7 de abril de 2013
La venganza de Marx: cómo la lucha de clases da forma al mundo
Por Nikolai
Erlib. Enviado por Natalia Orlova. Reproducido por el Partido Comunista
de los Obreros de Rusia-Partido Comunista Revolucionario. Traducción
Marcos Durán e Igor T.
Comentario al artículo, muy notable, realizado por Michael Schumann para la revista "Time". El
autor describe la insondable brecha creciente que separa a ricos y
pobres, y ve esto como una amenaza de venganza histórica de Karl Marx,
que de repente tiene razón en su diagnóstico sobre el capitalismo, pues
los derechos de los trabajadores están siendo liquidados abiertamente
por el triunfo pasajero del capitalismo.
Schumann,
como muchos antes que él, hablaron en un tono similar mostrando que en
toda nuestra realidad, no ve que haya habido una modernización del
sistema actual. Hace
poco en unos comentarios se preguntaba si se ha "modernizado el
capitalismo de 3,0", lo que ahorraría al sistema existente de tantos
beneficiarios. Yo
personalmente no veo ninguna razón para entender que haya esta
actualización, ni que puedan ser vista por los economistas occidentales.
La medida, es entender en
términos de la ciencia burguesa o marxista las causas profundas de la
crisis actual, sino mantener el viejo modelo, que ahora visiblemente se
derrumba, y que no pueden proponer una solución distinta, de las formas
paliativas de mantenimiento del sistema existente a flote. Por
supuesto, esta pobreza ideológica, contrasta especialmente con el
marxismo, que cuenta con un conjunto de soluciones posibles para un
tiempo largo y con una elaborada teoría práctica. En
realidad, esto es lo que los autores temen, que la crisis actual ha
dado lugar no sólo a la verdad teórica y sino a la verdad práctica de
Marx.
También
es de destacar la importante observación de Schumann, en la manera de
mejorar el destino socialista del capitalismo, salvando la debacle del
sistema actual. A
medida que la crisis se desarrolla, la polarización de las formas de
resolverla crecerá y muchos moderados de los partidos de izquierda y
movimientos con crecientes contradicciones internas por romper con el
orden mundial existente, les impulsará a tomar una dirección u otra.
El
intento del autor para situar la posición de los problemas chinos son
comprensibles, pero China siente los efectos de la crisis, y no a través
de las ondas que le llegan desde el epicentro norteamericano. Debido
a que existe un temor muy claro que si los legisladores chinos no
quedan en medidas abstractas y reforman el sistema capitalista, estas
reformas se quemarán en el fuego de la lucha de clases, porque dentro
del enfoque del "civilizado Toynbee" significaría el fin de la
civilización occidental, ya que según Toynbee, todas las civilizaciones
existentes han sido víctimas de guerras o por la lucha de clases. El
historiador británico, que cuando existía la URSS emitía sus juicios
desde el ala de las contradicciones del Marx burgués en la mitad del
siglo XX, pregunta retóricamente (ver "La civilización ante el tribunal
de la historia") si la civilización occidental es una excepción a esta
regla. Ahora
bien, es muy posible que en vida de la actual generación se constate
que las excepciones a esta regla no existen, y que no hay otras
direcciones solamente los dos enfoques diferentes, o la actual o la
marxista, y que las dos darán el mismo resultado, a saber, la muerte de
Occidente como una civilización opresora y la muerte del capitalismo
como sistema.
