viernes, 30 de mayo de 2014

LOS MARXISTAS-LENINISTAS Y LA CUESTION NACIONAL

Mao Zedong
“Debe haber un partido […] Si no es un partido que sea capaz de pensar y juzgar por si mismo y adquirir un conocimiento exacto de la tendencia de la diferentes clases en su propio país mediante una seria investigación y estudio, y que sepa aplicar la verdad universal del marxismo-leninismo e integrarla con la práctica concreta de su propio país, sino un partido que repite ciegamente las palabras de otros, copia la experiencia ajena sin análisis, y da virajes siguiendo el bastón de mando de ciertas personas del extranjero, o sea, un partido que es una ensalada surtida en que hay de todo:revisionismo dogmatismo y otras cosas, menos principios marxista-leninistas. Proposición acerca de la linea general del movimiento comunista internacional, Diario del Pueblo, 14 de junio de 1963 Partido Comunista de China.

Así de esta manera el PCCh se defendía de la intromisión en los asuntos de los países del campo socialista mundial de la Internacional Comunista que desde Moscu propugnaba un centralismo exacerbado y que no tenia en el mismo plano de igualdad a los demás partidos hermanos de otras naciones, sino que a través del dogmatismo-revisionista de la época de Jrushchov y posterior caracterizo la concepción de guía mundial del PCUS, desde el que se imponían una serie de rectas mecánicas a los demás países hermanos, sin tener en cuenta sus características propias y mucho menos su opinión.


Es sin duda la cuestión nacionalista un tema que enciende debates apasionados y que la mayoría de los comunistas creen superadas por el paso de la historia o por el mal enfoque se hace del Internacionalismo Proletario al aplicarlo en sus razonamientos sobre la cuestión nacional. Ahora que en el primer mal llamado mundo se están volviendo reproducir referéndums y procesos de autodeterminación, en el resto nunca se han dejado de producir, la cuestión vuelve a estar en candelero y en el debate político. Pero en especial en lo que nos atañe a nosotros como comunistas españoles, en especial ante el cariz que esta tomando en nuestro país la cuestión histórica de la autodeterminación de algunas comunidades y el problema que se deriva de esta situación, que no es otra que el derecho democrático ha decidir. Cuestión esta que ha saltado a la palestra mediática utilizada está como arma de la burguesía periférica contra la centralista y viceversa. 

Esta agudización, en parte artificial, del conflicto entre el centro y la periferia cuyo ultimo fin es el de desviar la atención de los graves problemas que esta padeciendo la clase trabajadora producto de la crisis-estafa del sistema capitalista. Este sufrimiento que no es exclusivo o no es producto de una comunidad sobre otra, si no de todo el estado español. Esta crisis-estafa no es producto de la casualidad o del azar, si no es el resultado de la aplicación unilateral por parte de la oligarquía y sus lacayos de políticas basadas en dogmas liberales. Aunque nunca debemos olvidar la pluralidad que existe en nuestro país, otra cosa ya es la utilización que de ella hacen los burgueses para enmascara y proteger sus privilegios, en contra de los de la clase trabajadora. 


En este país tenemos un problema nacional mayúsculo. No os equivoquéis, no se trata de Euskadi, Catalunya, Galicia o Canarias, hablo de la construcción nacional española. Que la identidad española se construya a partir de la oposición al resto de movimientos nacionales del Estado es un problema grave. El concepto de la nación española lleva mucho tiempo monopolizado por reaccionarios y fascistas, la construcción subjetiva de España se plasma en la conciencia como ese país del golpe militar, de la represión fascista y del orgullo imperial dañado. Tenemos la obligación de combatir esta barbarie no negando a España, sino construyendo un sentimiento nacional español progresista. Inspirado en los grandes momentos de avances de nuestro país como fueron las dos repúblicas o la intensa movilización en las calles. Un país que es solidario con los movimientos nacionales y convive con ellos, integrándolos como parte de su riqueza, dándoles la posibilidad de decidir y no persiguiéndoles e infundando un odio a la población contra el resto de trabajadores que comparten el mismo Estado. Que España no sea sinónimo de caspa y folclore barato, sino de un pueblo que lucha y construye un país para los intereses y necesidades de la mayoría.


Es necesario que los comunistas, sobre todo los que nos consideramos marxistas-leninistas, que tengamos un opinión propia y un adecuado enfoque que nos permita contrarrestar la influencia de la burguesía. Desde esta ponencia vamos a tratar de conocer lo que Carlos Marx, Vladiimir Lenín y otros clásicos a lo largo de la historia escribieron para difinir desde una óptica comunista adecuada, defender sus ideas y realizar una táctica concreta sobre dicha cuestión. Trataremos a través de esos viejos escritos, pero plenamente actuales y validos, esclarecer o dar luz sobre la actitud que nosotr@s los comunistas de nuestro tiempo, debemos tener sobre todo en lo que más nos compete, que es sin duda la lucha de clases.

