miércoles, 24 de abril de 2013

Grandola, Vila Morena


Tal día como el de hoy 25 de abril se cumple el 39 aniversario de la revolución de los claveles en Portugal de 1974 que acabo con la dictadura salazista y trajo el régimen democrático burgués. Antesala de lo que luego vendría a ocurrir en nuestro país en 1975 con la muerte del dictador.
Mañana la celebración de esta efeméride se une al clamor popular en contra de los recortes de los derechos de los obreros que proponen los gobiernos al servicio del capital. En Portugal y España seguimos luchando por conquistar la verdadera democracia.

Foto: Tal día como el de hoy 25 de abril se cumple el 39 aniversario de la revolución de los claveles en Portugal de 1974 que acabo con la dictadura salazista y trajo el régimen democrático burgués. Antesala de lo que luego vendría a ocurrir en nuestro país en 1975 con la muerte del dictador. 
Mañana la celebración de esta efeméride se une al clamor popular en contra de los recortes  de los derechos de los obreros que proponen los gobiernos al servicio del capital. En Portugal y España seguimos luchando por conquistar la verdadera democracia.
 
 
 

Lenin en color

Lenin en color

Recibido de Krasnoe TV. (Televisión Roja)
Documento histórico en color de gran valor documental, del líder mundial del proletariado Vladímir Ilich Ulianov (Lenin).
 

Lenin

En el 143 aniversario del nacimiento de Lenin les traigo este pequeño articulo que recoge un extracto del pensamiento prolijo de este gran pensador que tanto contribuyo a moldear y a crear las conciencias proletarias de millones de trabajadores. Donde a través de sus escritos, discursos y pensamientos filosóficos, marco las lineas maestras a seguir para derrotar a la ideología capitalistas y contribuir a la construcción de una vida igualitaria sin explotación basada en el socialismo.

LENIN


Tras hablarles a los obreros de la fábrica de Michelson, en el distrito de Zamoskvoretski, y antes de que pudiera entrar en el automóvil, una mujer le gritó y, al girarse, ella le hizo tres disparos: uno atravesó su abrigo sin dañarlo, pero los otros dos le alcanzaron el hombro y el pulmón izquierdos.
Así puede resumirse el instante del atentado contra Vladimir Ilich Ulianov, Lenin, en la tarde del 30 de agosto de 1918, momentos después de su discurso a los obreros de la referida fábrica, que concluyó: “¡Tenemos una sola salida: la victoria o la muerte!”.
Aquellos disparos, con balas envenenadas, dañaron la salud del líder máximo de la Revolución de Octubre de 1917 en Rusia.
Las secuelas de esas graves heridas hicieron que Lenin muriera relativamente joven, con 54 años. Había nacido en Simbirsk, territorio ruso, el 22 de abril de 1870, y su corazón dejó de latir el 21 de enero de 1924.
Carlos Marx y Vladimir Ilich Lenin, grandes jefes y maestros de la clase obrera, recalcaron más de una vez la importancia del partido en la lucha que los trabajadores mantienen por la libertad y felicidad, por la edificación del socialismo y el comunismo.
A los sacrificados y pacientes escuchas les hacemos entrega una vez más de algunas de las reflexiones y principios orgánicos de la vida del partido elaborados por Lenin al conmemorarse un aniversario más de su muerte.
La clase obrera y todos los trabajadores necesitan tener su propio partido para poder comprender sus intereses, aplicar su política y vencer en la lucha contra los explotadores. Esta conclusión se debe a la larga experiencia histórica del proletariado mundial.


Las clases explotadoras disponen no sólo de ejército, policía y cárceles, sino también de medios de influencia ideológica: la prensa, la Iglesia, la escuela, etc. ¿Qué puede oponer la clase obrera en la lucha desigual contra sus opresores?
Únicamente su organización revolucionaria. Carece de otra arma en su lucha por el poder y un futuro feliz. Lenin decía proféticamente que el proletariado llegaría a ser, inevitablemente, una fuerza invencible, porque las ideas del marxismo y el partido unificado y combativo reunirían millones de trabajadores bajo la bandera revolucionaria del comunismo.
Sin tener su propio partido, la clase obrera y todos los trabajadores pueden caer en una situación tan deplorable como sería por ejemplo, la de un ejército que en medio del combate se viera abandonado por su estado Mayor.
Basta recordar la Comuna de París, fundada por los obreros franceses en 1871. Por primera vez en la historia conquistaron el poder, pero no supieron mantenerlo ni extenderlo a todo el país. ¿Por qué? Porque en París había varios partidos sin ser ninguno de ellos verdaderamente proletario, revolucionario. Si la clase obrera de Francia hubiera tenido en aquella época un partido marxista unido, no importa que fuese poco numeroso, su lucha heroica contra la burguesía se habría desarrollado con mucho más éxito y se habrían evitado muchos errores.
En el curso de la lucha revolucionaria, los obreros y campesinos rusos supieron evitar los errores y conquistaron el poder, precisamente, porque habían sido encabezados por un partido tan templado en los combates y tan organizado como era el Partido Comunista dirigido por Lenin. Bajo su dirección realizaron enormes transformaciones en el terreno social y económico y construyeron la sociedad socialista.
Sin embargo la clase obrera no puede limitarse a comprender que necesita tener su propio partido. ¿Qué partido necesita? Este es un problema quizás aún más importante. Es natural que no todo partido que pretende dirigir a la clase obrera es capaz de cumplir esta tarea. Bajo la dirección de un partido inepto es imposible conquistar el poder y edificar una nueva sociedad. Lenin, en su conocida obra ¿Qué hacer? Señaló: “No basta titularse vanguardia, destacamento avanzado: es preciso también obrar de suerte que todos los demás destacamentos vean y estén obligados a reconocer que marchamos a la cabeza”.


La experiencia histórica demostró que los partidos socialdemócratas de la II Internacional resultaron ser completamente incapaces de encabezar el movimiento obrero. Los líderes reformistas que dirigían esos partidos se pronunciaban por la “conciliación” de clases, por el desarrollo pacifico del capitalismo para transformarse en socialismo, sin lucha ni revolución. Esa ha sido también hasta el día de hoy la línea de los “progres” del Frente Amplio.
La burguesía siempre se esfuerza para socavar el movimiento revolucionario, acudiendo al soborno de las capas superiores de la clase obrera y a las direcciones de los partidos progresistas, con el dinero obtenido mediante el saqueo a otros trabajadores y utilizando para estos fines parte de sus súper beneficios.
Este hecho contribuyó a que en el seno de los partidos socialdemócratas triunfase el oportunismo, no pudiendo ya estos partidos encabezar el movimiento obrero, lo que se hizo aún más evidente al llegar una nueva época, la época del imperialismo, en la que se agudizaron todas las contradicciones del capitalismo.
Lenin, al hacer un profundo análisis de la época del imperialismo y de las leyes objetivas que lo rigen, llegó a la conclusión de que una nueva situación histórica plateó ante la clase obrera las tareas de la lucha revolucionaria inmediata por la conquista del poder y la edificación de una nueva sociedad socialista. La clase obrera podía cumplir esta misión sólo a condición de que estuviese dirigida por un partido político de nuevo tipo, organizado sobre principios nuevos y que actuase al estilo nuevo, diferente de los partidos de la II Internacional. Se necesitaba un partido que inculcase a los obreros y a todos los trabajadores un espíritu revolucionario y estableciese y consolidase la unión con el proletariado de otros países y con el movimiento de liberación nacional.
Tal partido fue creado en Rusia a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX. En aquella época, en la que los círculos y grupos marxistas estaban dispersos se formó un partido. Las actividades de Lenin y sus partidarios transcurrieron en condiciones sumamente difíciles. Estos fueron objeto de las persecuciones más despiadadas por parte de las autoridades zaristas y tuvieron que resistir ataques de los oportunistas que se habían infiltrado en el movimiento obrero. En su obra ¿Qué hacer? Lenin, refiriéndose a las condiciones en que se desenvolvía la lucha dijo lo siguiente: “Marchamos en pequeño grupo unido, por un camino escarpado y difícil, fuertemente cogidos de la manos. Estamos rodeados por todas partes de enemigos, y tenemos que marchar casi siempre bajo su fuego. Nos hemos unido en virtud de una decisión libremente adoptada, precisamente para luchar contra los enemigos y no caer, dando un traspiés, al pantano vecino, cuyos moradores nos reprochan desde un principio el que nos hayamos separado en un grupo aparte y el que hayamos escogido el camino de la lucha y no el de la conciliación”.
Lenin enarboló la bandera de lucha contra los oportunistas que actuaban en el movimiento obrero de Rusia y dentro de la Segunda Internacional. En el curso de esa lucha creó y forjó un partido revolucionario combativo, capaz de lograr el triunfo de la revolución socialista. Lenin siempre se guió por las geniales ideas de Carlos Marx y Federico Engels, fundadores del comunismo científico, por su experiencia en la creación de la primera organización comunista, la Liga de los Comunistas y de la I Internacional, prototipos ambos de los modernos partidos marxistas leninistas, comunistas y obreros.

