martes, 26 de mayo de 2015

Una fuga republicana poco conocida

22 DE MAYO FECHA PARA RECORDAR.

Quizás la fuga más numerosa de un penal tuviera lugar en el Fuerte de San Cristóbal (Navarra) un 22 de Mayo de 1938. 


Convertido desde que empezara la Guerra Civil española en uno de los penales más duros, donde condenaban a una muerte segura por hambre y abandono a los casi 2.500 presos políticos, un grupo de una docena de presos desarrolla un plan para fugarse del Fuerte. 

A la hora de la cena, las ocho de la tarde, los reclusos implicados desarmaron a los guardias y fueron tomando el control de diversas dependencias del penal, hasta tomarlo en su totalidad y abrir las puertas para facilitar la fuga de los 2.487 presos que en aquel momento cumplían condena. 

De ellos, un grupo de casi 800 salieron al exterior del penal, con la intención de alcanzar los Pirineos y la frontera francesa. Sólo tres consiguieron alcanzar la libertad en tierras galas, mientras 207 fueron asesinados en la caza de hombres que se desarrolló en las cercanías de Pamplona. 

Otros 14 presos fueron juzgados como promotores de la fuga y ejecutados el 8 de septiembre de 1938 en Pamplona. 

Gloria y honor a su memoria.

sábado, 23 de mayo de 2015

Una estatua en Fuenlabrada para el Coronel Mamsurov



A finales de 2014 varias agencias de noticias informaron sobre la instalación de un monumento a Mamsurov en el Parque de la Solidaridad de Fuenlabrada. Era el penúltimo paso de una larga historia que se remonta a los meses de otoño de 1936, cuando Madrid sentía cómo las fuerzas del Ejército de África se iban acercando a la ciudad para darle el golpe de gracia. Pero de esto se hablará después.


Lo cierto es que allá por el año 2013 la Fundación Cultural Benéfica Azanbek Dzhanaev, de Osetia del Norte-Alania, hizo al municipio de Rivas-Vaciamadrid una propuesta: instalar un monumento a este militar osetio con el fin de honrar su figura y, con ella, la de todos los Voluntarios que vinieron de la Unión Soviética para ayudar a la República española asediada por el fascismo. Se trataba de una donación generosa: los costes de producción, transporte e instalación corrían a cargo de esa Fundación ruso-osetia. El municipio solo tendría que habilitar un lugar para su instalación.

En el pleno municipal de 18 de julio de 2013 quedó aprobada la propuesta sobre la base del diseño que inicialmente presentó la Fundación. Y esto a pesar de la oposición de los concejales del PP y de la abstención del PSOE, que no veía claro el asunto. En aquel pleno se levantó de entre el público Jesús Fuentes, de Izquierda Republicana, la persona que ha gestionado todo este proyecto hasta su finalización: “Esta estatua, dijo, ejemplifica un hito en la defensa de la memoria histórica de los demócratas de este país. Y además, como republicano que soy, supone un hito que un 18 de julio tengamos algo que celebrar. Son muchas las razones para estar hoy muy contento”.

Meses más tarde se presentó un problema: cuando la Fundación osetia presentó el diseño definitivo del monumento se comprobó que no respondía al que se había aprobado en el Pleno. Y con harto dolor de su corazón el Ayuntamiento se vio obligado a declinar la generosa oferta. La Fundación entonces ofreció el proyecto al Ayuntamiento de Fuenlabrada, que finalmente lo aprobó.

En diciembre de 2014 quedó instalado el monumento, tal como se anunció en diversas agencias, a la espera de una fecha para su inauguración. Finalmente esta se hará el lunes 16 de febrero a las 16:30 de la tarde, una hora poco usual para estos eventos, pero condicionada a la Agenda de la Delegación osetia.

En el frente del monumento está el busto del general sobre un pedestal que lleva la inscripción: DE ALANIA A ESPAÑA. En el cuerpo inferior trasero, a la izquierda, va escrito su nombre completo, JADYI UMAR MÁMSUROV, y el nombre con que se le conocía en España:XANTI. A la derecha, las últimas palabras del famoso discurso de Manuel Azaña: El mensaje de la patria eterna que dice a todos sus hijos: PAZ, PIEDAD, PERDÓN. El cuerpo superior cierra el monumento con bajorrelieves floreados y, en el centro, un hueco o ventana al horizonte con forma de campana. Es, suponemos, la alusión que hace el autor de la obra, Zaur Dzanagov –un laureado artista de Osetia del Norte– al papel que Xanti jugó en España como organizador de los grupos de guerrilleros de la República. La novela de Ernest Hemingway, Por quién doblan las campanas, tributa indirectamente un homenaje a Mamsurov-Xanti, ya que en sus visitas al hotel Gaylord de Madrid, cuartel general de los asesores soviéticos, el novelista obtuvo importante información sobre los guerrilleros que luego utilizaría en su novela. Ilya Ehrenburg, escritor y periodista ruso, decía que a Hemingway “le gustaba Jadyi, hombre de un valor temerario que iba por la retaguardia enemiga (había nacido en el Cáucaso y podía pasar fácilmente por español)”.