                                 UN POCO DE HISTORIA

Vladimir Lenin
En los escritos de Marx y Engels se encuentra una relativa indeterminación de sus textos, y que proseguirá con intensos y apasionados debates teóricos durante la Segunda Internacional antes de la Primera Guerra Mundial y que culminaran con Lenín, en la elaboración de una teoría revolucionaria realista y coherente del derecho de autodeterminación de las naciones.

Rosa Luxemburgo
Encontramos en otros teóricos del marxismo, al ala o corriente de la “izquierda radical”, que estaba en contra de toda clase de separatismo nacional, representada por Rosa Luxemburgo, Pannekoek y Trosky que después de 1917 reconoce como plenamente valida y correcta la teoría de Lenín de la autodeterminación. Otro teórico marxista, mas o menos del ala radical, es Strasser que se caracteriza, en distintos grados y bajo formas a veces muy distintas, por su oposición al separatismo nacional e nombre de los principios del internacionalismo proletario. Siendo esta la cuestión nacional una de las principales divergencias de esta corriente con Lenín, del que esta cerca por el carácter marxista y revolucionario.
Radek


Tres eran las corrientes imperantes en la II Internacional:

Panekoek
    1.-La línea centrista, de la “ortodoxia” oficial, mejor conocida como revisionista, comandada por la Socialdemocracia alemana (Kautsky) y en menor grado el “austromarxismo” (Otto Bauer, Karl Renner), línea que respecto de la cuestión nacional, al igual que en todos los aspectos de la política, se debatía en el dilema de reforma o revolución, nacionalismo e internacionalismo y con la cual polemizaron duramente Lenín y Rosa Luxemburgo.

León Trosky
      2.-La línea de izquierda nacional representada por Lenín y los bolcheviques (exceptuando el ala izquierda: Bujarin, Radek que propugnaban las tesis luxemburguistas). Esta línea defendía la tesis del derecho de las naciones a la autodeterminación.

Karl Renne

 3.-La línea de izquierda internacionalista comandada por Rosa Luxemburgo, Pannekoek y Strasser que planteaba el rechazo a la reivindicación de la autodeterminación de las naciones en Europa Occidental y Oriental por considerarla una tarea histórica regresiva, impulsando en el caso de Rosa Luxemburgo la tesis de la autonomía nacional y la unidad internacionalista de la clase obrera.
Bujarin

La corriente centro austromarxista plantea como principal idea la autonomía cultural en el marco del Estado Multinacional, a través de la organización de las nacionalidades en corporaciones culturales, administrativas y legales. En relación a la cuestión nacional, así como en relación a todas las cuestiones políticas, su teoría se caracteriza por el “centrismo”, a mitad de camino entre la reforma y la revolución, el nacionalismo y el internacionalismo, pretender reconocer los derechos de las minorías a la vez mantener la unidad del Imperio Austrohúngaro.
Kautstky

Si bien tienden, igual que la izquierda radical, a rechazar el separatismo, como solución para la cuestión nacional, los austromarxistas lo hacen por razones no sólo distintas, sino casi diametralmente opuestas. Los máximos exponente de esta corriente fueron Karl Renner (canciller de Austria 1918-20) y Otto Bauer que escribió en 1907, La cuestión nacional y la socialdemocracia.
Otto Bauer

En las tesis de Engels y Stalin encontramos ciertos errores en sus razonamientos marxistas de la cuestión nacional, que con el paso del tiempo los encontramos divertidos, pero que siempre los motivos de su posición eran democráticos y revolucionarios.

Engels
Las tesis de Engels sobre Polonia e Irlanda son en lo esencial coincidentes con las de Marx. En ellas encontramos una curiosa construcción teórica, “pueblos no históricos” que se antoja completamente ajena al marxismo. Teoría que surge después de los fracasos revolucionarios de 1848-49, en los cuales achaca la culpa de su fracaso a los pueblos eslavos del sur (checos, eslovacos, croatas, servios, rumanos, eslovenos, dálmatas, moravos, rutenos etc,etc...) por su papel contrarrevolucionario, que engrosaban las filas del ejercito Austrohúngaro al igual que los Austroalemanes. Llega incluso en el barullo a bretones, los escoceses, los corsos, y vascos “Residuos de una nación despiadadamente triturada por el curso de la historia” como decía Hegel. Es precisamente este pensador de donde encuentra origen su teoría, aquellos pueblos que no ha logrado crear un Estado, o cuyo Estado ha sido destruido hace tiempo, son “no históricos” y están condenados a desaparecer. Como descargo en su favor hay que decir que se tratan de artículos de periódicos y que no tienen por consiguiente, el rigor de una obra científica. Resaltar que en el resultado de esta opinión, le movía solamente la idea revolucionaria y democrática de acabar con el zarismo y el Imperio Austriaco. No le movía ninguna eslavofobía apriorística, ni tampoco el chauvinismo alemán como dejo patente en su articulo de critica a la minoría alemán de Hungría (Siebengürer Sachsen).