Lenin desarrolló en nuevas condiciones históricas las ideas marxistas acerca del partido proletario, cristalizándose éstas en una armónica doctrina. Elaboró los principios sobre los que descansan la ideología, la política y la táctica del partido, así como los principios de organización del mismo y sus normas de vida.
Lenin mostró que el partido es una unión de luchadores conscientes por la liberación de la clase obrera y de todos los trabajadores, y por la transformación completa de la sociedad sobre la base de los principios comunistas. Esta unión es voluntaria. Su base teórica y su concepción del mundo es el marxismo, y su fin es la edificación de la sociedad comunista. La unidad de criterios y fines forma una base ideológica sobre la que es posible erigir el partido.
Una vez lograda la unidad ideológica del partido, surge el problema de la unidad orgánica. La lucha puede coronarse por el éxito sólo a condición de que los combatientes obren conjuntamente. Esa es una verdad confirmada por toda la experiencia histórica.
He aquí lo que al respecto dice una leyenda. “Un día, un anciano reunió a sus hijos y les entregó una ramita a cada uno. Luego les rogó que las partiesen por la mitad. A los jóvenes no les costó ningún trabajo hacerlo. Entonces, el viejo les repartió ramitas unidas en haces, diciendo así: -A ver, hijos míos, si los partís por la mitad. Por mucho que se esforzaron los jóvenes, no lograron partir los haces ni doblarlos siquiera.
-No olvidéis nunca lo que os voy a decir -advirtió el viejo- Si queréis ser fuertes e invencibles, si queréis combatir a los enemigos y resistir con firmeza las penas y miserias, obrad unidos. No es nada difícil venceros a cada uno por separado, pero unidos representareis una fuerza invencible.
A diferencia de los partidos burgueses y pequeñoburgueses, que se ven privados de principios orgánicos más o menos firmes, los partidos marxistas leninistas atribuyen mucha importancia a la unidad orgánica. Para asegurar con éxito el desarrollo de las actividades del partido, señalaba Lenin, tienen enorme importancia no sólo un programa revolucionario y una táctica política acertada, sino también los principios sobre los cuales descansa la estructura del partido, o sea, los criterios sobre los principios de organización que le permiten cumplir el papel de guía de las masas.
¿Cuáles son, pues los principios orgánicos del partido marxista? Lenin decía que para poder dirigir con éxito la lucha revolucionaria, el partido debe ser una fuerza de vanguardia, un destacamento consciente de la clase obrera, capaz de dirigir a las grandes masas y, por eso, el partido está formado por los elementos más firmes y conscientes.
El partido es una organización de clase cuyas raíces deben penetrar hondamente en lo más profundo de las masas. Por eso, entre los militantes del partido hay no solo obreros, sino campesinos y gentes de otras capas del pueblo trabajador, siempre que sigan a la clase obrera y estén dispuestos a sacrificarse en la lucha revolucionaria, en aras de un gran fin y por los intereses de todos los trabajadores.
El partido puede cumplir su misión de fuerza consciente de vanguardia a condición de que se guíe por la teoría marxista leninista; la teoría revolucionaria más avanzada que permite al proletariado orientarse con acierto, prever mejor que nadie el futuro y encauzar el movimiento revolucionario por un camino acertado.
El conocimiento de las leyes objetivas del desarrollo de la sociedad facilita la comprensión de los fenómenos sociales, rompe las cadenas de la ignorancia, permite ver los horizontes del desarrollo social y penetrar en el futuro, infundiendo de este modo, seguridad en la victoria.
Lenin decía: “El proletariado, sólo puede hacerse y se hará inevitablemente invencible, siempre y cuando que su unión ideológica por medio de los principios del marxismo se afiance mediante la unidad material de la organización, que cohesiona a los millones de trabajadores en el ejército de la clase obrera”.
Los trabajadores se agrupan, además en organizaciones sin partido: sindicatos, organizaciones juveniles, cooperativas, etc, con las cuales el partido está ligado. Los oportunistas se esfuerzan por desunirlas, predicando la “neutralidad” de las mismas, lo que lleva el agua al molino de la burguesía, por escindir el movimiento obrero dividiéndolo en grupos aislados que obren sin concierto ni armonía.
No pueden considerarse normales las relaciones establecidas históricamente entre los partidos socialdemócratas de Europa Occidental y las bancadas parlamentarias que prácticamente estaban por encima de los partidos. Muy a menudo la bancada parlamentaria emprendía un camino erróneo, oportunista, sin poder el partido ni su Comité Central inmiscuirse para corregir estos errores. Teniendo en cuenta la experiencia lamentable de los partidos socialdemócratas de la II Internacional, Lenin planteó el problema de las relaciones entre el partido y su bancada parlamentaria. Se debía dar a cada diputado socialdemócrata pruebas de que “tiene detrás un partido, que el partido siente inquietud por sus faltas y se preocupa de encarrilarlo por la buena senda”, es decir que el partido es una organización dirigente respecto a la minoría parlamentaria y a todas las organizaciones sin partido de los obreros, de los trabajadores.
El partido debe agrupar a los mejores representantes de la clase obrera, posee una rica experiencia política y se guía por la teoría revolucionaria más avanzada. Por eso no sólo es capaz, sino que se ve obligado a dirigir la actividad de todas las organizaciones in partido de la clase obrera, considerando a éstas como correas de transmisión entre el partido y las masas. El partido es la forma superior de organización de clase del proletariado.
Los comunistas siempre lucharon contra los oportunistas, los cuales despreciaban la importancia de la ligazón del partido con las masas; lucharon contra el “economismo”, corriente oportunista dentro del movimiento obrero de Rusia, cuyos adeptos exhortaban a limitarse a una lucha en el terreno económico y aseguraban falazmente que las masas sin partido podían actuar por sí solas, espontáneamente sin ser dirigidas, en tanto que el partido estaba llamado a ser un testigo indiferente de los acontecimientos, arrastrándose en pos de ellos. Los comunistas criticaban despiadadamente las teorías populistas, pequeño burguesas, acerca del papel de la multitud y de los héroes en la historia, teorías en las que la que se exageraba el papel del individuo y se rebajaba el de las masas populares en la vida y el progreso de la sociedad.
Lenin y los leninistas luchaban también contra el sectarismo, o sea, contra las personas que se encerraban en sus respectivas organizaciones sin preocuparse por establecer vínculos de unión entre ellas y las masas. Esta era la posición que ocupaban en Rusia los “otzovistas”, por ejemplo, los cuales proponían que la minoría socialdemócrata fuese retirada de la Duma de estado, negando la posibilidad de utilizar la Duma para desenmascarar la política del zarismo y atraer a su lado a las masas trabajadoras.
En su obra “La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo”, publicada en 1920 Lenin, criticando el sectarismo, exhortó a los comunistas a desarrollar sus actividades en todas partes donde haya masas para ganar sus simpatías. El partido puede ser fuerte y vigoroso sólo a condición de vincularse indisolublemente con toda la vida de la clase obrera, y a través de ésta, con todos los explotados. Lenin atribuía a esta tesis una importancia extraordinaria. En 1920, al criticar a algunos comunistas ingleses que menospreciaban la ligazón con las masas Lenin planteó la cuestión con toda rigurosidad. “Si la minoría no sabe dirigir a las masas y vincularse estrechamente con ellas, no es un partido y en general, no tiene ningún valor, aunque se denomine partido”.
En la doctrina leninista acerca del partido de nuevo tipo figura, como la más importante, la tesis acerca de que “la fuerza del partido reside en su unidad y cohesión, así como en la depuración de sus filas, expulsando a los oportunistas y los capituladotes”.
Al decir unidad se sobrentiende que todos los militantes del partido y todas sus organizaciones ocupan las mismas posiciones ideológicas, políticas y orgánicas y siguen la misma línea. Cae de su peso que la unidad en el seno del partido es incompatible con la presencia oportunista en sus filas, quienes en algunos casos, se pronuncian abiertamente contra los principios marxistas leninistas y en otros los admiten solo de palabra.