El propio Xanti recordó años después estos encuentros: “No tenía deseos de reunirme con Hemingway, pero Koltsov insistió. No me produjo una gran impresión, al contrario me pareció un poco desagradable. A los osetios no les gusta empinar el codo... La segunda vez nos entendimos en un español macarrónico. Charlamos tres días consecutivos desde las seis de la tarde hasta la medianoche. No di nombres, solo caracteres… Mi esposa [Pauline Abramson] y yo leímos Por quién doblan las campanas. La novela está muy bien escrita pero hay pasajes no muy acertados. Hemingway no comprendió muchos hechos acaecidos en España. Mas sobre las guerrillas escribió con admiración, conmovido y, diría, con cariño”.

Pero, finalmente, ¿quién era este “Xanti”? Nacido en 1903 en Olginskoye, un pueblecito de Osetia del Norte, este hijo de campesinos se integró muy joven en el Ejército Rojo con el que hizo la guerra civil desde 1918 hasta su triunfo en 1921. Se graduó en una Escuela Militar y luego haría nuevos cursos de formación, especializándose en labores de información militar y contraespionaje.

En septiembre de 1936 marchó voluntario a España con el rango de Mayor, ascendiendo pronto a Coronel. Trabajó en Madrid, tal como él mismo recordó en notas que dejó escritas: “Era yo el consejero adjunto al general Rojo y también consejero de los jefes de unidades que llegaban a Madrid (noviembre de 1936 a enero de 1937). El consejero jefe era B. Goriev y sus sustitutos Ratner y Lvovich. Fui consejero de Buenaventura Durruti y del italiano Nino Nanetti. Además me tocó ser instructor de ametralladoras. Trabajé con Pedro Checa en la capacitación de cuadros especiales. En una palabra, hice lo que debía”.

Al reducirse la amenaza sobre Madrid, Xanti pasó a otra tareas. Vicente Rojo, Jefe del Estado Mayor de la Defensa de Madrid, promovió la creación de las primeras unidades guerrilleras adscritas al nuevo Ejército de la República. Hacia mediados de enero de 1937 el Ministerio de Defensa aprobó el Plan para información, destrucciones y levantamiento en masa de la región de Extremadura, plan que sería dirigido por el coronel Xanti y el coronel Daivis(¿), para lo que se crearon inicialmente dos escuelas de guerrilleros en Madrid y Valencia. Pronto se fueron formandocompañías de guerrilleros (Grupos de Servicios Especiales) que, con el paso de los meses se convertirían, ya en octubre de 1937, en el Servicio de Información de Acción Militar (S.I.A.M.), embrión del futuro XIV Cuerpo de Ejército guerrillero. Xanti no fue el jefe de éste, como a veces se afirma, pero sí estuvo en todo el proceso de su gestación.

Ya en la Guerra mundial Mamsurov mandó una división de caballería que tuvo importantes misiones y éxitos desde Ucrania hasta Alemania. Su división liberó varios campos de concentración e infligió severas pérdidas al enemigo nazi, lo que le valió la concesión del Título de Héroe de la Unión Soviética y, años más tarde, otras muchas medallas y el ascenso a General. La campaña contra el fascismo que había iniciado en 1936 se vio coronada con el triunfo, excepto en España.

Mamsurov está en la memoria viva de Osetia y los osetios quieren que también forme parte de la memoria antifascista de España. De ahí su interés por poner este monumento en Madrid (empeño ahora difícil) o cerca de Madrid: Fuenlabrada ha hecho posible ese sueño.

A la ceremonia de inauguración asistirá una delegación de Osetia del Norte encabezada por su Presidente, Teimuraz Mamsurov, quien quiere "expresar su agradecimiento al pueblo de España que recuerda a los héroes que combatieron del lado del Frente Popular contra el régimen apoyado por la Alemania nazi". “Como representante de la estirpe Mamsurov, [creemos] que Xanti puede servir de ejemplo inspirador a las jóvenes generaciones".

Eso mismo pensamos los Amigos de las Brigadas Internacionales: Mamsurov, como todos los Voluntarios que vinieron a ayudar a la República, se merecen el aprecio de los demócratas antifascistas de España y del mundo. Su ejemplo generoso sigue siendo válido en este mundo marcado por los "ideales" capitalistas: amasar fortunas a costa de la mayoría, corromper la libertad y la dignidad de las personas.