Pensemos que Karl Marx está muerto y enterrado. Con
el colapso de la Unión Soviética y el gran salto adelante de China del
comunismo al capitalismo, estos acontecimientos se convirtieron nada más
como un telón de fondo extraño de las peripecias que se desarrollan en
las películas de James Bond, y la filosofía desviada de Kim Jong Il. Parece
que la lucha de clases, que según Marx, debe determinar el curso de la
historia, simplemente se desvaneció en la era del libre comercio y la
prosperidad de la empresa. La
globalización es un resorte de gran alcance que conecta todos los
rincones más remotos del mundo, recaudando el beneficio financiero
global, mediante bonos, outsourcing, e "ilimitada" producción, sobre
todo gracias a los genios tecnológicos de Silicon Valley a las chicas de
las granjas chinas, cualquiera tiene una buena oportunidad de hacerse
rico. En
las últimas décadas del siglo 20 en Asia se experimentaron los más
significativos intentos en la historia de la humanidad, por reducir la
pobreza, y todo gracias a las herramientas capitalistas del comercio,
los negocios y la inversión extranjera. Obviamente,
parece que el capitalismo cumple su promesa de elevar el nivel de vida
de cada uno a un nuevo nivel de riqueza y prosperidad.
Si así pensáramos, dada
la prolongada crisis de la economía mundial, y el hecho de que las
personas que trabajan en todo el mundo sufren un crónico desempleo, las
deudas y la falta de crecimiento de los ingresos, corrobara la fuerte
crítica de Marx al capitalismo, en particular por el hecho de que el
sistema es inherentemente injusto y autodestructivo. El autor no puede a
su antojo, desconectar y poner en "off" a Marx,
porque describió como el sistema capitalista llevará inevitablemente al
empobrecimiento de las masas, ya que la riqueza del mundo se concentra
en las manos de una minoría codiciosa que causan las crisis económicas, y
el conflicto creciente entre los ricos y la clase obrera, "La
acumulación de riqueza en un polo es al mismo tiempo la acumulación de
la miseria, de los tormentos del trabajo, la esclavitud, la ignorancia y
toscamente la degradación moral en el polo opuesto" (El Capital. Carlos
Marx).
Unas
crecientes evidencias sugieren que tal vez se acercan sus razonamientos
al presente actual. Y en contra de los medios, la realidad está más enfrentada con las estadísticas que prueban que los ricos se hacen más ricos y la clase media y los pobres, no son más pobres. El
informe de septiembre hecho publico por "Economic Policy Institute de
Washington", decía que en los EE.UU. en 2011, el ingreso promedio anual
de los hombres que trabajan a tiempo completo, era de 48.202 dólares
menos que en 1978. Según
los expertos del Instituto, de 1983 a 2010 en los EE.UU. el 74% del
aumento de la riqueza, representaron el 5% de las personas más ricas del
país; mientras que el 60% de los ingresos de los más pobres en el país
cayeron. No es sorprendente que algunos han decidido volver a visitar las obras del gran filósofo alemán del siglo XIX. En
China, un país marxista que han recordado al filósofo. Zhuntszyun Yu
(Yu Rongjun), que inspirado en los acontecimientos del mundo, escribió
un musical basado en "El Capital" de Karl Marx. "Ahora es exactamente como se describe en este libro", dijo el dramaturgo.
Esto no quiere decir que Marx tenía todas las recetas. "La dictadura del proletariado" no funcionó como estaba previsto. Pero las consecuencias de esta creciente desigualdad, Marx lo predijo: de nuevo hay una renovada lucha de clase. La clase obrera de todo el mundo cada vez está más iracunda y exigen su parte que le corresponde de la economía global. Desde
el Congreso de los EE.UU. a las calles de Atenas, bajo los entresuelos
chinos, se desarrollan los acontecimientos políticos y económicos, que
cada vez son más dependientes de la tensión creciente entre el capital y
el trabajo, que han logrado llegar a un nivel que no se veía desde los tiempos de las revoluciones comunistas del siglo 20. A
partir de eso, se traducirá en una gran lucha que dependerá de la
dirección de la política económica mundial, es el futuro del estado del
bienestar, es la estabilidad política en China, así como quién llevará
las riendas desde Italia a los Estados Unidos.