El partido tampoco puede tolerar en sus filas a los conciliadores que se esfuerzan por conciliar a los comunistas con los oportunistas. Los comunistas cuya táctica es flexible, nunca hacen concesiones a sus enemigos ideológicos si se trata de principios.
Lenin recalcaba más de una vez que la política más acertada es aquella que está basada en los principios. Es muy significativa su conversación con Plejanov, destacada personalidad política, quien cediendo posiciones de principio a los oportunistas, trataba de conciliar en 1904, a los bolcheviques con los mencheviques.
-“Entre las esposas- dijo en una ocasión Plejanov- hay algunas de muy mal genio. Para evitar histerismos y escándalos en público, es mejor ceder”.
-Quizás tenga usted razón – le contestó Lenin- pero hace falta hacerlo, conservando su prerrogativa para evitar un “escándalo” aún mayor”.
Así manifestó Lenin su actitud respecto a los conciliadores. Consideraba que el que trata de conciliar a los revolucionarios con los oportunistas mediante concesiones en cuestiones de principios se convierte él mismo en un oportunista, lo que había ocurrido con Plejanov, quien, de conciliador que era, se convirtió en menchevique.
En Europa Occidental, los partidos socialdemócratas de la II Internacional menospreciaban el problema de la unidad. Dichos partidos constituían una mezcla de elementos marxistas y oportunistas, de partidarios y enemigos del marxismo. Los primeros iban adaptándose poco a poco a los segundos y sometiéndose inevitablemente a su influencia. Por eso, en aquellos partidos predominaban los oportunistas, enemigos de la revolución socialista.
Luchando contra toda clase de oportunistas, Lenin señalaba que “el partido no podía tolerar en sus filas ni a los oportunistas ni a los conciliadores, que el partido es una organización de correligionarios”. No podemos trabajar – decía Lenin- sin unidad en las cuestiones fundamentales.
La revolución proletaria no puede triunfar, si los reformistas y los oportunistas se infiltran en el partido. Como ejemplo de esta tesis está la experiencia histórica de la clase obrera húngara. La República Soviética Húngara advenida en 1919 duró muy poco tiempo, porque en las filas del partido comunista húngaro, la lado de los marxistas revolucionarios actuaban oportunistas y capituladotes. Después de la Segunda Guerra mundial, la clase obrera de Hungría, en alianza con el campesinado trabajador, tomó el poder en sus manos y se dedicó a construir el socialismo.
Lenin decía que en Rusia también, surgieron muchas veces situaciones tan difíciles que el régimen soviético habría sido derrotado inevitablemente como lo fue muchos años después, cuando los mencheviques, reformistas y demócratas pequeño burgueses coparon el partido.
De ahí que en 1921 el X Congreso del Partido Comunista de Rusia aprobase la proposición de Lenin de prohibir todo fraccionamiento bajo amenaza de ser expulsado, incondicional e inmediatamente del partido.
En la organización del partido desempeña un importantísimo papel el principio del centralismo democrático. Lenin, desarrollando la doctrina elaborad por Marx y Engels enseñaba que el partido debe estar estructurado de forma que cada organización y cada miembro actúe según un plan único. En caso contrario ¿Cómo sería posible garantizar la unidad de voluntad y acción de todos sus miembros? Por eso, el partido debe observar rigurosamente el principio del centralismo democrático, elaborar un programa y estatutos únicos, establecer una dirección centralizada y proporcionar las condiciones necesarias para que todos los afiliados puedan influir en su vida interna.
Tales son los principios de organización del partido de nuevo tipo elaborados por Lenin. Su importancia es enorme, porque sirven de base para la formación del partido como organización combativa centralizada, una organización capaz de llevar a la clase obrera y a todos los trabajadores por el camino de lucha revolucionaria hacia la victoria de alcance histórico mundial sobre la burguesía hacia la sociedad comunista.
Los principios de organización constituyen la base del partido, pero no pueden -ni deben- abarcar toda la gama de problemas concretos que regulan la vida interna del mismo: los derechos y deberes de sus miembros, las relaciones entre ellas, entre las organizaciones de base y las superiores, etc. Pero sin estos importantísimos factores es imposible organizar correctamente la vida interna del partido como una organización voluntaria, centralizada combativa. Por eso a la par de los principios generales de organización del partido, es necesario elaborar las normas concretas de su vida interna, sin las cuales además los principios generales pueden ser interpretados de distintas maneras.
He aquí varios ejemplos. El principio de que el partido es una fuerza organizada de la clase obrera, uno de los principios más importantes, ha sido interpretado por los oportunistas de manera muy distinta a la concepción marxista leninista. De ahí que los mencheviques, enemigos de los bolcheviques, de los comunistas, se pronunciasen por una organización carente de verdadero espíritu partidista y propusieran admitir en el partido a todos los intelectuales simpatizantes. Los socialdemócratas de la II Internacional tampoco veían diferencia entre el concepto de partidismo y el de imparcialidad admitiendo en sus partidos a todos incluyendo a los elementos pequeñoburgueses y hasta burgueses.
En la actualidad muchos dirigentes de partidos de izquierda son revisionistas y viven en la ilusión de acabar con el partido como organización integra y combativa. Con este fin proponen diluirse en asociaciones políticas electorales unificadas.
Hemos dicho anteriormente que el centralismo democrático es uno de los principios de capital importancia. Pero, ¿cómo interpretarlo y ponerlo en práctica? Sólo el partido marxista da una interpretación correcta al concepto de democracia interna del partido. No la separa del centralismo, no la considera como un fin en sí sino ve en ella un medio que ayuda a los comunistas a ser fieles servidores de la clase obrera, de todos los trabajadores. En cuanto a los oportunistas, pretenden convertir el partido en un club de discusiones, en una organización incapaz de encabezar acciones unidas. Los revisionistas son el eco de los reformistas, autores de una teoría acerca de la llamada democracia integral amplia, sin limitación alguna. Los dirigentes de los socialistas de derecha y los revisionistas valiéndose de la consigna de amplia democracia, tratan de implantar la libertad de fracciones, grupos y acciones dirigidas contra el partido y contra la unidad.
En la época de la formación del Partido Comunista, Lenin recalcó más de una vez la necesidad de elaborar estas normas y él mismo lo hizo al escribir obras como Carta a un camarada acerca de nuestras tareas de organización, ¿Qué hacer?, Un paso adelante, dos pasos atrás; Sobre la reorganización del partido” y otras.
Las normas de vida del partido según Lenin, son: “Los preceptos básicos que regulan la vida interna del mismo y de todas sus organizaciones, las ideas de organización sobre los métodos de acción necesarios para afianzar el papel dirigente del partido en la lucha por el poder y la edificación del socialismo y el comunismo”.
En este día de homenaje y recuerdo al gran Lenin, hemos acercado a nuestros compañeros y amigos las normas de vida de un partido marxista leninista que son la interpretación aceptada de los principios de organización y que sirven de medio potente para consolidar las filas. Para aumentar su fuerza organizativa y su combatividad. De acuerdo con estas normas, el partido representa una organización voluntaria, centralizada, unida, cuya fuerza reside, además, en una amplia iniciativa de sus miembros. Este será entonces un partido capaz de encabezar la lucha que mantiene la clase obrera y todos los trabajadores.
La clase obrera sigue siendo la fuerza social, engendrada por el capitalismo, que tiene que hacer la revolución socialista y conquistar así al hombre, liberándolo del yugo y la explotación.
“Emancipar al trabajador mediante la revolución socialista, suprimir el capitalismo e instaurar una sociedad auténticamente humana, el socialismo: esta es la gran misión histórica de la clase obrera”.