La cita es el lunes 16 de febrero a las 17,30 en el Parque de la Solidaridad de Fuenlabrada.



jueves, 7 de mayo de 2015

10 novelas soviéticas sobre la guerra contra el fascismo




Se cumplen 70 años de la Victoria contra el nazismo. 70 años de memoria, de agradecimiento, de rabia y a la vez de reconocimiento ante quienes supieron cumplir con su deber. Aunque Holliwood no escatime en pintar Pearl Harbor o el Desembarco de Normandía como las principales batallas de la guerra, la realidad fue otra. Fue el los cercos de Moscú o Leningrado, en las calles de Stalingrado o en los campos de Kursk donde se decantó la contienda. El 70% de las bajas de la Segunda Guerra Mundial fueron soviéticas. Fue la URSS quien cargó en sus espaldas con las responsabilidad de barrer con el nazismo.

Una realidad silenciada por quienes intentan sacralizar batallas menores. Por ello, frente a quienes buscan el olvido y la desmemoria, recomendamos estas diez novelas soviéticas. Algunas son las más reconocidas, y otras son más difíciles de encontrar, pero las diez se encuentran traducidas al castellano:


Combatieron por la patria: Escrita por el brillante Mijail Sholojov, quien ganaría en 1965 el Premio Nóbel de literatura. La novela aborda la difícil situación de un destacamento soviético en las estepas del Don, luchando contra un invasor superior en número y armamento. Las motivaciones de los combatientes y el sobrehumano sentido del deber, contrastarán con los pequeños detalles que se pueden ver en esta novela. Cuando uno lee esta novela, puede comprender el lado humano de los héroes.

La nieve ardiente: Una obra que sirve para ilustrar lo que fue Stalingrado desde el punto de vista soviético. En ella, los valientes defensores de Stalingrado tendrán que enfrentarse al invasor y a un enemigo aún mayor: el frío. Una situación en la que salen a relucir comportamientos totalmente sobrehumanos sin que sus protagonistas pierdan en ningún momento la humanidad, llegando a surgir sentimientos de amor en medio de aquel infierno helado.


La Joven Guardia: Historia real que es llevada a novela por Alexandr Fadeiev. En ella, el lector puede seguir la lucha de un grupo de adolescentes miembros de la Juventud Comunista clavando su aguijón a las bestias nazis. Tras la ocupación de Krasnodón, estos jóvenes se armaron de valor para infligir el mayor daño posible al invasor. La organización clandestina se hacía llamar "La Joven Guardia"

Los soldados no se ponen de rodillas: Novela que trata como hicieron frente los soldados soviéticos al cautiverio en los campos de concentración nazis. Toda una lección de dignidad y compromiso antifascista. Su autor es V. Liuvobtsev.


El Comité Regional Clandestino Actúa: Impresionante relato basado escrito por un jefe guerrillero. Tras las líneas enemigas los soviéticos constituyeron grupos guerrilleros para atacar en la retaguardia. En esta novela se puede vivir el día a día de la guerrilla, contada por uno de sus protagonistas: Alexei Fiodorov. Emocionantes y dramáticos sentimientos los que tuvieron que vivir los guerrilleros.


El destino de un hombre: También escrito por el Premio Nóbel Mijail Sholojov. Esta novela trata el cautiverio en un campo de concentración nazi. Las penurias a las que se tuvieron que enfrentar los prisioneros, sus sueños, sus miedos, su patriotismo.


Un hombre de verdad: Boris Polevoi cuenta en este relato las andanzas de Alexey Maresyev, piloto de caza. Un accidente tras las líneas enemigas será el comienzo de una carrera por escapar de la muerte. Todo un relato de heroicidad que servirá para acercarse a la realidad de quienes hicieron la guerra desde el aire.

A solas con el enemigo: Esta novela trata otra manera de combatir en una guerra, la de un soviético que se dedica a labores de inteligencia. Grigori Goncharenko se infiltra en la estructura militar nazi haciéndose pasar por alemán. La tensión entre sus dos personalidades, su astucia, sus conocimientos como agente secreto, quedarán perfectamente mostrados en esta novela.


Nadie es soldado al nacer: Novela escrita por Konstantin Simonov. Protagonizada por Tania, una doctora soviética cuya existencia servirá para seguir los acontecimientos de la guerra. Moscú, Smolensk, Stalingrado... son los lugares en donde se decide el futuro de la humanidad.

Los amaneceres aquí son más tranquilos: Esta novela transcurre en uno de los muchos y extensos bosques de la Unión Soviética. En la novela, el lector puede ir viendo la hazaña de un grupo de mujeres enfrentándose al Ejército mejor armado y más poderoso del mundo.



lunes, 4 de mayo de 2015

El rostro infantil de la guerra

Fuente: Anatoly Egorov / RIA Novosti
La guerra es un fenómeno antinatural para el ser humano. La participación de los niños en la guerra es algo doblemente antinatural. 