¿Qué diría Marx hoy? Algo así como "te lo dije"; como Richard Wolff, un economista de la New School de Nueva York. "La diferencia de ingresos conduce a una tensión que no había visto antes en mi vida. "
¿Qué diría Marx hoy? Algo así como "te lo dije"; como Richard Wolff, un economista de la New School de Nueva York. "La diferencia de ingresos conduce a una tensión que no había visto antes en mi vida. "
La
sociedad está dividida en el "99%" (la gente común, tratando de
sobrevivir), y el "1%" (super-ricos, las personas que se están
enriqueciendo día a día.) De acuerdo con una encuesta realizada por el Pew Research Center en el año 2012, dos
terceras partes de los encuestados creen que los EE.UU. están ahora en
un conflicto "grave" o "muy grave" entre ricos y pobres, es un 19% más
que en 2009."
Estos conflictos caracterizan la política estadounidense. La
guerra de guerrillas en torno a la cuestión de cómo lidiar con el
déficit presupuestario, en su mayor parte es una lucha de clases. Tan
pronto como el presidente Barack Obama habla sobre la forma de aumentar
los impuestos para los más ricos a fin de cerrar el déficit
presupuestario, los conservadores empiezan a gritar que quiere iniciar
una "lucha de clases" en contra de los estadounidenses ricos. Sin embargo, los propios republicanos están de alguna manera interviniendo en esta lucha de clases. El plan
republicano para mejorar el presupuesto de salud efectivamente
transfiere la carga a la clase media y los pobres, al reducir los costos
de la seguridad social. Obama en su campaña hizo hincapié en el hecho de que los republicanos no quieren escuchar las necesidades de la clase obrera. El candidato
en las elecciones del Partido Republicano, Mitt Romney en palabras de
Obama, tiene un plan para la economía de EE.UU. en un sólo punto:
"garantizar que los ricos jueguen con reglas diferentes".
Entre
todas estas declaraciones, hay señales de que el nuevo clasismo
estadounidense tiene un impacto en el contenido de los debates acerca de
las políticas económicas de la nación. Esta
economía de goteo, enseña que el éxito de los ricos, ese 1% de seguro
sanitario, beneficiará al restante 99% de la población, pero ya han
salido críticos. David
Madland, director del Centro para el Progreso Estadounidense, una
organización de investigación en Washington, dijo que durante la campaña
electoral de 2012 fue el foco de la restauración de la clase media y la
búsqueda de un nuevo programa económico, que puede ayudar a realizar
esta tarea. "Toda la filosofía de la economía al revés", dijo. "Veo que lo que está ocurriendo llevará a un cambio fundamental en las conciencias".
La ferocidad de la nueva lucha de clases es mucho más pronunciada en Francia. En
mayo de 2012, cuando la crisis financiera y los recortes
presupuestarios consolidados profundizaron la brecha entre ricos y
pobres, los franceses votaron por el candidato socialista Francois
Hollande, quien dijo una vez: "Los ricos no son como nosotros". Permaneció fiel a su palabra. Un
factor clave que ha ayudado a ganar, fue la promesa para sacar más
dinero de los ricos para mantener el estado de bienestar francés. Para
evitar fuertes recortes del gasto, al revés de otras políticas de otros
países europeos, Hollande planea elevar el impuesto sobre la renta para
los ricos al 75%. Aunque
el Consejo Constitucional no le ha permitido continuar con su plan,
Hollande todavía sigue buscando formas de introducir tal medida. Al mismo tiempo, Hollande ha comenzado a aplicar políticas encaminadas a resolver los problemas de la gente común. Abolió
la impopular entre la gente decisión de su predecesor de aumentar la
edad de jubilación, lo que es lo mismo a los 60 años, para algunas
categorías de trabajadores. Mucha gente en Francia quieren que Hollande fuera aún más lejos. "La
ley del aumento del impuesto debería ser el primer paso para que el
gobierno reconozca que la forma actual del capitalismo ha llegado a ser
tan injusto e ineficiente que puede colapsar si no se emprenden reformas
fundamentales", dijo Charlotte Boulanger, cuya actividad consiste en el
desarrollo de estrategias para las ONG.