lunes, 22 de abril de 2013

Historia proletaria

De cómo engordé buscando el hambre en la Rusia Soviética (por William Duprey)

Nos ha parecido muy interesante este artículo publicado recientemente en  La Mancha Obrera , escrito por William H. Duprey, miembro de la delegación de obreros para la URSS, miembro de la Union de Obreros Textiles de Estados Unidos, en 1936. 

El motivo fue la visita de una delegación de obreros norteamericanos a la Unión Soviética para comprobar si eran ciertas las noticias que los medios de propaganda en manos de multimillonarios como el mafioso William Hearst, que demonizaban constantemente a Stalin y a la Unión Soviética.

William H. Duprey informó de lo que vio, y curiosamente no coincide ni de lejos con lo que los sucesores de Goebbles siguen diciendo hoy sobre aquella época gloriosa de los trabajadores soviéticos, mentiras que, lamentablemente, muchos obreros e incluso partidos que se autodenominan comunistas, siguen creyéndose a pies juntillas, sometidos al poder embaucador de los medios de propaganda capitalistas, sin ni siquiera hacer el esfuerzo de William H. Duprey: comprobar cual es la realidad. 

La respuesta del obrero norteamericano en su informe es contundente: "Todo lo que puedo decir es esto: HEARST MIENTE. El Socialismo funciona; lo he visto yo funcionar en la Unión Soviética."

De hecho, fueron los trabajadores soviéticos y el éxito del Socialismo en la URSS los que hicieron que, cuando el capitalismo intentó invadirla, con los tanques de Hitler, fue la Unión Soviética la que acabó poniendo la bandera roja sobre Berlín.

PRÓLOGO

Fui uno de los doce obreros y campesinos elegidos por sus propios sindicatos y organizaciones fraternales, auspiciados por el Grupo de Amigos de la Unión Soviética, para visitar la URSS e informar sobre cómo funciona en la práctica el Socialismo. William Randolph Hearst, en su cadena de periódicos como el Boston American, el Boston Advertiser, el New York Evening Journal, y demás, ha estado difundiendo declaraciones acerca de que en la Unión Soviética no existen verdaderos sindicatos, de que los ciudadanos soviéticos pasan hambre, de que la Unión Soviética está dirigida por un dictador. Obreros y campesinos fuimos enviados allá para averiguar si Hearst decía la verdad o mentía, para enterarnos de cómo los ciudadanos soviéticos trabajan y se divierten, qué comen, cómo funcionan sus sindicatos y cooperativas de producción agrícola, si tienen desempleo, qué medidas se toman para la vejez y la discapacidad, cómo se tratan a las mujeres y niños, y muchas otras cuestiones.
Mecanización de un koljós (Años 30)
Había entre nosotros representantes de Amalgamated Association of Iron, Steel, and Tin Workers (A. F. ofL.) , de United Mine Workers of America (A. F. of L.) , deUnited Textile Workers of America (A. F. of L.) , de Wisconsin Cooperative Milk Pool, de International Brotherhood of Electrical Workers (A. F. of L.) , de Dyers Local No. 1773, Paterson, N.J. , y de muchas otras organizaciones. Cuatro somos miembros del Partido Socialista. Había un minifundista de Michigan, un pequeño productor lechero de Winsconsin, un maestro de escuela y un doctor. Varias nacionalidades y etnias estaban representadas: lituanos, italianos, polacos, judíos, negros, franco-canadienses. En el grupo había católicos y protestantes.

Fui elegido por obreros textiles, entre otros, en una asamblea de New Bedford, Massachusetts, que fue respaldada por el Sindicato de Tejedores, U.T.W.A. (A. F. ofL.). Varias organizaciones eclesiásticas y clubes religiosos ayudaron a completar la suma necesaria para el viaje. Soy ayudante de operario de máquinas textiles y trabajo en el proceso final del hilode algodón, montando y dimensionando los extremos antes de que vayan a los telares. Gano 16.70 dólares por semana. Soy católico practicante, miembro activo del Partido Socialista y ex miembro de la Guardia Nacional. Mi padre es un trabajador textil, miembro del sindicato durante cuarenta y cinco años. Tengo ascendencia franco-canadiense, y en casa hablábamos el inglés y el francés.

¡Cuánto he escrito sobre nosotros! Lo más importante es lo que sigue: qué fue lo que vimos en la Unión Soviética.

MARINEROS FRANCESES Y MARINEROS RUSOS

Viajamos en tercera clase hasta Londres en el transatlántico francés Ile de France, y desde Londres a Leningrado en el barco ruso Cooperatzia. Los tripulantes del Ile de France nos dijeron que todos pertenecían al Partido Socialista Francés. Al enterarse de que cuatro de nosotros éramos Socialistas, insistieron en que nos uniéramos en un frente unido a los obreros comunistas, de la manera en que ellos habían hecho en Francia. Los marineros franceses tenían que trabajar muy duro y casi no tenían tiempo para sí mismos. La disciplina era muy estricta, los oficiales se oponían a que los pasajeros hablaran con los marineros.

