jueves, 31 de julio de 2014

Galdós, los chorizos de hace un siglo y los actuales

“Los dos partidos que se han concordado para turnarse pacíficamente en el poder, son dos manadas de hombres que no aspiran más que a pastar en el presupuesto. Carecen de ideales, ningún fin elevado los mueve; no mejorarán en lo más mínimo las condiciones de vida de esta infeliz raza, pobrísima y analfabeta. Pasarán unos tras otros dejando todo como hoy se halla, y llevarán a España a un estado de consunción que, de fijo, ha de acabar en muerte.

No acometerán ni el problema religioso, ni el económico, ni el educativo; no harán más que burocracia pura, caciquismo, estéril trabajo de recomendaciones, favores a los amigotes, legislar sin ninguna eficacia práctica, y adelante con los farolitos...(...) Han de pasar años, tal vez lustros, antes de que este Régimen, atacado de tuberculosis ética, sea sustituido por otro que traiga nueva sangre y nuevos focos de lumbre mental. Tendremos que esperar como mínimo 100 años más para que en este tiempo, si hay mucha suerte, nazcan personas más sabias y menos chorizos de los que tenemos actualmente.”
("La Fe Nacional y otros Escritos sobre España", 1912)

El texto anterior fue escrito por Benito Pérez Galdós (1843-1920), un hombre que está considerado como el mejor novelista del realismo y el costumbrismo español. Muchas de sus dramas son un clásico de la literatura española ("Fortunata y Jacinta", “"Tormento”", "Tristana”"...) y otras se reeditan con bastante frecuencia, como los "Episodios Nacionales”", que en 46 novelas reflejan la historia de España y de sus gentes desde 1805 hasta 1880. Galdós era también un gran observador y cronista de su época y el texto anterior da fe de ello. Sin embargo, analizando sus palabras anteriores, se equivocó al pensar que en 100 años, es decir, justo ahora, los políticos iban a ser menos chorizos que entonces, cuando es evidente que, si cabe, lo son aún más. Acaso, ¿no parece que estuvieramos leyendo los escritos aquí compartidos del prolífico Galdós en un diario actual, quizás en El País, Público o El Mundo, y referidos a la más vibrante actualidad?

El siguiente texto de Galdós también es de manifiesta actualidad; por ejemplo cuando dice que "el sufragio (la democracia burguesa que ya entonces estaba en ciernes) es un donoso engaño al alcance de los observadores menos perspicaces". Galdos no aventuraba, o quizás sí, que en ese camino hacia lo que el imaginaba cien o más de cien años después, habría un golpe de estado organizado por ese "grupo de profesionales políticos, que ejercen, alternadamente, con secreto pacto y concordia, una solapada tiranía sobre las provincias y regiones", para cortar de raiz en 1936 aquellos intentos de transformación de la vida de los españoles concretados en la II República, proclamada en 1931, y sobre cuyos defensores, los que aspiraban a una verdadera democracia en España, la social, la de los trabajadores, pasaron a sangre y fuego aquellos caciques y oligarcas que describía Galdós como el mal del país para volver a imponer a "esta oligarquía lamentable, igualmente dura antes y después de las revoluciones que tronaron contra el antiguo régimen"; es decir, a la chusma que, como en los tiempos del avispado escritor, sigue saqueando España y viviendo a costa del esfuerzo de los trabajadores todavía en la actualidad:

“Forman nuestro régimen político las más seductoras abstracciones. Examinados desde fuera, nuestros Códigos y todo el papelorio de leyes y reglamentos para su aplicación parecerán, sin duda, un perfecto organismo que regula la existencia del pueblo más feliz del mundo. Mirado por dentro, se ve que todo es cartón embadurnado al temple, en algunos trozos con singular maestría; pero ya va envejeciendo notoriamente la pintura, y se clarea de tal modo el artificio, que no hay ojos bastante inexpertos para ilusionarse con él.

