Mauthausen, 12 de mayo de 2013: España ya no puede caer más bajo / Pedro A. García Bilbao
Publicado en 2013/05/20
(en la foto, los escolares y miembros de las asociaciones memorialistas españolas tras los actos)
Pero ¿es que no podemos ser un país normal? ¿es que además de todo lo que pasa —que ya es— tenemos que seguir soportando estas humillaciones?
Murieron
en los campos alemanes más de 7000 españoles. Un puñado en medio de un
océano de sufrimiento, pero 68 años después, su estado, su país, les
sigue despreciando y considerando como apátridas. Que el estado español
participe en píe de igualdad en los actos de Homenaje en Mauthaussen
exige voluntad y sentimiento, no los hay. Sorprende la incomodidad que
estos actos le suponen al Estado Español. El ministro de Defensa y el
ministro del Interior deberían saber —o quizá lo sepan demasiado bien—
que la casi totalidad de los asesinados fueron militares españoles,
combatientes en las filas de la República Española. La ausencia de una
misión militar de honores española en los actos sólo tiene un
significado: no son de los
nuestros, no son más que un despojo del pasado que prefieren olvidar. O
eso, o la estupidez supina de no saber valorar correctamente este
tipo de actos.
El
resultado no puede ser más patético. Apenas un par de días después, en
un acto de conmemoración de la fundación de la Guardia Civil,
excombatientes voluntarios en las filas del Tercer Reich recibieron
placas conmemorativas: «es una asociación legal», afirmó la Guardia
Civil para explicar el acto presidido por la Subdelegada del gobierno en
Catalunya. Cuando se contemplan los dos sucesos, el resultado es
desolador. En Madrid, en esos días, los actos en el cementerio de
Fuencarral dedicados a los españoles que lucharon por la libertad de
Europa en las filas aliadas en 1936-39 y 39-45 no contaron con presencia
oficial. ¿increíble? No, esto es España.
El
régimen franquista, —ese que todavía sigue haciendo valer su legalidad
en España en pasadas sentencias, tribunales y en la actual forma de
Estado, ese que logró una ley de Amnistía y con ella impunidad total
para sus crímenes—, les arrebató su nacionalidad y favoreció su
deportación a los Campos de la muerte del III Reich. Les arrebató su
nacionalidad entonces, sin que el actual estado democrático haya
declarado nula esa decisión criminal, sin que se haya investigado las
responsabilidades de los que autorizaron la deportación de miles de
prisioneros hacia la muerte. En los campos existieron oficinas de enlace
de falange exterior para filtrar a los prisioneros cuyos archivos
siguen siendo «reservados» cuando no destruidos
por orden del gobierno en la Transición.
No
fueron solamente los nazis, la complicidad del régimen español fue
necesaria. Cuando Himmler visitó Madrid en 1940 se decidieron muchas
cuestiones sobre los prisioneros, las extradiciones y la colaboración
entre la Gestapo y la DGS franquista; no nos llevaríamos ninguna
sorpresa si viésemos los apellidos de todos los implicados. Unos viven,
otros ya no están, algunos tienen a sus hijos bien situados en la
actualidad con capacidad de decisión en el estado. Para la Marca España
estas cosas son irrelevantes; si afirmo que estamos sometidos a hijos
def fascistas convertidos en «neoliberales« puede parecer una
exageración, pero si comprobamos los nombres y las posiciones de los
padres de algunos de los actuales responsables de nuestra imagen ante el
mundo ahora y en
Hendaya en 1940, quizá viéramos las cosas de forma distinta. Nada es
por casualidad.
Nuestro
estado español realmente existente, este «gobierno de España» que
padecemos, se siente incómodo por este tipo de actos y sigue prolongando
el olvido, el desprecio y la ignominia del viejo estado franquista. A
nuestros ministros la bandera tricolor española les parece que «incita a
la violencia» y les molesta sobremanera exponerse a su presencia en
actos oficiales. El desprecio de este 12 de mayo en los actos en
Mauthausen no es casual, responde a una lógica inserta en la historia
personal e ideológica de este gobierno y del régimen actual. Es mucho el
camino que tenemos por hacer. España ya no puede caer más bajo, sólo la
dignidad de los combatientes antifascistas y de los que fueron víctimas
del fascismo propio y ajeno, salvan a los ojos del mundo a un Estado
Español miserable y mezquino, incapaz de
ofrecer a sus hijos el reconocimiento y la dignidad que merecen.
En
este mayo de 2013, la delegación ciudadana, democrática y antifascista
compuesta por varias decenas de compatriotas, de AGE, de la Amical de
Mauthausen, de Republicanos RPS de Cantabria, de los Institutos de
bachillerato catalanes que acudieron con sus alumnos, de la asociación
de exilados españoles en Austria, y la solidaridad de las asociaciones
de otros países han salvado una vez más el recuerdo de nuestros
deportados. A resaltar el apoyo de las delegaciones oficiales,
institucionales,militares y diplomáticas, de Francia, Rep. Checa,
Serbia, Italia y de otros países que han sabido estar a la altura del
momento y honrado a nuestros muertos. Algo que que el Gobierno de España
ni sabe ni quiere hacer.
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