Stalin
Stalin en el articulo, El marxismo y la cuestión nacional, plantea varias ideas de como a su juicio se debe considerar a un pueblo como nacionalidad y el derecho de esta a formar una nación que son los siguientes; comunidad de lengua, territorio, vida económica y formación psíquica. En el mismo articulo rechaza la posibilidad de una unión de grupos nacionales dispersos en el interior de un Estado multinacional. Lenín también se alza contra “la unión obligatoria de todas las regiones nacionales”, pero matiza y defiende de forma vigorosa “la libertad de toda asociación, incluyendo la asociación de todas las comunidades que se quiera de cualquier nacionalidad en un Estado dado”. Stalin hace una vigorosa critica tanto del nacionalismo del país opresor, que define como”belicoso y represivo” , como del nacionalismo del país oprimido “oleada de nacionalismo que asciende desde abajo, que se transforma a veces en un burdo chauvinismo”

Lenín no sólo consideraba esencial la diferencia entre el nacionalismo opresor y el nacionalismo de los países oprimidos, sino que constantemente dirigía sus mas ácidas críticas, contra aquellos que capitulaban, de forma consciente o inconsciente, directa o indirectamente, ante el nacionalismo chauvinista de cualquier tipo. Resalta de Stalin la rigidez de algunas de sus ideas, pero con el tiempo, la corrección y la aportación ortodoxa de Lenín van configurando un claro pensamiento sobre la cuestión nacional, superando las propias contradicciones en el seno de la familia marxista.

                                                 1º Marx

Durante toda la obra de Marx no encontramos ninguna teoría solida sobre la cuestión nacional, ni una definición del concepto “nación”, ni una estrategia política general para le proletariado en este terreno. Sus escritos sobre el tema constituyen, en su mayor parte, tomas de posición políticas concretas relativas a casos específicos.


Karl Marx
El texto propiamente “teórico” más conocido e influyente fue sin duda los pasajes del Manifiesto relativos de los comunistas y la nación. Estos pasajes tienen el merito de reclamar, de forma contundente y audaz, el carácter internacionalista del movimiento proletario, pro no siempre escapar a un cierto economismo y a una dosis de optimismo librecambista, que se manifiesta en la sugerencia de que el proletariado victorioso no hará que más que proseguir la obra de abolición de los antagonismos nacionales comenzada por “el desafió de la burguesía, el libre cambio, el mercado mundial” etc, etc... Aunque mas tarde esta idea se ver negadas por otros escritos suyos posteriores.

Marx acierta plenamente cunado define de forma acertada la internacionalización de la economía por el modo de producción capitalista, la constitución del mercado mundial que “ha hecho perder a la industria su base nacional” al instituir “la interdependencia universal y de las naciones”. Sin embargo, se manifiesta un deslizamiento hacia el economismo den la idea de que “la uniformación de la producción industrial y de las condiciones de existencia correspondientes” contribuyen a la desaparición de las fronteras y los antagonismos nacionales, como si las diferencias nacionales fueran reducidas simplemente a procesos homogéneos en el proceso de producción.


Analizando la celebre frase “los proletarios no tienen patria” hay que interpretarla en el sentido de que los proletarios de todas naciones tienen el mismo, interés hecho que Marx consideraba igual a la abolición de la nacionalidad, por cuanto la nación no es para el proletariado más que el marco político inmediato de la lucha por la toma del poder. El antipatriotismo de Marx tiene un significado más profundo:

      a) Para el humanismo proletario, la humanidad en su conjunto es la totalidad significativa, el valor supremo, el objetivo final.

   b) Para el materialismo histórico, el comunismo no puede establecerse más que a escala mundial, gracias a un inmenso desarrollo de las fuerzas productivas que desorden el estrechó marco de los Estados nacionales.

Si bien el Manifiesto comunista estableció las bases del internacionalismo proletario, no proporciona en cambio ninguna indicación sobre una estrategia política concreta en el tema nacionalista. Esa estrategia sera desarrollada posteriormente en sus escritos sobre Polonia e Irlanda. 

En estos escritos (sobre todo en el de la cuestión irlandesa) Marx demostrara que la burguesía no sólo no tiende a abolir los antagonismos nacionales sino que por el contrario tiende a agravarlos, ya que:

   a) La lucha por el control de mercados engendra conflictos entre las potencias capitalistas.

      b) La explotación de una nación por otra provoca odios nacionales.

     c) El chauvinismo es uno de los instrumentos ideológicos que permiten a la burguesía mantener su dominación sobre el proletariado.

Los escritos sobre Irlanda poseen una mayor universalidad, y trazan implícitamente, algunos principios generales sobre la cuestión de las naciones oprimidas


En una primera fase histórica, Marx era favorable a la autonomía de Irlanda dentro de la Unión inglesa y pensaba que la solución a la opresión de los irlandeses ( por parte de los grandes propietarios de tierra ingleses ) provendría de una victoria obrera 8 cartista ) en Inglaterra. En los años sesenta ve, por el contrario, la liberación de Irlanda como condición para la liberación del proletariado ingles. Sus escritos sobre Irlanda en este periodo avanzan tres temas importantes para le futuro desarrollo de la teoría marxista de la autodeterminación de los pueblos en su relación dialéctica con el internacionalismo proletario:

    a) Tan sólo la liberación nacional del pueblo oprimido permite superar la división y los odios nacionales y unir a los obreros de ambas naciones contra sus enemigos comunes, los capitalistas.

     b) La opresión de otra nación contribuye al reforzamiento de la hegemonía ideológica de la burguesía sobre los obreros en el seno de la nación dominante: “Un pueblo que oprime a otro no puede ser libre”. 

   c) La emancipación del pueblo oprimido debilita las bases económica, políticas, militares e ideológicas de las clases dominantes de la nación dominadora, y contribuye de este modo a la lucha revolucionaria de la case obrera de esta nación. 