Ya nadie ve una base fundamental de la vida política en el principio de la representación del pueblo, porque el sufragio es un donoso engaño al alcance de los observadores menos perspicaces. Las elecciones se hacen sin interés, con escasa y fría lucha; la emisión del voto no apasiona ni enorgullece a los ciudadanos; estos han podido observar el esmero de los Gobiernos para componer las Cámaras, dando el conveniente número de puestos a las oposiciones y contrapesándolas con abrumadoras mayorías. Resulta que la representación del país está, con unos y otros partidos, en manos de un grupo de profesionales políticos, que ejercen, alternadamente, con secreto pacto y concordia, una solapada tiranía sobre las provincias y regiones. La Justicia y la Administración, sometidas al manejo político y sin medios de proceder con independencia, completan esta oligarquía lamentable, igualmente dura antes y después de las revoluciones que tronaron contra el antiguo régimen (...)"
("La España de Hoy", 1901)

lunes, 21 de julio de 2014

El pueblo y el poder político


La autoridad política debe temer siempre al pueblo: una población incapaz de amedrentar al poder político es una población esclava, una colección más o menos amorfa de individuos sujetos al imperium, una masa de súbditos, no un pueblo republicanamente constituido.


sábado, 19 de julio de 2014

HOMENAJE AL BRIGADISTA INTERNACIONAL Y GUERRILLERO ANTIFRANQUISTA JOSEP ALMUDÉVER

Josep Almudéver-Brigadista: “Franco me fusiló el día 18 de enero de 1938”

CARLOS DE URABÁ 19/07/2014



Josep Almudéver (Marsella 1919) a estas alturas de su existencia no ha perdido ni un ápice el espíritu combativo de los brigadistas internacionales. Este es un caso excepcional pues a pesar de su avanzada edad continúa firme y en guardia sin que sus convicciones se hayan alterado en lo más mínimo. Los testimonios de la Guerra Civil española permanecen muy frescos en su mente y es capaz de recordar hasta los más nimios detalles de los sucesos históricos que se desarrollaron hace más de 75 años. Una lucidez tan prodigiosa es muy difícil de encontrar puesto que la mayoría de los protagonistas de esos acontecimientos ya han fallecido.

Josep Almudéver desde muy temprana edad empezó a manifestar un espíritu rebelde que contradecía las normas de la sociedad conservadora de la época. A los 5 años demostrando un alto grado de irreverencia negaba ya la existencia de Dios y se oponía a las injusticias que condenaban al pueblo a la miseria. En esa España de principios del siglo XX en la que reinaba la ignorancia y la sumisión al orden establecido él se dedicó a la tarea de instruirse hasta alcanzar un nivel de educación privilegiado. Tan alto nivel cultural le permitió convertirse en un precoz maestro que impartía clases a los analfabetos del pueblo natal de sus padres, Alcásser (Valencia).
En la actualidad y, aunque el inexorable paso del tiempo le ha mermado sus facultades, mantiene un estado físico envidiable. Sobre todo, sus ideas permanecen inalterables, claras y contundentes. Y es que estamos hablando de un hombre casi centenario que se niega a renunciar a su alma adolescente que le permite vivir optimista e ilusionado. Incluso llega hasta el punto de predecir los sucesos del futuro que por fuerza tienen que conducirnos a un destino libertario.

Haciendo honor a su apodo de “petit”, en 1936, siendo un menor de edad, se alistó voluntariamente en la columna “Pablo Iglesias” del Partido Socialista de Valencia. Se lo jugó todo en defensa de los principios humanistas de su amada República amenazados por el golpe de estado dirigido por el traidor general Francisco Franco. Dos años después ingresó en la 129 brigada Batería Italiana Carlos Roselli de las Brigadas Internacionales. Allí estuvo combatiendo hasta que el Comité de no Intervención los desmovilizó y tuvieron que abandonar el territorio español rumbo a Francia.

Es entonces cuando el régimen franquista para sembrar la zozobra y el terror le envía una carta a su familia anunciándole que: “Josep Almudéver ha sido fusilado en Castellón a las 5 de la mañana del día 18 de enero de 1938 por el atroz delito de traición a la patria”. El día que por sorpresa regresó a Alcásser los vecinos y familiares cayeron presa de un ataque de pánico pues creyeron que se trataba de un ánima en pena.

En Marsella, obsesionado con las penalidades que afligían al pueblo español, y ya licenciado de las Brigadas Internacionales -a sabiendas de que la guerra estaba prácticamente perdida- se puso en contacto con el consulado español exigiendo que se le enviara nuevamente al frente para sumarse a la resistencia. Contra todo pronóstico volvió en un barco inglés que logró romper el bloqueo impuesto al puerto de Valencia por las tropas franquistas y sus aliados las potencias del Eje.

