martes, 16 de septiembre de 2014

Novorrosia y el vértigo que produce a la izquierda progre

Para todos aquellos que van de progres postmodernos y que no se solidarizan con la lucha antifascista del Donbás, a quienes hablan con desprecio de la “nostalgia soviética” les conviene una lección de humildad. Aquí está. Si analizasen algo al margen de lo que les dicen los medios burgueses, verían que en el Donbás el sentimiento soviético es amplio, está muy extendido. Eso va a hacer que se agudice la lucha de clases desde ya porque una parte muy importante de la población del Donbás añora la Unión Soviética y eso encaja muy mal con los intereses de los oligarcas y de quienes se fijan en los emblemas zaristas para dar cuerpo a Nueva Rusia.




No me cabe ninguna duda que la lucha de clases se va a agudizar, pero antes os dejo con el homenaje que ayer se hizo en el Donbás a los luchadores antifascistas de ayer y de hoy en un lugar emblemático para la memoria: la tumba de Saur. Era la conmemoración del 71 aniversario de la liberación del Donbás por el Ejército Rojo y del comienzo de la derrota de las tropas nazis alemanas en Ucrania. En los actos participó Zajarchenko, el presidente de la República Popular de Donetsk, que dijo en su discurso:

“Nuestros antepasados fueron capaces de liberar la tierra de la más terrible peste, fueron capaces de hacer lo que nadie ha sido capaz de hacer. Ahora los invasores son los mismos y solo estamos empezando a darnos cuenta de lo difícil que fue para nuestros antepasados luchar, volver a sembrar y construir”. 


La tumba de Saur es un monumento al heroísmo soviético durante la II Guerra Mundial. En Saur están grabados en la piedra los nombres de los 23.238 soldados que murieron en la liberación del Donbás hace 71 años. El monumento fue destruido por los neonazis de la junta de Kiev el pasado 10 de agosto, pero dos semanas más tarde fue recuperado en una contraofensiva de las milicias. El primer vídeo es el de la reconquista. El segundo, el del homenaje popular a un símbolo soviético irrenunciable para la población del Donbás. Las siete cruces que veis en este segundo vídeo son de los milicianos que murieron durante su recuperación. Por eso les han enterrado ahí, junto a los luchadores antifascistas de hace 71 años. Estos héroes antifascistas serán siempre recordados.




La Comuna, de Peter Watkin

"La memoria de los luchadores de la Comuna es honrada no sólo por los obreros franceses, sino también por el proletariado de todo el mundo, pues aquella no luchó por un objetivo local o estrechamente nacional, sino por la emancipación de toda la humanidad trabajadora, de todos los humillados y ofendidos. Como combatiente de vanguardia de la revolución social, la Comuna se ha ganado la simpatía en todos los lugares donde sufre y lucha el proletariado ... El tronar de los cañones de París ha despertado de su sueño profundo a las capas más atrasadas del proletariado y ha dado en todas partes un impulso a la propaganda socialista revolucionaria. Por eso no ha muerto la causa de la Comuna, por eso sigue viviendo hasta hoy día en cada uno de nosotros. La causa de la Comuna es la causa de la revolución social, es la causa de la completa emancipación política y económica de los trabajadores, es la causa del proletariado mundial. Y en este sentido es inmortal."

V. I. Lenin

Peter Watkins fue uno de los muchos realizadores de documentales que tuvieron cierto éxito partiendo de una forma de entender el cine más alejado de lo establecido en ese momento, haciendo auténticas maravillas con el falso documental The war game (Oscar al mejor documental en 1966 y censurada en la BBC, la propia productora, hasta 1985), que trataba las terribles consecuencias en la población inglesa de Rochester tras un hipotético ataque nuclear. Luego vendría la polémica Punishment Park, donde se recreaba una sociedad donde Richard Nixon usaba el terror por parte de su gobierno para mantener el control sobre los ciudadanos, por lo que directamente fue prohibida. Desde entonces, su cine pasó a ser marginado y su nombre, olvidado.