La atmósfera en el barco soviético era extrañamente diferente. Los marineros no saludaban a los oficiales, sino que los llamaban “camarada”. Cuando estaban fuera de servicio, me sorprendió ver al capitán y a los miembros de la tripulación juntos cantando y charlando. Había una gran habitación común para marineros y oficiales, y una “esquina roja” con un busto de Lenin, libros y artículos. Me comentaron que el trabajo de la tripulación no era muy duro. Estarían en tierra durante el próximo viaje del Cooperatzia con el pago completo—hacían un viaje de cada dos, de manera de poder estar en casa con sus mujeres y familiares la mitad del tiempo. Me di cuenta de que la disciplina era estricta cuando estaban de servicio, y tanto los oficiales como los marineros parecían competentes en su trabajo. 

LENINGRADO

Fuimos recibidos en el muelle de Leningrado por representantes de los sindicatos, reporteros de periódicos y fotógrafos. Había una banda de obreros de un taller que era muy buena. Después de los discursos en ruso y en inglés nos fuimos a nuestro hotel y cenamos. La cena fue excelente pero el servicio era escaso. Me explicaron que no había suficientes camareros y la razón de esto era que tomaban otros trabajos.

Primer Congreso de la Unión de Escritores Soviéticos, 1934Al día siguiente visitamos la Fortaleza de Pedro y Pablo, una antigua mazmorra para presos políticos —obreros hechos prisioneros por los capitalistas rusos porque luchaban por sus derechos y por un gobierno obrero. Ahora es un museo. El antiguo palacio del Zar es también un museo —todo ha quedado como lo dejó la familia del Zar. Vi en la Unión Soviética que los lugares históricos —antiguas prisiones, palacios, muchas de las iglesias— se mantienen intactos, se han vuelto museos.

Sabía que había sido mandado por los trabajadores de New Bedford para algo más importante que visitar museos, así que los pocos días siguientes los dediqué a investigarlas fábricas textiles de Leningrado. Durante mi estancia en la Unión Soviética me concentré en las fábricas textiles y en los talleres de ropas, viendo con mis propios ojos cómo funcionan, qué tipo de maquinarias usan, cómo están organizados los sindicatos y cómo se desempeñan los horarios, los salarios, y las condiciones de vida delos obreros textiles y de la ropa. 

LABOR DE DETECTIVE AFICIONADO EN LA UNIÓN SOVIÉTICA

Antes de salir de Estados Unidos algunos de mis amigos me aconsejaron que no creyera en todo lo que me contaran. “Te mostrarán solamente lo que ellos quieren que tú veas”, me advirtieron. “Así que mantén los ojos bien abiertos”.

Por eso fue que durante mi estancia en la Unión Soviética realicé una pequeña labor de detective aficionado. Las delegaciones de los sindicatos venían a informarnos sobre las fábricas textiles que serían las más apropiadas para visitar. Después de haberles dado las gracias con mucha amabilidad, con mi compañero delegado, Adam Chada, un minero lituano de Pennsylvania que hablaba ruso, salíamos a investigar las fábricas textiles que el sindicato no había recomendado. Más tarde iríamos a examinar también las fábricas modelo. Casi siempre viajábamos montados en tranvías. Le tiraba de la manga a Chada y le decía: “Bajémonos aquí”. Descendíamos y nos dirigíamos a la casa de algún obrero. Chada explicaba quienes éramos y el obrero nos mostraba su casa. Nunca pudimos escaparnos hasta no haber ingerido una comida con el obrero y haber bebido algún buen vino soviético. De este modo llegamos a promediar unas seis comidas al día. En mis intentos de encontrar una familia hambrienta en Rusia, que es de lo que habla Mr. Hearst, gané 15 libras (6,8 kg) de peso. 

FÁBRICAS TEXTILES EN LA UNIÓN SOVIÉTICA

Visité la fábrica “La Rosa Roja” en Leningrado, que es la mayor fábrica textil de Europa. Fabricaban productos acabados de algodón y algo de lana. En 1930 el salario promedio en la fábrica era de 93 rublos al mes. En 1935 es de 184, y muchos obreros ganan bastante más. La mayor parte del trabajo es a destajo. No tienen relojes contadores, pero usan su propio sistema para medir el trabajo— supervisado, habría que decirlo, por los propios trabajadores. Las mujeres reciben igual salario que los hombres por el mismo trabajo.

Todas las máquinas peligrosas están protegidas. Algunas máquinas que no habríamos pensado en proteger en los Estados Unidos (por ejemplo, las poleas de correa inferiores en la sala de corte) están cubiertas. En la sala de tejido se cubre la zona donde la lanzadera golpea el interior de la carcasa.

La comida de un obrero con familia cuesta alrededor de 168 rublos al mes. Los trabajadores pagan el 10% de su salario por el alquiler. Las cuotas sindicales representan el 1% de los salarios mensuales.

De esta forma, una pareja en la que ambos trabajan, tendría dinero tanto para cubrir sus necesidades como para muchas comodidades. No cabría preguntarse entonces por qué el 70% de los obreros de la Unión Soviética posee cuentas bancarias.

Un tejedor de seda se ocupa de tres telares como promedio —nunca de seis como ocurre enlos Estados Unidos. El máximo número de telares que un técnico de reparación se encarga, es de 40 en las fábricas textiles— nunca de 100 como ocurre aquí. En la sala de corte, cada ayudante realiza las dimensiones para su propio operario de tejedoras, y se encarga de una sola máquina. En los Estados Unidos un ayudante se ocupa de tres máquinas.

pravdaDescubrí que los métodos de eficiencia se usan en la URSS al igual que en los Estados Unidos, aunque con propósitos diferentes. En los Estados Unidos se le pide al experto en eficiencia obtener más beneficios para los accionistas, mientras que en la URSS la eficiencia se utiliza para sacar más producción con el objetivo de abastecer la demanda de los consumidores, ya que hay un déficit de textiles. El producto de este incremento de la producción se devuelve a los obreros en forma de salarios más altos, nuevas maquinarias, más vacaciones, etc.

Puedo decir con toda franqueza que el sistema de stretchout no se usa. Para que puedan entender aquellos que no están familiarizados con la industria textil debo decir que el stretchout es un esquema capitalista con el cual una tarea se incrementa con el fin de obtener la misma cantidad de trabajo mediante el empleo de un menor número de personas y el pago de menores salarios. Por ejemplo, en la sala de tejido, donde esta práctica es más usada, tres hombres pueden estar ocupándose de sesenta telares, o de veinte telares cada uno. Los patrones se dan cuenta de que no producen suficientes ganancias, entonces despiden a un hombre, y ponen a los otros dos a ocuparse de sesenta telares entre ellos. Esto significa un 33⅓% de incremento de trabajo. En muchos casos se les recorta el salario y se les dice que podrán tener muchos mejores salarios con los telares extras. Resulta que cada obrero nunca recibe más del 10% del salario que ganaba cuando se ocupaba de sus 20 telares originales, pero produce un tercio más que anteriormente. Los dos obreros juntos ganan 20% más de salario—si tienen suerte— mientras el bolsillo del patrón recibe el resto.

Entre 1928-41 se construyeron unas 9,000 empresas industriales, y se implantó en el Este una potente base industrial nueva. Entre 1938-40 la producción de defensa progresó un 40%. 

CONDICIONES DE TRABAJO

La iluminación en las fábricas soviéticas es excelente. Las ventanas tienen una separación de alrededor de seis pies (1,8 m), y miden seis pies de ancho y ocho (2,4 m) de altura. La ventilación es tan buena que los sistemas de ventilación mecánicos en uso son prácticamente innecesarios. Sin embargo, las condiciones de los inodoros en las fábricas soviéticas son muy malas. Cuando hice esta observación me dijeron que el gobierno está dedicando millones de rublos anuales para resolver esto.