Sin
embargo, su táctica provocó que la clase capitalista tomara
represalias. Mao Zedong, insitió en que "el poder nace del cañón de
pólvora", pero en un mundo donde el capital es cada vez más móvil, el
arma de la lucha de clases también está cambiando. En
lugar de pagar a Hollande, algunas marcas francesas millonarias se van
fuera del país, llevando consigo los tan necesarios puestos de trabajo y
la inversión. Jean-Emile
Rosenblum, fundador Pixmania.com, sugirió mejorar la vida y los
negocios en los EE.UU., donde, en su opinión, el clima es mucho más
propicio para los negocios. "la
intensificación de la lucha de clases, es una consecuencia normal de
cualquier crisis económica, pero la explotación política de este
conflicto es demagógica y discriminatoria", dice. "En
lugar de depender de los empresarios para crear empresas y puestos de
trabajo, lo que nos han hecho en Francia es expulsarnos".
La brecha entre ricos y pobres es quizás más evidente en China. La ironía es que Obama y el recién nombrado Presidente de China, Xi Jinping, tienen que resolver el mismo problema. La lucha de clases en crecimiento, este fenómeno no sólo se desarrolla lentamente, descubre las grietas del mundo industrial. Incluso
en una economía como la china, de mercado en rápido desarrollo, la
fricción entre ricos y pobres se está convirtiendo en un importante reto
para los responsables políticos. Contrario a la creencia de que muchos estadounidenses y europeos están enojados, China no es un paraíso para los trabajadores. "Tazón
de arroz de hierro", garantizó el trabajo Mao, permanente para todos,
es una promesa del pasado, junto con el maoísmo, y durante la reforma de
las condiciones de los trabajadores, han disminuído sus derechos. Incluso
a pesar de que los salarios de los trabajadores de las ciudades de
China están creciendo rápidamente, la brecha entre ricos y pobres es
enorme. Otro
estudio realizado por Pew encontró que casi la mitad de los encuestados
chinos creen que la brecha entre ricos y pobres, es un problema serio, y
8 de cada 10 chinos están de acuerdo con la afirmación de que "en China
los ricos se hacen más ricos y los pobres más pobres".
El resentimiento casi ha alcanzado el punto de ebullición en las ciudades industriales de China. "Los
extranjeros piensan que tenemos una buena vida, pero la vida real en la
fábrica es muy diferente del ideal", dice Peng Ming, uno de los
trabajadores de fábricas en el sur del enclave industrial de Shenzhen. "Largas
horas de trabajo, aumento de los costos, administradores indiferentes a
las demandas obreras, los atrasos salariales, nos estamos pareciendo al
proletariado occidental"; "Marx escribió: Los
ricos ganan dinero mediante la explotación de los trabajadores", dice
Huan Guohau, otro empleado de la fábrica en Shenzhen. "El comunismo, esto es lo que esperamos". Según
ellos, si el gobierno no toma ninguna medida para mejorar su calidad de
vida, estarán listos para funcionar de forma independiente. "Los trabajadores se organizarán", predice Peng. "Los trabajadores nos uniremos".
Tal vez esto ya está sucediendo. Describir el crecimiento del descontento de los trabajadores chinos es difícil, pero los expertos dicen que está creciendo. La
nueva generación de trabajadores de las fábricas, conocen las
experiencias de sus padres, gracias a Internet, más abiertamente
expresan sus demandas para aumentar sus salarios y condiciones de
trabajo; Si bien la respuesta del gobierno fue mixta. Los
legisladores han elevado el salario mínimo, las leyes laborales
defienden a la clase obrera, la protegen, de sus derechos y, en algunos
casos, incluso les permiten organizar una huelga. Sin embargo, el Gobierno aún no aprueba el activismo individual, y a menudo se utiliza la fuerza. Esta táctica ha privado al proletariado, a la dictadura del proletariado de fe en su poder. "El gobierno piensa que las compañías son más fuertes que nosotros,", dijo Huan. "Si
el gobierno no va a reformar la economía, el trabajador chino ordinario
tiene que beneficiarse del crecimiento de la economía nacional, y si
esto no es así, se correrá el riesgo de provocar disturbios sociales".
