“La marcha de la juventud hacia el futuro” (clic en la imagen para ampliar, 1814 × 233 píxeles). Derecha: retrato de Renau (Manuela Ballester, México, 1942)
En estos días de recrudecimiento hasta la saturación de la habitual propaganda anticomunista en los medios con motivo del 25º aniversario de la caída del Muro de Berlín a la mayor gloria de personajes tan reaccionarios como Ronald Reagan, Margaret Thatcher o el papa Wojtyla, tomamos el carril contrario para reivindicar la vida y la obra del artista español Josep Renau Berenguer en la República Democrática Alemana (RDA).
Renau (Valencia, 17/05/1907 – Berlín, 11/11/1982), comunista, pintor, artista gráfico, fotomontador, muralista… fue posiblemente el más destacado exponente de la auténtica explosión creativa que surgió durante la Guerra de España en el arte gráfico. Es el autor de algunos de los carteles de propaganda bélica de la República más justificadamente famosos de esta etapa. Después de iniciada la contienda provocada por la rebelión nacionalista-católica de julio de 1936, el Gobierno de Francisco Largo Caballero nombró a Renau, a la sazón con 29 años, director general de Bellas Artes, institución que hasta el final de la guerra, entre otras tareas, veló por la protección y salvaguarda del ingente patrimonio artístico de Madrid en un empeño que podríamos calificar como titánico, poniendo a buen recaudo las obras del Museo del Prado —una de las dos pinacotecas más importantes del mundo junto al Louvre de París— en una resistente capital de la gloria asediada por el enemigo, sometida a cotidianos bombardeos de la aviación nazi y a los ataques de la artillería rebelde desde el principio de la contienda.
“1808-1936. De nuevo por nuestra independencia”, cartel llamando a la movilización general contra el fascismo local y sus aliados extranjeros al inicio de la Guerra de España. Por la elección del lema y su composición y ejecución gráficas, posiblemente el mejor cartel de propaganda política que se haya diseñado en mucho tiempo (o quizá en todos los tiempos). Transmite fuerza y determinación por sus cuatro costados.
Otros dos ejemplos entre muchos de los excelentes trabajos de Renau como diseñador gráfico durante la Guerra de España [clic para ampliar].
Renau, militante comunista, miembro del Comité Central del PCE, como lo fueran años atrás otros destacados miembros de las fuerzas del trabajo y la cultura —sí, la época actual resiste muy mal las comparaciones—, tuvo que abandonar España a través de Francia tras la derrota de la II República como tantos otros obreros e intelectuales antifascistas. Su primer destino fuera de Europa fue México, acogido como miles de exiliados republicanos españoles por el Gobierno de izquierdas de Lázaro Cárdenas, donde realizó sus primeras incursiones en el muralismo junto con otro gran artista del arte sobre pared, el mejicano David Alfaro Siqueiros. Por otra parte, el inicio de su serie de fotomontajes AWL (“The American way of life”), una demoledora crítica de la deriva autoritariamacartista y anticomunista de EEUU y de la belicista pax americana surgida tras la Segunda Guerra Mundial, es también fruto de su estancia en el país hermano…
Dos de los fotomontajes de la serie AWL (“The American Way of Life”), realizada durante las etapas mexicana y alemana del largo exilio de Renau.
Tras su experiencia mejicana, a partir de 1958 Renau se instala en Berlín, por entonces capital de la RDA. De su etapa en la Alemania democrática (su segunda edad de oro junto con la época de diseñador gráfico en la Guerra de España) destacan los trabajos como muralista a partir de mediados de la década de 1960. La técnica que utilizó para sus murales alemanes estaba basada en un material resistente y duradero: la cerámica. Gracias a esta técnica, el arte y la arquitectura se integran de forma evidente en sus creaciones.
Desgraciadamente, debido al giro retrógrado de los acontecimientos en Europa a partir de finales de los 80, parte de su obra en la RDA no se ha conservado hasta nuestros días, como es el caso de su mural La conquista del cosmos, realizado en 1966 para el Círculo de Televisión de Berlín y del que no hemos podido encontrar ni siquiera una reproducción. Por el contrario, sí se conservan sus imponentes murales en la ciudad de Halle Neustadt (hoy un distrito de Halle, Sajonia): La conquista del Sol; así como el doble trabajo El dominio de la naturaleza por el hombrey Unidad de la clase trabajadora y fundación de la RDA (diseñado y ejecutado entre 1971 y 1974), que conforma un colosal díptico que se eleva hasta una altura de 13 plantas del edificio de una residencia de estudiantes en tiempos de la RDA.
“La conquista del Sol” (también titulado “El uso pacífico de la energía atómica”), mural cerámico de 18 metros de longitud por 6 metros de altura para la entrada principal de la sede de la VEB Wasserwirtschaft (organismo de gestión de la energía y el agua) en la plaza Thälman de la ciudad sajona de Halle.
Doble mural de cerámica en la Residencia de estudiantes de Halle Neustadt. En la parte inferior del mural reproducido a la izquierda (‘El dominio de la naturaleza por el hombre’), Renau incluyó un autorretrato. El mural de la derecha, titulado ‘Unidad de la clase trabajadora y fundación de la RDA’, está protagonizado en su parte superior por una gran efigie del alemán Karl Marx, fundador del socialismo científico y del comunismo moderno.
A los ejemplos anteriores de la obra de Renau como muralista en la RDA, es obligado añadir la impresionante composición La marcha de la juventud hacia el futuro (1970-1974), reproducida en la ilustración que encabeza esta entrada. Se trata de una deslumbrante alegoría de la construcción del socialismo que expresa dinamismo a raudales en la línea del mejor futurismo constructivista de la primera vanguardia artística de la Revolución soviética de Octubre. Una reproducción a escala real de La marcha de la juventud… fue instalada en 2008 en el Claustro de la Universidad de Valencia con motivo de una exposición de merecido homenaje a Renau en su ciudad natal [véase la imagen inferior].
A pesar de sucesivas y más o menos esporádicas estancias en España después de la muerte de Franco entre 1976 y 1982, Renau no llegó a establecerse definitivamente en su país y acabó sus días en la RDA. El último trabajo de Josep Renau fue, cómo no, también un mural: La naturaleza, el hombre y la cultura, encargado por el Ayuntamiento de la ciudad de Erfurt, capital de Turingia, para decorar la fachada superior del Centro Cultural Stadt Moskau, luego abandonado tras la reunificación alemana…
Esta última obra de Renau, un testamento vital que derrocha optimismo histórico y anhelos de un futuro luminoso para el hombre ligado a la naturaleza y al desarrollo de la ciencia, la tecnología y la cultura, se puede calificar como póstuma; fue concluída por sus colaboradores en 1983, un año después de la muerte del artista valenciano en Berlín, capital de la República Democrática Alemana.
Sirva esta entrada como modesto homenaje a Josep Renau y al país que lo acogió durante buena parte de su vida.
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