                              2º Lenín

En el proceder estratégico de Lenín que vienen determinados por la realidad intricada del Imperio Ruso en la época del imperialismo y por las contradicciones acumuladas en el POSDR. Resaltan dos lineas de directrices de su pensamiento, que se esbozan a principios del siglo XX:


Lenin


     1º. La autodeterminación nacional como reivindicación programática.

    2º. La exigencia de la unidad del partido, cuya estructura debe transcender las divisiones nacionales.

Al tomar conciencia de que hay que integrar a la lucha de clases las nuevas potencialidades desencadenadas por el imperialismo, se ve conducido a revaluar el lugar histórico de los movimientos nacionales.

   1º. En el momento del hundimiento del feudalismo, el capitalismo en ascenso se caracteriza por el despertar a la vida nacionales, por los movimientos nacionales y por la constitución de Estados nacionales.

    2º. El capitalismo maduro, en el que los antagonismos entre la burguesía y el proletariado están fuertemente desarrollados, se caracteriza por la destrucción de las barreras nacionales, por la unidad internacional del capital y de la vida económica, por la resorción de las particularidades nacionales.

Lenín después de sus análisis ve pues que es urgente:

    1º. Poner apunto el programa bolchevique sobre la cuestión nacional y recuperar su retraso en relación a todos los demás partidos del Imperio Ruso.

     2º. Pasar a la contraofensiva y entablar una batalla ideológica en el frente nacional.

Es desde este momento cuando la cuestión nacional se aborda como un elemento orgánico de la revolución democrática burguesa, elemento en que la lucha por la democracia y la lucha contra la opresión nacional son solidarias dentro de una estrategia coherente. En el programa que elaboran, asignan a la noción de derecho de autodeterminación política u contenido positivo de Estados independientes. El proletariado ruso, como fuerza hegemonía de la revolución democrática burguesa, debe a toma a su cargo esta reivindicación, ya que es la única capaz de vincular el internacionalismo con el reconocimiento de las aspiraciones nacionales.

Este programa de la más completa democracia:

    1º. Procura nuevos aliados y la utilización de un potencial revolucionario inmediato.

     2º. Encauza las fuerzas centrífugas en el interior del partido.

    3º. Reviste de un valor pedagógico contra el nacionalismo y educarlo en un espíritu internacionalista.

   4º. Permite levantar el mas grave obstáculo que se alza ante los proletarios de la nación dominadora, la contaminación del nacionalismo gran-ruso, que los “embrutece, les quita los sesos y los desune”.

Lenín deja claro que el derecho de autodeterminación no es una consigna abstracta, marca claramente las condiciones para su ejecución efectiva. El principio no se confunde y no se debe aplicar de forma sistemática y general. Sino que se tendrá en cuenta siempre las exigencias del desarrollo social, a través de los intereses de clase del proletariado. Es paradójicamente la construcción de naciones la forma rápida de acabar con la conciencia nacional, esta es el paso previo a la construcción de Estados centralizados exigida por el progreso social y que desemboca en la extinción de las naciones como tales.


La lucha de Lenín es llevada acabo en dos frentes; por un lado en el interior de su propio partido (bolchevique), contra la resistencia de la corriente intransigente, que le llevara incluso a criticar a la misma Rosa Luxemburgo, y por otro lado al exterior contra la corriente autonomista, mayoritaria en las organizaciones socialdemócratas de las nacionalidades a las que están adscritos los mencheviques.

Lenín partiendo desde el internacionalismo proletario comprende mejor que algunos de sus camaradas de lucha contemporáneos la relación dialéctica entre el internacionalismo y el derecho a la autodeterminación nacional y formula lo siguiente:

    1º. Tan sólo la libertad de separación hace posible una libre y voluntaria unión, asociación, aproximación, y a largo plazo, fusión de las naciones.

   2º. Tan sólo el reconocimiento, por parte del movimiento obrero de la nación dominadora, del derecho de autodeterminación de la nación dominada permite eliminar el odio y la desconfianza de los oprimidos y unir a los proletarios de ambas naciones en el combate internacionalista común contra la burguesía.

Lenín habla también captado la relación dialéctica entre las luchas nacional-democráticas y la revolución socialista, viendo en las masas populares (no sólo proletarias, sino también campesina y pequeño burguesas) de las naciones oprimidas un aliado del proletariado consciente; proletariado cuya tarea es dirigir la lucha de esta masa “inconexa, discordante”, heterogénea”, que abarca elementos pequeño burgueses y obreros atrasados “con sus prejuicios, sus fantasías reaccionarias, sus debilidades y sus errores”, contra el capitalismo y el Estado burgués.