En el año 2000 se le propuso hacer una película sobre los sucesos de París de 1871, que de hecho,es probablemente la mejor película sobre los acontecimientos de La Comuna realizada. El director realiza una recreación de los eventos que tuvieron lugar durante la Comuna de París y los relaciona con el momento actual, mediante la intervención de dos cadenas de televisión: una oficialista y otra que presenta las opiniones de los rebeldes.

Peter Watkins, uno de los creadores del formato que mezcla ficción cinematográfica con documental, eligió una fábrica abandonada, precisamente donde estuvo ubicado el primer estudio cinematográfico de la historia, de George Melies, para llevar a cabo sus 18 días de intenso rodaje en blanco y negro con actores no profesionales, para sumergirnos de lleno en el movimiento revolucionario de la época. Además, y esto es una de sus grandes aportaciones, hace una crítica al poder y al papel de los medios de comunicación, los de antes, pero sobre todo los actuales, añadiendo a la ecuación dos ficticios canales de televisión que retransmiten y cubren todo el proceso, como es la conservadora Televisión Nacional de Versalles y la progresista (e ingenua) Televisión Comunal..

Lo primero que sorprende es lo minuciosamente cuidado con el que está contado todo lo acontecido sobre las causas, el ascenso y la caída de la Comuna, aquel movimiento obrero que posteriormente tanto marxistas como anarquistas sentirían como común. Sin maniqueísmo y sin esconder nada, la cámara de Watkins, en eterno movimiento, va entrevistando a soldados, mujeres o periodistas que se encuentran en París, cada uno con una opinión.

Las continuas entrevistas van creando un puzzle que va montando la historia de los acontecimientos de La Comuna, mientras los medios, en este caso la Televisión Nacional Versalles, hace el papel del típico medio controlado por el poder mediante la manipulación y la censura, representando la necesidad de apariencia de democracia necesaria para legitimarse, La Televisión Comunal es un medio que intenta retratar la realidad, pero sin embargo, poco a poco sus propios reporteros no pueden evitar formar parte de la historia y juzgar esa historia con sus propios ojos. La objetividad es imposible, nos viene a decir Watkins, pero este segundo medio sí que intenta ser abierto y plural.

La Commune se articula en un ejercicio de cierta improvisación con los actores y sus personajes, pues todos van opinando libremente sobre aquellos días y se busca intencionadamente cierto paralelismo con la actualidad. De hecho el equipo de actores se encargo de investigar cada uno de su papel a representar, y tuvieron libertad a la hora de dar sus opiniones, intentando romper esa separación entre el actor y su papel.

Así que tenemos una especie de entre falso documental y recreación con elementos externos para la época que desgrana como nunca antes las causas de la Comuna con los ojos de aquel entonces (nada de chuminadas buenrollistas y políticamente correctas previo destrozo de la historia como Los Miserables de Tom Hooper) con una veracidad que asusta, consiguiendo huir de la teatralidad fingida que en principio un único escenario puede condenar al relato, que reflexiona sobre los medios de comunicación y el poder que les da de comer a cambio de legitimarlo, la búsqueda de la imparcialidad, o el desdoblamiento entre actor y personaje para acabar hallando en el presente los ecos de la historia que se cuenta. Y todo eso con un ritmo portentoso y lleno de escenas para el recuerdo, como la sublevación de los soldados que se niegan a disparar a las mujeres parisinas al principio de la cinta. 

Fiel a su costumbre, La Commune, que había sido inicialmente producida por la cadena franco-alemana Arte, resultó censurada por esta misma: la excusa es que su formato de 5hs, 45 min resulta imposible de ver por la televisión, los motivos son otros; La Communesigue la línea de las películas de Peter Watkins, casi todas ellas han resultado censuradas por un motivo u otro en los cuatro rincones del planeta.

Se trata pues de una maravillosa película, conscientemente relegada al olvido. No obstante, como hemos visto, el director Peter Watkins ha sido, quizás, el más o uno de los más censurados de la historia. Aquí intentamos sacar su película y a él mismo de ese intencionado olvido. A pesar de sus más de cinco horas de duración, es recomendable hacer un poco de tiempo en la agenda y disfrutar y aprener de esta extraordinaria recreación de La Comuna de París:




Tomado del blog Cuetionatelotodo Publicado por Jose Luis Forneo