Los obreros reciben inspecciones de salud obligatorias dos veces al año, y cualquiera sin la salud adecuada se le libera del trabajo y se le manda a descansar a casa, a un sanatorio o a un hospital. Mientras tanto recibe su paga total, así como atención médica y alojamiento gratuitos.

Tan pronto como una mujer sabe estar embarazada se lo dice al supervisor, y si está haciendo un turno nocturno se le libera de éste. Se le dan dos meses de vacaciones antes de que nazca el niño, y regresa al trabajo dos meses después del nacimiento. Mientras tanto la madre recibe la paga completa, y los servicios médicos y cuidados hospitalarios son gratuitos. El hospital le proporciona al bebé un equipo completo, que consiste en ropa, cama y mantas. También la madre recibe una comida especial durante cierto período de tiempo, antes y después del nacimiento del niño. Cada taller o fábrica tiene una guardería. Si la madre está amamantando a su hijo se le permite un período de lactancia cada tres horas para ir a la guardería y alimentar al niño.

Los obreros comen en un comedor anexo al taller que está gestionado por los mismos obreros. Los comedores son largos y aireados, la comida es buena y suprecio es muy bajo.

Todos los obreros que no están educados asisten a la escuela que dispone el taller para sus obreros. 

HORARIOS

Los obreros textiles trabajan siete horas por día durante cinco días a la semana. El sexto día es de descanso. No pueden fumar en las máquinas, pero existe una sala de fumadores y una biblioteca. Tienen un período de 5 minutos de descanso cada hora.

Los trabajadores de hasta 18 años de edad tienen una jornada de seis horas. De estas, trabajan cuatro horas en el taller y estudian dos, sin embargo, se les pagan las seis horas completas. Por debajo de la edad de 18 a nadie se le permite trabajar en el turno nocturno.

Cuando le hablé de esto a una amiga en Estados Unidos, me dijo: “Bueno, tenemos una imagen en nuestras mentes de esas condiciones ideales, pero ellas no corresponden a la realidad de Estados Unidos. Yo tengo que trabajar en un taller de algodón desde las 6 de la mañana hasta la 1:30 de la tarde. Durante estas 7½ horas no me permiten tiempo de comida—tengo que comer mientras trabajo.”

Estos buenos salarios, condiciones y horarios son posibles gracias al resultado del maravilloso plan de seguro social que tiene la Unión Soviética, y por los cuales nosotros los obreros norteamericanos, estamos luchando duro para obtener con nuestro Proyecto de Seguro Social Obrero —H.R.2827. 

TALLERES DE CONFECCIONES

También investigué la industria costurera en la Unión Soviética. Un taller de confecciones de prendas en Simferopol da una buena idea de la industria costurera en la Unión Soviética. Este taller emplea 2,200 trabajadores— tártaros, judíos, ucranianos, rusos y otras 18 nacionalidades. No existe discriminación racial o nacional contra alguno de ellos.

sindicato union sovieticaEl departamento de corte de este taller trabaja dos turnos de 7 horas. Los obreros mayores trabajan 7 horas, los jóvenes menores de 18 trabajan 6 horas. Los diseñadores ganan 600 rublos por mes. El salario de los cortadores varía entre 200 y 300 rublos al mes.

Los salarios no son tan altos en los comercios de prendas de vestir como en la industria textil. Sin embargo, al igual que en todas las demás fábricas, existe asistencia médica gratuita, las mismas vacaciones y liberaciones por enfermedad con pago, la misma atención especial para las madres y para los obreros jóvenes. Talleres y fábricas tienen sus propias tiendas de víveres. Algo que noté fue la gran cantidad de frutas frescas y vegetales que se exhibían en estas tiendas.
Las mesas de trabajo para las muchachas obreras estaban construidas en forma de grandes herraduras.

Dentro de estas herraduras se sientan las obreras con los codos apoyados en la mesa. El sistema de transporte se utiliza para traerle el trabajo al obrero y para retirarlo también. De los 2,200 trabajadores de este taller solo una muchacha usaba luz artificial. Había muchísima luz natural para el resto.

No había jefes merodeando y diciéndole a las muchachas de apurarse o si no perdían el trabajo. Las muchachas tampoco tenían que salir con los jefes para mantener sus puestos de trabajo.

Aquí, como en cualquier parte de la Unión Soviética, no había desempleo. En el momento que lo desee, un obrero puede cambiar de puesto de trabajo. Simplemente le dice al supervisor a dónde quiere ir y le da un preaviso con siete días de anticipación. Entonces se le transfiere a su nuevo puesto de trabajo sin pérdida de salario. No pude evitar hacer una comparación mental con la incapacidad de la mayoría de los obreros norteamericanos para mantener su empleo, ya no hablemos de cambiar de un trabajo a otro sin pérdida de salario. 

LOS SINDICATOS EN LA U.R.S.S.

Los obreros dirigen sus sindicatos al igual que dirigen su gobierno. Durante toda mi estancia en la Unión Soviética no vi ninguna huelga o manifestación con policías apaleando a obreros. Cuando le comenté esto a un obrero, éste me dijo: “Cuando queremos mejoras de las condiciones, podemos conseguirlas a través de nuestro sindicato. El gobierno es nuestro gobierno, dirigido por nosotros a través de nuestros sindicatos, por lo que no hay necesidad de hacer huelgas contra nosotros mismos”.

Los sindicatos en la U.R.S.S. son industriales y no divididos por oficios. Cada fábrica trabaja a tiempo completo, la mayoría en tres turnos de 7 horas. Los miembros de los sindicatos que muestran algún talento particular en alguna especialidad determinada —actuación, escritura, medicina, ciencia, investigación, etc— son liberados por los sindicatos del trabajo en las fábricas y se mandan a la escuela o a la Universidad, y mientras estudian se les paga. Conocía un actor que actuó en la película Chapaev— anteriormente era un trabajador textil como yo.

El salario promedio en la Unión Soviética en 1932 era de 108 rublos al mes. En 1933 fue de 198, en 1934 de 217 rublos al mes. En la medida que suben los salarios, el costo de la vida baja. Antes de la revolución, el salario promedio era de 27 a 38 rublos al mes. ¡Y hoy el poder adquisitivo del rublo es tres veces mayor!
¿Cómo es posible que el costo de la vida descienda mientras los salarios suben? En la medida que los trabajadores en las fábricas, minas y talleres, sacan más producción, más y mejores bienes, más riqueza social se produce. Como resultado del aumento de la producción, más y mejores maquinarias se pueden instalar, y los salarios se elevan. Y debido a que no hay beneficios y no existen dueños privados de las fábricas o accionistas, los precios bajan. La producción de las fábricas se establece para un año determinado a través del Comisariado de la Industria Ligera, y se basa en las necesidades de las personas del país, en los materiales que se disponen y en la capacidad de los trabajadores para producir. El cincuenta por ciento de las riquezas incrementadas se destina cada año al Fondo de Condiciones de Vida, lo cual se utiliza para seguir mejorando las condiciones de vivienda y de vida.

Un ejemplo interesante de la manera en que los obreros están protegidos por sus propios sindicatos ocurrió en una fábrica que visité, donde un médico visitante descubre una obrera que se quejaba de dolores en la espalda. A las 10 am recomendó quesu banco se levantara en un pie (0,3 m). A las 11:30 el banco había sido elevado de acuerdo con la recomendación del doctor. 