Josep Almudéver justo un día antes de la caída de Valencia en manos del ejército fascista se alistó en el arma de aviación. Pero al comprobar que era imposible revertir la derrota tuvo que huir de Alcásser en compañía de su padre al puerto de Alicante -al ser declarado éste zona internacional-. Esperaron un buque que nunca llegó y por desgracia el 1 abril de 1939 fue detenido y confinado en el tristemente célebre campo de concentración de Albatera (él es el último superviviente) donde compartió torturas, hambre y grandes penalidades junto a los otros 17.000 presos republicanos. Todavía hoy le persiguen las pesadillas causadas por el trauma que le supuso –obligado por los carceleros falangistas- el contemplar los fusilamientos de sus compañeros que agonizantes lanzaban espantosos alaridos. Y quizás lo más cruel es que él no sabía si al día siguiente sería el próximo en pasar al paredón.

El día 26 de octubre de 1939 se desmantela el campo de Albatera y es transferido a Portacelli; luego a la Cárcel Modelo hasta agosto de 1942. Por subvertir el orden y transgredir los artículos 238 y 242 se le condena a muerte. Sentencia que posteriormente es conmutada por la de 30 años y más adelante se le rebaja a 12 años y un día hasta que sale en libertad condicional de la prisión provisional de Aranjuez el 19 noviembre de 1942. 

Para completar su hazaña no da su brazo a torcer y en el año 1943 se enrola en las filas de la Agrupación Guerrillera de Levante donde dirigió el Comité Comarcal de Catarroja hasta el año 1947. En el combate contra la dictadura franquista sus dos compañeros de Silla, que cumplían funciones de inteligencia, fueron descubiertos y fusilados. Almudéver logra escapar por los pelos del cadalso y se ve obligado a partir a Barcelona donde le prestan la ayuda necesaria para clandestinamente cruzar los Pirineos y exiliarse en Francia.

Para Almudéver los sacrificios padecidos en su lucha guerrillera hacen parte de los gajes del oficio; para él son galones que luce orgulloso en su conciencia pues con toda las fuerzas de su alma tan sólo pretendía entregar su vida en honor a su amada República. Él pertenece a la estirpe de aquellos personajes que les mueven los ideales utópicos o el romanticismo revolucionario. Es decir, gentes que son capaces de despreciar su propia vida por la justicia y la libertad de su pueblo. Porque el bien común está por encima de los intereses individuales. Y este es el caso de los miles de brigadistas abandonaron sus países de origen y solidariamente renunciaron a sus trabajos, a sus familias, novias o esposas e hijos y se marcharon a rescatar a España de las garras del fascismo.

Almudéver aunque parezca mentira insiste en que su misión todavía no ha terminado porque España se encuentra sometida a las veleidades de un gobierno ilegítimo representado por la Monarquía Borbónica. Y él, tal y como lo hiciera en su juventud, está listo a engrosar las filas de la insurrección con tal de ayudar a instaurar la III República. Fiel a los versos del poeta peruano Cesar Vallejo que escribió en su obra “España aparta de mí este cáliz”: “Niños del mundo si cae España, si la madre España cae -digo es un decir- ¡salid, niños del mundo; id a buscarla!

Este brigadista impenitente nos deja perplejos: con 95 años todavía sigue realizando sus ejercicios físicos en una bicicleta estática, con sus 95 años cultiva en su huerto tomates, lechugas y cebollas, con sus 95 años a cuestas se pasea alegremente por los campos del Ariege, una región del sur de Francia situada al pie de las montañas pirenaicas. Su mirada se pierde en el horizonte tal vez soñando con revivir las antiguas epopeyas con sus camaradas de armas.

Este albañil de profesión e intelectual ilustrado, no hace más que leer y releer libros. Estudioso de la historia de la España y de la realidad política actual lanza un furibundo alegato contra el sistema monárquico heredero del dictador Franco. Almudéver sigue activo, no tiene un minuto de descanso y ahora se dedica a impartir conferencias a donde le llamen dispuesto a refrescar la memoria de los estudiantes en los institutos y universidades. Su rutina se resume al continuo aprendizaje y, en especial este año 2014, en dar los últimos toques de sus memorias que pronto serán publicadas en España. 

Realmente estamos ante un verdadero fenómeno, una figura integra que merece todo nuestro respeto. Su valentía y dignidad lo honran.

Este extraordinario caso nos debe hacer reflexionar aún más hoy cuando la crisis económica e institucional corroe España. Y es que desde la Casa Real hasta la casta política monárquica se dedican por entero a la corrupción y el desfalco. Sin ningún escrúpulo los servidores públicos pisotean los principios éticos y morales aprovechándose de la inmunidad que les otorga el voto ciudadano, que no es más que una patente de corso para robar a manos llenas las arcas del estado. 

