino que, simplemente, son muy pocos los que luchan contra ella.

Al contrario de lo que esperaba el poeta, posiblemente los que permanecen como espectadores ante la infamia ni siquiera se sienten avergonzados por ello, mientras tranquilamente siguen repitiendo como dios manda los mandamientos emitidos una y otra vez en los medios de propaganda del regimen criminal al que sostienen con su cobardía.

Aunque también es muy cierto que mientras la injusticia siga existiendo, siempre habrá, como afirmo otro comunista y ser humano enorme, Ernesto Guevara, el Ché, personas indignadas que luchen contra ella, por lo que la barbarie, aunque algunos lo sueñen cada noche esperando así acabar con el temor al final de sus privilegios, jamás podrá acabar con la idea y la razón de un mundo sin hombres que exploten a otros, de un mundo comunista y justo.

Por eso, cuando hace 20 años los grandes criminales del mundo y sus mercenarios y subditos se embriagaron ante la posibilidad de que al fin hubiera vencido la barbarie capitalista, la injusticia de un mundo con unos cuantos privilegiados y miles de millones de miserables, tras la caida de esa gran pesadilla que fue para ellos la URSS, se equivocaron. Pues entre los hombres, animales racionales diferenciados del resto por su capacidad de transformar la realidad mediante el uso de su razón y su trabajo, siempre habra algunos que no se comporten como las bestias, y que, en consecuencia, seguirán luchando por el sueño de la fraternidad y la igualdad, los dos requisitos imprescindibles para poder vivir en libertad.

Nuestras derrotas no demuestran nada:

Cuando los que luchan

contra la injusticia
muestran sus caras ensangrentadas,
la incomodidad
de los que están a salvo
es grande.

¿Por qué se quejan ustedes?,
les preguntan.
¿No han combatido la injusticia?
Ahora ella los derrotó.
No protesten.

El que lucha debe saber perder
El que busca pelea
se expone al peligro. 

El que enseña la violencia
no debe culpar a la violencia.

Ay, amigos.
Ustedes que están asegurados,
¿por qué tanta hostilidad?
¿Acaso somos vuestros enemigos
los que somos enemigos de la injusticia?

Cuando los que luchan contra la injusticia
están vencidos,
no por eso tiene razón
la injusticia.

Nuestras derrotas
lo único que demuestran
es que somos pocos
los que luchan contra la infamia. 

Y de los espectadores, esperamos
que al menos se sientan avergonzados.

Bertolt Brecht