miércoles, 15 de octubre de 2014

El fascismo cotidiano

Por Oleg K.


Posiblemente uno de los mejores documentales realizados a nivel mundial. Poco divulgado en Occidente, por varias razones. La primera muestra imágenes de que en la URSS se vivía con seguridad, alegría y libertad. La segunda que las advertencias que Romm destaca en la película del fascismo, no quiere el imperialismo que se divulgue.


Desde el punto de vista cinematográfico, Mijaíl Romm, es uno de los mejores cineastas de la URSS, discípulo de Eisenstein se especializa en los documentales históricos (también es suyo el célebre montaje "Lenin en octubre"). Desarrolla en sus películas las dotes que los cineastas soviéticos reflejan en su lenguaje fílmico, concisión, ironía, talento en el desarrollo del largometraje con un escrupuloso montaje, narración pausada, clara sin saltos ficticios, y un excelente desarrollo, para que el espectador se sienta partícipe. Una obra maestra. 



miércoles, 8 de octubre de 2014

Aborto libre y gratuito en la URSS



El 18 de noviembre de 1920, se aprobó una disposición "sobre el cuidado de la salud femenina" que establecía por primera vez la interrupción del embarazo de manera libre y gratuita. Esta legalización hizo que la mortalidad entre las mujeres que interrumpían su embarazo, pasaran de tener una mortalidad del 4% al 0,28%.

Esta era otra conquista que las mujeres alcanzaron con la Revolución de Octubre. También se acabó con prácticas del pasado ya anacrónicas en aquel momento, como el matrimonio infantil, la compraventa de mujeres, etc. Se consiguieron conquistas como el matrimonio civil, el derecho al divorcio, la igualdad salarial entre hombres y mujeres etc.


El decreto "sobre el cuidado de la salud femenina" afirmaba "Mientras los remanentes del pasado y las difíciles condiciones del presente obliguen a algunas mujeres a practicarse el aborto, el Comisariato del Pueblo para la Salud y el Bienestar Social y el Comisariato del Pueblo para la Justicia consideran inapropiado el uso de medidas penales y por lo tanto, para preservar la salud de las mujeres y proteger la raza contra practicantes ignorantes o ambiciosos, se resuelve:
“I. El aborto, la interrupción del embarazo por medios artificiales, se llevará a cabo gratuitamente en los hospitales del estado, donde las mujeres gocen de la máxima seguridad en la operación.". Durante los primeros 3 meses de gestación, la mujer tenía derecho a interrumpir su embarazo. De esa manera, la mujer podía abortar de manera segura y legal. Hasta entonces, las mujeres que abortaban podían ir directamente a la cárcel, aunque el mayor de los temores era la muerte como resultado de la propia interrupción del embarazo.

Curiosamente, la natalidad aumentó con este decreto. En 1920 por cada mil de habitantes, en las ciudades rusas nacieron 21,7 niños, en 1923 (con el aborto legalizado), 35,3. En 1927, por cada mil de personas nacían 45 bebés. Era la consecuencia del decreto, que no sólo legalizaba el aborto, sino que creaba toda una serie de protecciones para las mujeres que decidieran ser madres. La baja por maternidad, resultaba un avance revolucionario, y animó a las mujeres a ser madres, ofreciendo siempre unas garantías que hasta entonces no existían. Durante el periodo de baja por maternidad, la mujer cobraba integramente su sueldo. Además de la baja, la maternidad estaba protegida con recursos materiales, como el establecimiento de guarderías y comedores públicos en donde los niños comían gratis.


También se garantizó un descanso de media hora cada 3 horas de trabajo para la lactancia o el cuidado infantil, en donde la mujer cobraba su jornada completa. Durante la lactancia, la mujer tenía prohibido realizar horas extras o el trabajo nocturno, como una garantía más que protegía la maternidad. Alexandra Kollontai, como Comisaria del Pueblo para la Salud Pública, puso en marcha toda una infraestructura que garantizaba y vigilaba el cumplimiento de estas protecciones a la maternidad: era la Comisión para la Protección de Madres e Infantes, presidida por la doctora Vera Lebedeva. Dependía de ella toda una red de clínicas de maternidad, consultorios, estaciones de alimentación, enfermerías y residencias.

La Revolución de Octubre hizo que la URSS fuera el primer país en donde las mujeres podían decidir interrumpir su embarazo de manera legal y segura. La motivación del poder soviético, no era otra que garantizar la salud de la mujer y su derecho a decidir sobre su cuerpo. La protección legal y material de la maternidad, unido a la posibilidad de abortar, suponían unas conquistas de las mujeres que resultaron pioneras en la historia.