De ahí que el ejemplo del Brigadista Almudéver nos devuelva la confianza en el ser humano que sin contemplaciones se entrega al compromiso revolucionario. Josep cual poeta enamorado abre un libro de Miguel Hernández y recita altivo uno de sus versos: “Cantando espero a la muerte/ que hay ruiseñores que cantan/ encima de los fusiles/ y en medio de las batallas”.

Almudéver asevera que no se rinde, que todavía le quedan alientos si es necesario para cruzar los Pirineos a pie y unirse a la resistencia contra ese sistema feudal monárquico que vampiriza a sus “súbditos” Es increíble que las élites franquistas, la aristocracia, los militares y clérigos aún permanezcan en el poder y, lo peor de todo, avalados por los partidos de izquierda que traicionaron los principios de la clase obrera y el proletariado. Su corazón late más fuerte que nunca cuando levanta el puño en alto y pronuncia el clásico lema brigadista “¡Por vuestra libertad y por la nuestra!” Tanta vitalidad nos deja anonadados más aún cuando las nuevas generaciones criadas bajo este sistema capitalista burgués lo único que buscan es el goce y el placer. 

Aconsejo a los lectores observar con toda la atención este documental que rodamos en su casa de la Tour-du-Crieu en el Ariege (Francia) donde se refleja con toda la magnitud su irreverente personalidad. Dejando a un lado las descripciones retóricas o las lisonjas fugaces las imágenes valen más que mil palabras. Este es nuestro humilde homenaje al glorioso brigadista y guerrillero Josep Almudéver cuyo recuerdo permanecerá eternamente en nuestros corazones.


sábado, 12 de julio de 2014

Un viejo fantasma recorre las redes: Marx ha vuelto



Las ideas trascienden a los hombres. Por eso, no resulta extraño que haya una miniserie de ficción basada en el Manifiesto Comunista que tiene a Karl Marx como protagonista. Se titula Marx ha vuelto y puede verse en Internet. La producción de esta miniserie –que va por el cuarto capítulo– estuvo a cargo del Instituto del Pensamiento Socialista y la realización colectiva es del grupo de cine Contraimagen y del canal de TV online TVPTS, de Argentina.
Marx ha vuelto está ambientada en los tiempos actuales en la Argentina, donde un grupo de trabajadores de una fábrica gráfica sufre suspensiones y despidos y algunos de ellos se organizan para luchar sin contar con el apoyo sindical. Paralelamente, Martín, el protagonista, lee periódicamente el Manifiesto Comunista y llegará a encontrarse ni más ni menos que con el pensador alemán, sin saber si es un sueño o es la realidad.
A lo largo de los cuatro capítulos, Marx ha vuelto aborda temáticas propias del estudio minucioso realizado por el autor de El capital: sus ideas revolucionarias sobre las clases sociales, las crisis, el Estado y, lógicamente, el comunismo. El encargado de darle vida al hombre de barba blanca es el actor Carlos Weber, quien ya lo había interpretado en la pieza teatral Marx en el Soho, del norteamericano Howard Zinn, con dirección de Manuel Callau. El resto son actores del teatro independiente e incluso se sumaron militantes como extras.


La miniserie de ficción basada en el Manifiesto Comunista está protagonizada por el actor Carlos Weber, quien ya había interpretado al filósofo alemán en la pieza teatral Marx en el Soho. También participan militantes en carácter de extras.
A fines de 2013, el Instituto del Pensamiento Socialista organizó una serie de cursos sobre el Manifiesto Comunista que se dictaron durante febrero y marzo de este año en todo el país. Allí surgió la propuesta al grupo Contraimagen/TVPTS para que realizaran un audiovisual que sirviera para mostrarlo en esos cursos, que constaban de cuatro encuentros.

“Nosotros nos fuimos de la pedagogía directa y de la didáctica y realizamos un trabajo ficcional que toma cuatro ejes del Manifiesto Comunista, pero que tiene todo un trabajo actoral que después permitió llevarlo a Internet como miniserie”, explica Javier Gabino, uno de los realizadores de Marx ha vuelto. Hasta el momento, la recepción fue muy buena y superó las expectativas porque diariamente reciben visitas no sólo de internautas de la Argentina sino también de otros países de Latinoamérica como, por ejemplo, Perú, México y Chile, incluso desde Europa vía España.