Al exponer el carácter político Lenín, no hace ninguna concesión a los nacionalistas; se sitúa únicamente en el terno de la lucha democrática y de la revolución proletaria. Estos dos objetivos no tienen el mismo valor a ojos de un marxista; las reivindicaciones democráticas deben subordinarse siempre al interés supremo de la lucha de clase revolucionaria del proletario mundial. Por ejemplo según Lenín, si el movimiento republicano, demuestra en algún caso concreto ser un instrumento de la reacción (¡Cambodia 1971!), los marxistas no lo apoyaran. Lo cual no significa en absoluto que el concepto de república deba ser retirado de los programas de los paridos comunistas . Mutatis mutandis en el caso de la autodeterminación; aunque admite excepciones, la norma general es la del derecho de toda nación a la separación. Dada la máxima importancia que Lenín le da a la autodeterminación para crear las condiciones de la unidad internacionalista delos obreros tiende implícitamente a excluir la misma posibilidad de una “excepción”, es decir, de una contradicción entre los intereses del proletariado y los derechos democráticos de las naciones.

Lenín que luchó siempre decidida y consecuentemente contra el nacionalismo burgués, en su artículo Sobre el orgullo nacional de los grandes rusos, escrito en el año 1914, nos dio un ejemplo de cómo debe enfocarse acertadamente el problema de los sentimientos nacionales.

He aquí lo que escribe:

  «¿Nos es ajeno a nosotros, proletarios conscientes grandes rusos, el sentimiento de orgullo nacional? ¡Claro que no! Amamos nuestra lengua y nuestra Patria, trabajamos más que todo por elevar sus masas trabajadoras (es decir las nueve décimas partes de su población) a la vida consciente de demócratas y socialistas. Lo más duro para nosotros es ver y sentir a qué violencias, opresión y burlas someten a nuestra magnífica Patria los verdugos zaristas, los palaciegos y los capitalistas. Nos sentimos orgullosos de que estas violencias provocaran la resistencia de nuestros medios, en el seno de los grandes rusos, que estos medios dieran a Rashev, a los decembristas, a los revolucionarios-raznochintzi de la década del 70, que la clase obrera gran rusa creara en 1905 un poderoso partido revolucionario de las masas.

   De nosotros se apodera un sentimiento de orgullo nacional, ya que la nación gran rusa ha creado también una clase obrera, demostró también que es capaz de dar a la humanidad grandes ejemplos de lucha por la libertad y el socialismo y que no sólo sabe organizar pogromos, elevar horcas, llenar las cárceles, causar grandes hambres y engendrar servilismo ante curas, zares, terratenientes y capitalistas.

  De nosotros se apodera un sentimiento de orgullo nacional y por eso precisamente aborrecemos ante todo nuestro pasado de esclavos... y nuestro presente de esclavos, cuando estos mismo terratenientes, ayudados por los capitalistas, nos llevan a la guerra, para esclavizar a Polonia y Ucrania: ¡para aplastar el movimiento democrático en Persia y China, para reforzar la camarilla de los Romanov, Bobrinski, Purishkevich que es una vergüenza para nuestra dignidad nacional gran rusa!»

Es lo que escribe Lenín sobre el orgullo nacional.

Jorge Dimitrov La lucha ideológica contra el fascismo

Con motivo VII Congreso Mundial de la Internacional Comunista, mas conocida por Comintern en ingles o en ruso Komintern, del 2 de agosto de 1935 su Secretario general el búlgaro Jorge Dimitrov leyó su informe sobre la situación mundial en el que se hacia un exhaustivo análisis del auge del fascismo y del retroceso de la lucha proletaria en Europa. Todo esto en las postrimerías de la Segunda guerra mundial. En el se acordaron la creación de los frentes populares y se esbozaron las lineas generales que los Partidos Comunistas adheridos a la internacional tenían que llevar a cabo para frenar el ascenso del fascismo, que con su carácter criminal amenazaba con acabar con el movimiento proletario internacional, a su vez conseguir más influencia y captar mas adeptos para la causa comunista.

En uno de los apartados del informe Jorge Dimitrov hacia referencia a lucha ideológica contra el nacionalismo chauvinista, sobre todo el fascista, a la vez que hacia una critica severa contra los camaradas que desdeñaban la lucha ideológica nacionalista y se desvinculaban de ella por concebirla como algo atrasada y totalmente ajena a lucha del proletariado. He aquí otro ejemplo posterior a Lenín de lo que tiene que ser una autentica linea marxista-leninista. Ante el nuevo cariz que esta tomando el mundo globalizado estas ideas vuelven a tener pleno vigor en nuestros días en pos del ideal de conseguir un muid mas justo, más humano, más democrático en definitiva un a sociedad global comunista. Esto es lo que se escribió acerca de la cuestión nacional y el derecho de autodeterminación. 