Marx predijo precisamente este efecto. Cuando
el proletariado consciente de sus intereses de clase comunes, derrocará
al sistema capitalista injusto, lo sustituirá por un nuevo paraíso
socialista. Los Comunistas
abiertamente 'declaran que sus fines pueden ser alcanzados sólo la
destrucción de todas las condiciones sociales existentes, como Marx bien
exhortó: "Los proletarios no tienen nada que perder más que sus cadenas". Actualmente,
existe la evidencia de que los trabajadores de todo el mundo tienen un
resentimiento de que sus perspectivas son miserables. Decenas
de miles de personas salieron a las calles en Madrid y en Atenas para
protestar contra el desempleo generalizado y las medidas de austeridad,
que sólo agrava la situación.
Mientras la revolución que predice Marx no se ha materializado. Es posible que los trabajadores de todo el mundo comparten los mismos problemas, pero no se han unido para resolverlos. El número
de miembros de los sindicatos estadounidenses, por ejemplo, siguió
disminuyendo durante todo el período de la crisis, mientras que el
movimiento Occupy Wall Street ganó impulso. Según Jacques Rancière, un experto en el marxismo de la Universidad de París, los manifestantes no tenían el objetivo de sustituir al capitalismo como Marx predijo, nada más quieren reformarlo. "No
vemos ninguna clase manifestante, que exigiría el derrocamiento o la
destrucción del actual sistema socioeconómico, explica. La clase
de conflicto que se traduce hoy es una llamada para arreglar el sistema
para que sean más viables mediante la redistribución de los beneficios
".
A pesar de estas llamadas, el sistema económico actual sigue alimentando las divisiones de clase. Altos
funcionarios de China están tratando de resolver el problema de la
brecha de ingresos, sólo de nombre, evitando reformas reales que pueden
ayudar a hacer esto. Los endeudados gobiernos
europeos han reducido drásticamente los programas de bienestar, con un
aumento del desempleo y la falta de crecimiento económico. En la mayoría de los casos, la decisión sobre la reforma del capitalismo se reduce sólo a fortalecerla. Los
legisladores de Roma, Madrid y Atenas bajo presión, han tenido que
improvisar impuestos para los tenedores de bonos, pero se ven obligados a
privar a los trabajadores de la protección social y debilitar aún más el control de los mercados internos. Owen Jones, autor de "La clave: La demonización de la clase obrera", lo define que hay "lucha de clases desde arriba ".
Ya poco falta para detener el cambio de sistema social. Y ello ocurre, aunque el surgimiento de un mercado de trabajo mundial privó de influencia a los sindicatos en todo el mundo desarrollado. Los
izquierdistas, revisionistas de derecha, desde el momento del ataque
inicial del libre mercado en la época de Margaret Thatcher y Ronald
Reagan, no podían ofrecer una alternativa digna de atención. " Casi
la totalidad de los partidos de izquierda y progresistas en algún
momento han contribuido al surgimiento y expansión de los mercados
financieros, e inhiben el desarrollo del otro sistema de seguridad
social a fin de demostrar que estos actuales, son capaces de
reformarse, dice Rancière. "Yo
creo que los gobiernos laboristas o socialistas, y de otros partidos
tienen muy pocas oportunidades, por muchas reformas que intenten de
reemplazar, el sistema económico existente "
Por lo tanto, nuestra perspectiva es bastante sombría: Marx no sólo diagnostica los defectos del capitalismo, sino que también lo define a partir de las consecuencias. Si
los legisladores no encuentran la manera de garantizar oportunidades
económicas justas, los trabajadores del mundo se unirán. Marx todavía tiene la oportunidad de tomar venganza.
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