“El estreno por Internet fue muy interesante porque demuestra que es una plataforma que puede ver mucha gente”, entiende Gabino. Y rescata algo “más interesante”: hay muchos trabajadores y jóvenes de barrios populares que lo ven vía celular. “Lo transformaron vía WhatsApp, por ejemplo, sin que nosotros hiciéramos esa propuesta”, comenta el realizador, quien adelanta que próximamente podrá verse el quinto capítulo –actualmente en rodaje–, que mostrará el encuentro entre Karl Marx y León Trotsky.

Weber, el encargado de darle vida ficcional al pensador alemán, entiende que si bien Marx sigue siendo Marx tanto en la obra de teatro como en la miniserie, como la propuesta de la web es completamente diferente, hay un pensador que no es el de Marx en el Soho.

“El de la obra teatral es un hombre sufriente y atribulado por los problemas que tiene con su familia y su supervivencia en Londres, cuando estuvo allí exiliado y trabajando en El capital. Aquí es un Marx que se lo ve más distendido, trabajando en la trinchera y en los lugares donde la gente va a producir en las fábricas, bajando su teoría, reflejando su práctica también. Es un Marx vital, actual”, analiza Weber. Y el actor intuye que los guionistas deben haber pensado:

“Como Marx está entre nosotros permanentemente en la forma de trabajo, en la explotación, en las contradicciones que tienen los trabajadores en las luchas, etcétera, entonces se corporiza”. Y por eso Weber, caracterizado, aparece en las fábricas hasta tomando mate con los trabajadores.

Weber reconoce que fue una dificultad tener que expresar frases muy teóricas para una miniserie.

“El trabajo del actor tiene que ver con la posibilidad de construir situaciones dramáticas, de ficción, con textos de todo origen y de todo carácter. Pero como se le ha dado un marco muy activo y una situación de relación con los jóvenes, aquí aparece Marx realmente en forma coloquial diciendo textos complejos y completos que están en el Manifiesto. Pero estamos muy felices porque lo logramos”, se entusiasma el actor.

También tuvieron que trabajar el lenguaje audiovisual para adaptarlo al de las redes sociales. “Muchos de nuestros materiales son largometrajes”, indica Gabino, haciendo referencia a los documentales de Contraimagen. “Entonces, primero tuvimos que adaptarnos al tiempo: cada capítulo tiene trece minutos de duración porque, en realidad, la gente suele ver cosas más cortas en Internet”, agrega Gabino.

Pero también señala una cuestión que tuvo que ver con el cruce de tres líneas: “Una es la línea de los trabajadores, otra es la línea de Marx y una tercera línea tiene mucho que ver con el lenguaje de Internet, que se construyó a partir de archivos bajados de la red; es decir, retazos de vídeos que están en YouTube, fotografías, algo que se hace normalmente pero que está incorporado en la ficción, lo cual logra un montaje muy dinámico. No está dicho todo, hay elipsis muy marcadas. Pero ése es el lenguaje de Internet”, afirma el director.

“Un fantasma recorre Europa” es una frase que ya casi todos conocen. Parecería que los realizadores hubieran querido construir una suerte de juego entre esta frase y la figura un tanto fantasmagórica con la que Marx aparece en la historia ficcional. Gabino dice que eso no fue buscado tanto para la historia, pero sí para las publicidades que hicieron por las redes sociales, que se titulaban: “Un fantasma recorre las redes”.

“Yo creo que más que fantasmagórico lo que intentamos fue que Marx cobrara cuerpo y fuera algo cotidiano y muy vital para cualquier persona hoy. Creo que eso se logró. Lo más interesante es que la gente se cree que Weber es Marx, más allá de que se parece un montón.”

Consultado acerca de si cree que esta miniserie es sólo para quienes comulgan con las ideas de izquierda o también tiene como objetivo dar a conocer el Manifiesto Comunista a un nuevo público, Weber tiene su opinión formada: “Es para lo último”, considera. Y establece un análisis al respecto:

“Yo creo que el Manifiesto Comunista es un texto abarcador que justamente por haber sido hecho para la lucha, y como la lucha no ha terminado jamás, entonces llega a todo el mundo y la gente lo puede apreciar. Ha sido demonizado Marx y también ha sido demonizado su texto, como que el Manifiesto Comunista es algo que no se pueda leer en el colectivo. Y se puede leer absolutamente en el colectivo”, entiende Weber. Y trae a colación el primer capítulo de la miniserie, donde hay un fragmento de una película de Charles Chaplin, en la que un niño es interrogado por el personaje de Chaplin, porque el chico está leyendo el Manifiesto Comunista. Entonces, el hombre le dice: “Estás leyendo el Manifiesto, eres un poco comunista”. Y el niño le responde: “¿Acaso hay que ser comunista para leer a Marx?”.