La ofensiva del fascismo y las tareas de la Internacional en la lucha por la unidad de la clase obrera contra el fascismo 

El fascismo en el poder, camaradas, es, como acertadamente lo ha caracterizado el XIII Pleno del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista, la dictadura terrorista abierta de los elementos más reaccionarios, más chovinistas y más imperialistas del capital financiero. 

El fascismo es el poder del propio capital financiero. Es la organización del ajuste de cuentas terrorista con la clase obrera y el sector revolucionario de los campesinos y de los intelectuales. El fascismo, en política exterior, es el chovinismo en su forma más brutal que cultiva un odio bestial contra los demás pueblos. 

Somos enemigos de todo esquematismo. Queremos que se tenga en cuenta la situación concreta de cada momento y de cada sitio dados y que no se obre siempre y en todas partes con arreglo a un patrón determinado, no queremos olvidar que la posición de los comunistas no puede ser igual en todas las condiciones.

No debemos menospreciar, en modo alguno, esta fuerza del contagio ideológico del fascismo. Al contrario, debemos librar por nuestra parte una amplia lucha ideológica, basada en una argumentación clara y popular y en un método certero a la hora de abordar lo peculiar en la psicología nacional de las masas del pueblo.

Los fascistas resuelven la historia de cada pueblo, para presentarse como herederos y continuadores de todo lo que hay de elevado y heroico en su pasado, y explotan todo lo que humilla y ofende a los sentimientos nacionales del pueblo, como arma contra los enemigos del fascismo.


Los comunistas, que creen que todo esto no tiene nada que ver con la causa obrera y no hacen nada, ni lo más mínimo, para esclarecer ante las masas trabajadoras el pasado de su propio pueblo con toda fidelidad histórica y el verdadero sentido marxista, marxista-leninista, para entroncar la lucha actual con las tradiciones revolucionarias de su pasado, esos comunistas entregan voluntariamente a los falsificadores fascistas todo lo que hay de valioso en el pasado histórico de la nación, para que engañen a las masas del pueblo.

Nosotros, los comunistas, somo, por principio, enemigos irreconciliables del nacionalismo burgués, en todas sus formas y variedades. Pero no somos partidarios del nihilismo nacional, ni podemos actuar jamás como tales. La misión de educar a los obreros y a los trabajadores en el espíritu del internacionalismo proletario es una de las tareas fundamentales de todos los Partidos Comunistas. Pero, el que piense, que esto le permite, e incluso, le obliga a escupir en la cara a todos los sentimientos nacionales de las amplias masas trabajadoras, está muy lejos del verdadero bolchevismo y no ha comprendido nada de las enseñanzas de Lenín sobre la cuestión nacional. (Aplausos).

¡Camaradas! El internacionalismo proletario debe "aclimatarse", por decirlo así, en cada país y echar raíces profundas en el suelo natal. Las formas nacionales, que reviste la lucha proletaria de clases, el movimiento obrero en cada país no están en contradicción con el internacionalismo proletario, sino que, al contrario, es precisamente bajo estas formas como se pueden defender también con éxito los intereses internacionales del proletariado.


Es evidente que hay que poner bien de relieve, en todas partes y en todas las ocasiones, ante las masas y demostrar de un modo concreto que la burguesía fascista, con el pretexto de defender los intereses de toda la nación, practica la política egoísta de opresión y explotación de su propio pueblo y la expoliación y la esclavización de los demás pueblos. Pero no podemos limitarnos a esto. Al mismo tiempo, tenemos que poner de manifiesto, a través de las propias luchas de la clase obrera y mediante las acciones del Partido Comunista, que el proletariado, al rebelarse contra todo vasallaje y contra toda opresión nacional, es el único y auténtico campeón de la libertad nacional y de la independencia del pueblo.


Los intereses de la lucha de clases del proletariado contra los explotadores y opresores patrios no están en pugna con los intereses de un porvenir libre y feliz de la nación. Al contrario: la revolución socialista será la salvación de la nación y le abrirá el camino para un auge más esplendoroso. Por esto, porque la clase obrera, al construir hoy sus organizaciones de clase y afianzar sus posiciones, al defender contra el fascismo los derechos y libertades democráticas, al luchar por el derrocamiento del capitalismo, lucha ya a través de todo esto por ese porvenir de la nación.


El proletariado revolucionario lucha por salvar la cultura del pueblo, por redimirla de las cadenas del capital monopolista en putrefacción, del fascismo bárbaro que la violenta. Sólo la revolución proletaria puede impedir el naufragio de la cultura, elevarla al más alto esplendor como verdadera cultura popular, de esa cultura, nacional por su forma y socialista por su contenido, que se está realizando ante nuestros ojos en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

El internacionalismo proletario no sólo no está contra la lucha de los trabajadores de cada país por la libertad nacional, social y cultural, sino que además garantiza, gracias a la solidaridad proletaria internacional y a la unidad de lucha, el apoyo necesario para triunfar en ella. Sólo en la más estrecha alianza con el proletariado victorioso de la gran Unión Soviética, puede triunfar la clase obrera de los países capitalistas. Sólo luchando codo a codo con el proletariado de los países imperialistas, pueden los pueblos coloniales y las minorías oprimidas lograr su liberación. La alianza revolucionaria de la clase obrera de los países imperialistas con los movimientos de liberación nacional de las colonias y países dependientes es un jalón, absolutamente indispensable, en la senda del triunfo de la revolución proletaria en los países imperialistas, pues como enseñaba Marx, "el pueblo que oprime a otros pueblos jamás puede ser libre".