Sin embargo, la historia rusa ha conservado una gran multitud de muestras de heroísmo y de sacrificio de jóvenes soldados que, en lugar de una infancia feliz con juguetes, sufrieron una dura y terrible guerra, la pérdida de sus seres queridos, un odio feroz hacia el enemigo y una trágica muerte.

La redacción de RBTH ha escogido a cinco niños héroes de la Segunda Guerra Mundial que en el momento de su muerte todavía no habían cumplido 15 años. 

Los niños héroes ocuparon un lugar imperturbable en la cultura de masas soviética como ejemplos de valentía y heroísmo para las siguientes generaciones, que no habían conocido los horrores de la guerra. Sobre Lara Mijéyenko y Volodia Dobinin se escribieron novelas que llegaron a ser lecturas obligatorias en las escuelas, y Musia Pinkenzon se convirtió en el protagonista de una película de dibujos animados.

                           Valia Kotik


Explorador partisano, el más joven Héroe de la Unión Soviética.
Valia Kotik trabajaba en el montaje armas y municiones, dibujaba caricaturas de los soldados nazis y las pegaba por las paredes. En otoño de 1941 realizó un auténtico 'divertimento': emboscado cerca de la carretera, lanzó una granada a un vehículo con soldados, matando a varios de ellos y al comandante de un destacamento de la gendarmería de campo. A partir de 1942 participó en el movimiento partisano en territorio de Ucrania: hizo descarrilar trenes y bombardeó varios almacenes. Murió en 1944 a la edad de 14 durante la batalla por la ciudad de Iziaslav. 

Marat Kazéi


Su padre, un marinero de la Flota del Báltico, le puso su nombre en honor al acorazado Marat. 

Tras la muerte de sus padres, Marat y su hermana se convirtieron en partisanos. En muchas ocasiones se infiltró en las filas enemigas en los pueblos y consiguió valiosa información para los espías soviéticos. Organizó decenas de explosiones en los ferrocarriles. Participó en batallas. Incluso cuando resultó herido se levantó varias veces para atacar al enemigo. 

En 1944, en la aldea Joromitskie (Bielorrusia) los soldados nazis descubrieron un grupo de exploradores partisanos. Los alemanes rodearon al chico esperando hacerlo prisionero. Marat abrió fuego para defenderse y cuando se le acabaron las balas se inmoló con una granada. Tenía 14 años. 

                                                      Lara Mijéyenko


A principios del verano de 1941, una niña de Leningrado se fue a pasar las vacaciones al pueblo donde vivía su abuela.

Cuando comenzó la guerra no pudo volver a su casa porque el pueblo fue tomado por los alemanes.

En verano de 1943, Lara y una amiga suya entraron en un destacamento de partisanos donde se convirtieron en exploradoras. Ella recopilaba información sobre el número de unidades de soldados alemanes y la localización de los fortines y participó en la guerra “de los ferrocarriles”, haciendo descarrilar los convoyes enemigos.

En otoño de 1943, esta niña de 14 años fue capturada por los nazis durante una de sus incursiones. Durante el interrogatorio intentó inmolarse con una granada que por alguna razón no explotó. Tras una larga tortura fue fusilada.

Volodia Dubinin



Cuando comenzó la guerra, este niño de 13 años junto con otros adultos se fue a una cantera de Kerch (una ciudad de Crimea).



Volodia era mensajero y explorador en aquella fortaleza subterránea. Durante unos dos meses los alemanes lucharon contra los partisanos de la cantera y cegaron todos los accesos a ella. Como Volodia era el más pequeño de todos, podía salir a la superficie a través de unas pequeñas aberturas imperceptibles para los enemigos.

En enero de 1942, Kerch fue liberada por los soldados del Ejército Rojo y los zapadores comenzaron a levantar las minas del territorio alrededor de la cantera. Volodia se prestó voluntario para ayudarles y falleció por el estallido de una mina. 
                                                      Musia Pinkenzon


El más joven de todos, este niño era un violinista prodigioso. 

Es el único de estos cinco niños que no participó en combates ni fue partisano, aunque su nombre se ha convertido en un símbolo del valor de todos los niños héroes de la Segunda Guerra Mundial.

La familia de Musia, que era judía, fue arrestada en verano de 1942 y condenada a muerte. Todos sus miembros fueron llevados junto con otros condenados a la orilla del río Kubán, adónde se había llevado a los habitantes de todo el pueblo. Musia, con su violín en las manos, se puso a tocar “La Internacional”, el himno de los comunistas, que en aquel momento era también el himno de la Unión Soviética. De pronto, los habitantes del pueblo comenzaron a cantarla, y este chico, de solo 11 años de edad, siguió tocando hasta que lo mataron de un disparo.