“Y eso es lo que nosotros hacemos con la miniserie. No hay que ser comunista para acercarse al Manifiesto y mucho menos para apreciar un Marx actual”, concluye Weber.

(Tomado de Página 12, Argentina)





miércoles, 9 de julio de 2014

“La columna de los ocho mil”: Una triste historia de la represión franquista



Una de las cosas que más nos emociona en AraInfo es escuchar las voces de esas personas olvidadas por la Historia oficial, esa historia que cuentan los y las ganadoras. Personas que durante décadas sufrieron el silencio obligado de sus verdugos fascistas. Personas que vivieron el éxilio, el asesinato, la tortura, la cárcel pero que jamás perdieron su dignidad.

Hoy damos espacio en estas líneas al documental “La columna de los ocho mil”, una producción de la Asociación Cultural Mórrimer. Dirigida por Ángel Hernández García, Antonio Navarro Millán, Fernando Ramos Mena, Paco Freire Magariños.

Estos hechos, que después de la matanza de Badajoz pueden ser el suceso represivo más importante de toda la Guerra Civil en Extremadura, no aparecen en los libros de historia.

Por diversas razones, este importante y significativo acontecimiento ha sido silenciado durante todos estos años y no ha sido conocido nunca por el público en general. Sólo a partir del año 2000 comienzan a darse a conocer en dos o tres pequeños artículos escritos en revistas locales, y en un pequeño apartado del libro de Francisco Espinosa “La Columna de la Muerte”.

Pero todavía al día de hoy hay muchas familias extremeñas que siguen sin saber que pasó con sus abuelos y abuelas y donde están enterrados.

Sinopsis. A mediados de septiembre de 1936 toda la parte oeste de la provincia de Badajoz estaba ya tomada por las tropas nacionales, salvo la pequeña bolsa republicana que formaban las comarcas de Jerez de la Frontera y Fregenal de la Sierra. En estos lugares se habían concentrado miles de personas significadas con partidos y organizaciones de izquierda de una gran cantidad de pueblos de la provincia de Badajoz. Habían huido de una muerte segura a medida que las tropas de Franco iban avanzando. Pero sabían que en breve esa zona también sería conquistada, así que organizaron una huida a través de 100 km. de caminos por territorio enemigo hacia el enclave republicano de Azuaga. Una gran parte de la columna estaba compuesta por familias, con mujeres, niños y viejos, que llevaban en bestias de carga los pocos enseres a los que no habían querido renunciar. Cuando estaban ya cerca de la libertad, la columna fue atacada en un paraje cercano a Reina y Fuente del Arco, muriendo unas 80 personas. Como consecuencia del ataque unos lograron pasaron, otros se volvieron hacia atrás, siendo eliminados muchos de ellos al llegar a sus pueblos; y unas 2000 personas fueron hechas prisioneras y trasladadas a Llerena. Un mes más tarde, la mayor parte de estos 2000 prisioneros habían sido fusilados. Estos sucesos tuvieron repercusión en los diversos medios de la época. Fueron portada del diario Hoy y aparecieron en un artículo del ABC (edición de Sevilla). También fueron mencionados en un artículo del poeta Miguel Hernández y en el programa radiofónico de Queipo de Llano en Radio Sevilla.

Curiosamente estos hechos, que después de la matanza de Badajoz pueden ser el suceso represivo más importante de toda la Guerra Civil en Extremadura, no aparecen en los libros de historia.Por diversas razones, este importante y significativo acontecimiento ha sido silenciado durante todos estos años y no ha sido conocido nunca por el público en general. Sólo a partir del año 2000 comienzan a darse a conocer en dos o tres pequeños artículos escritos en revistas locales, y en un pequeño apartado del libro de Francisco Espinosa “La Columna de la Muerte”. Pero todavía al día de hoy hay muchas familias extremeñas que siguen sin saber que pasó con sus abuelos y donde están enterrados.
Información extraida de “La columna de los ocho mil” y de Imágenes contra el olvido.