Los comunistas, que forman parte de una nación oprimida o dependiente, no podrán luchar con éxito contra el chovinismo, en el seno de su propia nación, si al mismo tiempo no ponen de manifiesto, en la práctica del movimiento de masas, que luchan realmente por redimir a su nación del yugo extranjero. Por otra parte, los comunistas de la nación opresora tampoco podrán hacer lo que es necesario para educar a las masas trabajadoras de su nación en el espíritu del internacionalismo, si no libran una lucha decidida contra la política de opresión de su "propia" burguesía, por el derecho a la completa autodeterminación de las naciones esclavizadas por ellas. Si no lo hacen, tampoco ayudarán a los trabajadores de las naciones oprimidas a sobreponerse a sus prejuicios nacionalistas.

Sólo actuando en este sentido, demostrando de un modo convincente en toda nuestra labor de masas que estamos tan libres del nihilismo nacional, como del nacionalismo burgués, sólo entonces podremos librar una lucha verdaderamente eficaz contra la demagogia chovinista del fascismo.

Por eso, tiene una importancia tan enorme la aplicación justa y concreta de la política nacional leninista. Es ésta una premisa absolutamente indispensable, para luchar eficazmente contra el chovinismo, principal instrumento de la influencia ideológica de los fascistas sobre las masas.


CONCLUSION

Es tarea de los marxistas revolucionarios no caer en la tentación, tanto de negar el derecho de autodeterminación, por considerar les movimientos pequeños burgueses, que contribuyen a dividir el movimiento obrero, y en proclamar en abstracto contra ellos, el principio del internacionalismo proletario; como adherirse a críticamente a la ideología nacionalista de esos movimientos y en condenar a las naciones dominantes, metiendo a todos en el mismo saca, sin distinciones de clase, como “naciones reaccionarias”, naciones a las que se niega el derecho de autodeterminación.

Es también tarea esquivar esos escollos gemelos y descubrir – mediante un análisis concreto en cada situación concreta – una autentica vía internacionalista, inspirada en la política de las nacionalidades del Comintern, del que esta a la cabeza Lenín (1919-1923), y en la celebre resolución del congreso de la Segunda Internacional de 1896, resolución que conoció el excepcional privilegio de ser aprobada tanto por Rosa Luxemburgo, como por Vladiimir Ilich Ulianov, “Lenín”:

“El congreso proclama el pleno derecho de todas las naciones a la autodeterminación; y expresa su simpatía por los obreros de todos los países que actualmente padecen bajo el yugo del absolutismo militar, nacional o de cualquier otra especie; el congreso llama a los obreros de esos países a que se unan a las filas delos obreros conscientes de todo el mundo, con objeto de combatir junto con ellos para vencer al capitalismo internacional y alcanzar los objetivos de la democracia social internacional”

















jueves, 22 de mayo de 2014

Monumentos soviéticos dedicados a los mineros

Región de Belgorod (Rusia)

Sirva también esta muestra para homenajear a los mineros españoles  que siempre se han distinguido en la heroica lucha por defender sus puestos de trabajo, queríamos homenajear a esa noble profesión de quienes trabajan en el interior de la mina. En esta muestra se puede ver claramente la importancia que el estado soviético daba a los trabajadores incluso a través de las diferentes disciplinas del arte, a diferencia de los estados capitalistas, como el español, que solo ensalzan el personalismo y el individualismo burgués. Este es el caso al gremio de los mineros en que el  reconocimiento se manifiesta a través magnificas y bellas obras escultóricas. 

Son numerosas las esculturas dedicadas a los mineros en el territorio de la antigua URSS. Muchos perduran aunque nacieron en época soviética, otros se han construido para rendir homenaje a los mineros fallecidos en trágicos accidentes.

Antes de la Revolución de Octubre se extraían unos 30 millones de toneladas de carbón al año. Esta cifra aumentó a 165 en 1940, 500 en 1960, 750 en 1985. Este aumento en la producción de carbón permitió poner en marcha la gran industrialización y desarrollo de la URSS.

Moscú

La minería estuvo muy presente en toda la etapa soviética, veamos algunas curiosidades al respecto: 

El minero Stajanov, por ejemplo, fue ídolo y ejemplo para millones de trabajadores soviéticos al pulverizar el record de toneladas extraídas.

El equipo de fútbol, actualmente llamado Shakhtar Donetsk, era el equipo de los mineros soviéticos (de hecho "shakhtar", significa "minero")

El soviético Alexei Leonov, en 1965 fue el primer cosmonauta en dar un paseo espacial. Era hijo de minero.

En la URSS se celebraba el último domingo de agosto el día del minero.Esa fecha era en homenaje al récord de Stajanov, conseguido el 30 de agosto de 1935. En las localidades mineras aún se realizan fiestas populares al aire libre, conciertos, etc.