RELIGIÓN EN LA UNIÓN SOVIÉTICA

En Leningrado me encontré con un antiguo compañero de escuela, Rev. Padre Leopold Brim, quien había asistido conmigo a la escuela parroquial “Sagrado Corazón” en New Bedford. Es un sacerdote católico romano, de ascendencia franco-canadiense como yo, que vive en la Unión Soviética y practica su fe allí. Desde luego resultaba de gran interés para mí, por el hecho de ser yo un practicante católico y de haberme encontrado con un amigo de la infancia que era un sacerdote católico en la Unión Soviética.

Me dijo que el gobierno soviético no tenía ningunas intenciones de interferir con él o con sus feligreses, ni de impedir que practicase libremente su religión. Por supuesto que existe mucho sentimiento antirreligioso entre los obreros, me dijo. Esto es natural, porque, como me explicó, durante el zarismo la religión fue usada por el capitalismo para reprimir a los obreros. Desde que los obreros tienen ahora su propio gobierno y no existe más un gobierno capitalista, la iglesia ha sido separada del Estado. La religión es ahora lo que debe ser: un asunto personal. Cuando le pregunté por qué muchas iglesias se han cerrado y han sido usadas para otros fines, me explicó que la mayoría de la gente que sigue las doctrinas de la iglesia son personas mayores, y que son muy pocos como para contribuir al mantenimiento de tantas iglesias y pagar los impuestos de los bienes de la iglesia. 

PRIMERO DE MAYO EN MOSCÚ

Jóvenes estudiantes construyen una noria , años 30No tengo las dotes de orador o poeta para poder describir el Primero de Mayo en Moscú. El espectáculo de obreros libres y felices, marchando por millones, despreocupados, cantando, ciento por ciento apoyando a su gobierno, mientras el Ejército Rojo marchaba y aviones rugían en lo alto para mostrar al mundo la disposición de los obreros soviéticos en defender su gobierno; el temple de los jóvenes; las personas de 75 años o más, que habían conocido la opresión bajo el zar, marchando cogidos de los brazos con los niños que habían crecido bajo el Socialismo—todo eso fue una experiencia tremenda para mi, de la cual jamás podré olvidarme.

El Primero de Mayo en Moscú sin dudas hace de Mr. Hearst un mentiroso, así como a sus escritorzuelos pagados, a los así llamados “Socialistas” como Lang, Smith, Admiral Stirling, Ripley, y al resto de esa jauría. En mis 6.000 millas de viaje por la Unión Soviética, incluyendo Ucrania, no vi un solo caso de hambre o desnutrición, sino todo lo contrario, un pueblo sano y feliz trabajando valientemente para construir el socialismo. Mandamos un telegrama a los Amigos de la Unión Soviética y a las sedes del Partido Socialista confirmando esto. 

EDUCACIÓN

La Unión Soviética es el único país del mundo donde a los estudiantes se les paga mientras estudian. En todos los lugares donde estuvimos se construían nuevas escuelas. La gente leía en cada fábrica o taller, en los tranvías, en la calle. El día en que se publica alguna nueva novela sobre el avance del Socialismo en la Unión Soviética, se produce una carrera desenfrenada en las librerías, y con frecuencia, antes de que anochezca, la primera edición completa se agota.

En Gorlooka visité una casa de húerfanos, donde niños desde 4 a 12 años, cuyos padres han muerto, viven y estudian. Elegí a un chico de alrededor de 11 años y lo entrevisté a través de un intérprete. Sus respuestas claras y la aprehensión de la información me asombraron.

“¿Qué forma de gobierno preferirías tener — el de Alemania o el de la Unión Soviética?”, le pregunté.

“¿Se da cuenta usted de todo lo que tendríamos que sacrificar si regresáramos al capitalismo?”,respondió. “Aquí todo el mundo trabaja, tenemos bastante para comer, ropas, y sobre todo, libertad. ¿Qué tienen en Alemania? La opresión de la clase dominante. No hay libertad de expresión. Existe un loco que se llama Hitler que masacra o manda a las prisiones aquellos que discrepan de él y no aprueban su forma de gobierno.”

Intenté ponérselo más complicado, pensando que seguramente no sabría nada al respecto, y le pregunté:

“¿Qué piensas de Huey Long?” El chico me contestó: “Tenemos algunos Huey Longs en Rusia, solo que aquí los llamamos por su nombre: globos. Grandes bolsas rellenas de aire caliente.”

Cuando terminé de preguntarle, entonces él comenzó a entrevistarme a mí. Preguntó muchas cosas acerca de nuestros sindicatos, de las condiciones de trabajo en Estados Unidos, y así sucesivamente. “¿Qué piensa usted de la N.R.A. (National Recovery Administration)?”, me preguntó de repente.

Le hice un guiño al intérprete. “Es algo bueno,” le dije al chico. “Si se pone al servicio del trabajo vamos a obtener todo lo que queremos.”

El chico miró perplejo y le dijo al intérprete: “O este tipo está loco, o es muy ignorante, o simplemente se está burlando de mi. Todo el mundo sabe que la N.R.A. es buena para una sola cosa: para incrementar los beneficios de los dueños a costa de los obreros.”

Quiero enfatizar el hecho de que los niños rusos, sin embargo, no son amanerados, ni están mimados, ni son impertinentes. Tienen una seguridad y un dominio de sí mismos que solo la verdadera libertad puede ofrecerles. 

DE VUELTA A LA TIERRA DEL DESEMPLEO

Al regreso de Leningrado por la ruta del Canal de Kiel, veíamos con frecuencia obreros alemanes. Los saludábamos y ellos nos respondían con el saludo nazi alargando sus brazos hacia afuera en ángulo. Luego miraban cuidadosamente a su alrededor, llevaban lentamente sus brazos hacia atrás y apretaban sus puños en saludo rojo a la hoz y al martillo que ondeaba en nuestra proa.

En Londres dos cosas me llamaron la atención: la suciedad del metro en comparación con el de Moscú, y las multitudes de personas paradas mirando las vidrieras de los negocios, en los cuales difícilmente alguien entraba. En Moscú las tiendas están repletas de personas, y el gentío corre de una tienda a otra, como si tuvieran temor de que los productos fueran a desaparecerantes de poderlos comprar.

No hacía ni cinco minutos que me encontraba en Nueva York cuando vi una manifestación con policías que amenazaban a los manifestantes.

Mucho más no puedo relatar por falta de espacio. Me hubiera gustado hablar de cómo se tratan a las 168 diferentes nacionalidades de la URSS y la absoluta falta de prejuicios raciales que existe; haber escrito largo sobre el Ejército Rojo y su papel en promover la paz; de la libertad de prensa y la enorme cantidad de periódicos y libros que se venden o se entregan a los obreros; del maravilloso nuevo metro de Moscú, donde al dejar caer una colilla de cigarro, recibí una reprimenda de un obrero protestándome por estar ensuciando su metro con una simple colilla; de las nuevas casas, escuelas, fábricas y hospitales que se construyen por todas partes; de la maravillosa solidaridad de los obreros; de cómo me divertí con ellos en sus días de descanso, yendo a picnics, cantando con ellos, comiendo su buena comida, bebiendo su buen vino; de las cooperativas de producción agrícola, en una de las cuales, después de inspeccionar la porqueriza, nuestro delegado campesino dijo: “Diablos, aquí tratan mejor a los cerdos que como nos tratan a los campesinos en Michigan”; de los teatros obreros, museos, parques de cultura y descanso, y muchas otras cosas más.

Todo lo que puedo decir es esto: HEARST MIENTE. El Socialismo funciona; lo he visto yo funcionar en la Unión Soviética.

No aprendan sobre la Unión Soviética de los enemigos de los obreros— los Hearts, los Langs, la prensa capitalista. Conozcan de la Unión Soviética a partir de las publicaciones de los Amigos de la Unión Soviética, de los hermanos de sus sindicatos, miembros de sus iglesias y organizaciones fraternales, que han estado allá y han visto el Socialismo en la práctica, que se han dado cuenta de que sí funciona.

Pequeños simbolos grandes gestos revolucionarios

Muchas veces en la vida los pequeños símbolos que nos acompañan en nuestro que hacer cotidiano consiguen ser los sentimientos mas importantes en el motor revolucionario de las personas que mil citas filosóficas. Simplemente para muchas personas comprender o emprender un acto que cambien a mejor sus vida de pende de un pequeño símbolo, como unos zapatos blancos que eran el tesoro mas preciado de un pequeña niña desposeída y maltratada por la injusta política de los que mas poseen. Se convirtieron en el símbolo de la revolución.

 22 de abril de 2013


Nemesia prefiere morir que regresar al pasado

Extraído de cubadebate.

                                                                 Museo Playa Girón. Fotografía Daylén Vega

La luna vela el sueño de la ciudad dormida cuando empreimos el viaje. Ibamos tras la historia, buscábamos redescubrinos en aquella región humilde, en el ambiente de los carboneros, en el azul de las aguas que bordean la zona, las mismas que en abril de 1961 se ensobreciron con el brutal ataque.
 
Conocíamos los hechos, sabíamos del horror, de las víctimas, de la angustia. Cientos de veces escuchamos hablar de los sucesos, nos contaron de los aviones, de las bombas, los camiones repletos de pobladores, personas inocentes que eran asesinadas. Personas cuyo único delito fue el de respaldar una Revolución que les cambiaba la vida, que los hacía humanos, al tiempo que le devolvía la dignidad robada por los gobiernos de la República Neocolonial. 

Llegamos a Playa Girón 52 años después de que los mercenarios, armados y entrenados por el  gobierno de los Estados Unidos, atacaran la Ciénaga de Zapata. Al caminar por sus calles, compartir con los cenagueros, nos descubrimos frente al mismo pueblo que apoyó al Ejército y las Milicias comandadas por Fidel Castro, e hicieron posible la derrota de los invasores en apenas 72 horas.
Luego nos dirigimos a Soplillar, poblado donde aun vive la niña de los zapaticos blancos. Nemesia, la flor carbonera que inspiró al Indio Naborí a escribir la más triste de sus elegías.

NEMESIA REMEMORA…


Nemesia Rodríguez. Fotografía Yuliat Acosta



Mi papá llegó a la casa y dijo que era una invasión, yo siempre le digo a la juventud que no piensen en una niña de 13 años de estos tiempos, que piensen en una niña de 13 años de 1961. Yo no sabía lo que era una invasión, y cuando mi papá dijo que nos trasladábamos a Jaguey Grande yo eché mi mejor ropa y mis zapaticos blancos.

Un avión atacó el camión donde yo iba, mató a mi mamá, hirió a mis dos hermanos, y a mi abuelita.

Después el Indio Naborí entró como periodista, él estaba dirigiendo los alfabetizadores en Varadero y Celia Sánchez habló con él para que hiciera una crónica acerca de lo que había ocurrido a la familia.  Empezó a tirarle fotos a los escombros y ahí encontró los zapaticos blancos dentro de la cajita.

Cuando se presentó delante de mí con los zapatos, yo empecé a llorar porque hacía muy poquito que habíamos sepultado a mi mamá, y fue tanta la tristeza de ver mi ilusión… porque todo niño tiene una ilusión. Cuando los tuve en las manos los perdí así.

Él dice que yo le hablé con tanto cariño, con tanta tristeza de lo que me había sucedido, que llegó a su casa y le dijo a su esposa: ¡ay! Eloína, yo no voy a poder escribir la crónica que Celia me pidió, porque tengo una cosa en mente que tengo que escribirla ahora.
Y se sentó y escribió Elegía de los Zapaticos Blancos.
Nemesia recuerda haberle pedido a su mamá que le comprara los zapaticos, pero ésta solo pudo complacerla al Triunfo de la Revolución, ya que por lo cenagoso del terreno un par de zapatos blancos en la Ciénaga de Zapata, no resultarían prácticos.

Los Zapatitos Blancos. Fotografía Daylén Vega.
Después del triunfo de la revolución fue que mi mamá pudo comprarme los zapaticos blancos, en el mes de abril del año 1961. Yo recuerdo que me los puse una vez.



LA REVOLUCIÓN DE FIDEL…





Fidel en la clausura del VI Congreso del Partido. Fotografía Ismaél Francisco


Después que triunfó la revolución fue todo distinto, se puede estudiar, ahora mis nietos estudian, mi hija es ingeniera. La revolución lo ha puesto todo en manos de los cenagueros. Creo que si uno se pone a analizar, es como si fuera de noche y llegara el día, llegara el sol.
 Fidel es todo. Fidel es lo más grande que ha dado el mundo. Cada vez que yo he estado cerquita de él, me inspira una fuerza… Muchas personas que han estado cerca de él, dicen que sienten eso que yo siento, un nerviosismo, un temblor, que no podía decirle las cosas tan lindas que yo pensaba.
La última vez que lo vi me abrazó y tuve otra vez el mismo sentimiento de fuerza que él me transmitió en el VI Congreso del Partido.


Nemesia en Soplillar. Fotografía Yuliat Acosta

Cuando Raúl me cedió el asiento comprendí la responsabilidad que era que el presidente se pusiera de pié para que se sentara esta guajira de la Ciénaga de Zapata. Sí, porque yo me siento orgullosa de ser guajira. Le pregunté a Raúl: ¿ahí? Y él me dijo: sí, ahí. Entonces, cuando me senté me empezó a faltar el aire, comencé a toser, y Ramiro Valdéz me alcanzó una servilleta. Fidel me dio por el muslo y me preguntó: ¿Nemesia, a los 50 años todavía te gustan tanto los zapaticos blancos?

Entonces ya él me transmitió esa confianza, de modo que empecé a sonreírme y terminé sintiéndome más cómoda en aquellos momentos.

A Fidel lo quiero mucho. Que viva porque lo necesitamos en Cuba y en el mundo. Raúl es su sustituto y estamos conformes con él, pero Fidel nos hace mucha falta o por lo menos yo lo siento así.  Lo vi en la inauguración del centro educacional y lloré mucho, lo vi así, como triste, y me sentí triste yo.

A los 65 todavía prefiere zapatos blancos. Fotografía Yuliat Acosta
A los 65 años, Nemesia sigue allí, en aquel poblado humilde, tierra de carboneros. Hoy tiene zapatos blancos y los luce orgullosa, como el triunfo de la Revolución que representan.
No podemos regresar al pasado, porque si regresamos al pasado vamos a volver a vivir la misma miseria y el mismo malestar. Esa explotación del hombre por el hombre, esa forma de maltratar al pobre, de maltratar al campesino, al guajiro, al negro. Esa forma de explotación la juventud no puede permitir que vuelva a Cuba, aunque en eso tengamos que morir todos. Es preferible morir que regresar al pasado.