Destacaban 3 cuencas mineras: la de Donetsk (Ucrania), Kuznetsk (Rusia) y Karaganda (Kazajstán). El arte soviético le dedicó a la profesión minera multitud de obras de arte, siendo la mayoría monumentos erigidos en zonas mineras. A continuación una selección de estos monumentos (continuaremos aportando más material sobre la minería soviética):

Donetsk (Ucrania)
Karaganda (Kazajstán)
Radkov (Bielorrusia)
Vilna (Lituania)
Rostov (Rusia)
Tomado del Blog Cultura bolchevique: http://www.culturabolchevique.com/2012/06/monumentos-sovieticos-dedicados-los.html

Los mineros en la pintura soviética


Alexei Boronov
"El arte pertenece al pueblo. Sus raíces deben hundirse en lo más profundo de las masas trabajadoras. El arte debe ser accesible a las masas. Debe concitar los sentimientos, los pensamientos y la voluntad de las masas y elevarlas. Debe despertar y desarrollar su sentido artístico." Decía Lenin. 

Los mineros, así como otras profesiones, eran una fuente de inspiración artística en los pintores soviéticos. Sus pinceles retrataban la dureza de quienes trabajan bajo tierra para extraer el tan necesario carbón, los trabajadores eran los protagonistas. Como continuación al artículo Monumentos soviéticos dedicados a los mineros, compartimos esta selección de pinturas:

A. Gerasimov
Boris Okorokov
Boris Okorokov
Boris Vladimirsky
Alexander Deineka
Gennady Starovoitov "Minero de Vorkuta".
Gennady Starovoitov
Michael Nadiezhdin.
Nikolai Kasatkin
Nikolai Kasatkin
Oleg Savostyuk
Peter Kotov
Rem Yermolin
V. Orenko
Tomado del blog Cultura Bolchevique: http://www.culturabolchevique.com/2012/07/los-mineros-en-la-pintura-sovietica.html


Deineka, el hombre que pintó la Revolución

En la puerta de Neva. Alexander Deineka. 1960
Alexander Deineka. Este 20 de mayo se cumplieron 115 años de su nacimiento en Kursk. Es una de las máximas figuras de la pintura soviética, su obra es imprescindible para entender la principal corriente artística de la URSS: el realismo socialista.

Nació en una familia de antiguos campesinos, su padre era ferroviario en Kursk. Su curiosidad y su inquietud infantil se dirige hacia la tecnología y hacia el arte. Los profesores, fascinados por su talento artístico, hacen la recomendación de enviarlo a una escuela artística en Jarkov, donde estudiará entre 1915 y 1917. Como muchos jóvenes de la época se siente atraído por el ideario de Lenin. La Revolución de Octubre, se produce en pleno proceso de aprendizaje y efervescencia del joven, y marcará para siempre su inspiración artística. Deineka se alista en el Ejército Rojo, en donde pone su talento al servicio de la Revolución como pintor, cartelista, fotógrafo etc.

Madre. 1932
Cumplida su presencia en el Ejército, continúa su formación artística, esta vez en Moscú. Sus obras iniciales se caracterizan por mostrar cuerpos en movimiento, con un dinamismo muy expresivo. Eran muy frecuentes las reuniones entre Deineka y Mayakovski, en ella intercambiaban opiniones artísticas, políticas, filosóficas etc. Era mucha la influencia de Mayakovski en Deineka, en aquel momento era el más reconocido poeta en lengua rusa.

Se podría decir que la pintura de Deineka representa lo mismo que la poesía de Mayakovski. El amor a la revolución, al trabajo y a los trabajadores. El poder soviético como sinónimo de lo nuevo y lo saludable frente al viejo régimen podrido y decadente. La admiración por la belleza, por la salud física y el cuerpo forjado a base de trabajar.

Donbass 1947

Deineka no trataba de crear un arte difícil de entender, sólo accesible a una élite cultural. Sus pinturas reflejaban la actualidad y los cambios que estaban sucediendo en la URSS, siempre intentando plasmar la realidad y alejándose de subjetivismos. Para Deineka, esto era un deber. El artista tiene un compromiso con la realidad, y su responsabilidad es mostrarla con toda la belleza o crudeza que tiene.

Sus obras mostraban la industrialización soviética como "Antes de entrar en la mina" o "En el Donbass". Otras mostraban el ejercicio físico o el cuerpo de la mujer, como síntoma de una sociedad sana. A lo largo de su obra se puede observar un tinte antirreligioso. Frente a la religión y la superstición del mundo viejo, él era partidario de la ciencia, el racionalismo y la concepción material de la vida.
1937 stajanovistas

La década de los 30, es la década en la que el autor pinta sus obras más emblemáticas.Viaja a Sebastopol y posteriormente a Francia, Italia y EEUU, lugares que son pintados por el artista con la intención de mostrarlos tal y como él los vio. En esta época también realiza pinturas con mujeres como protagonistas.
La invasión nazi en 1941 cambió por completo el estado de ánimo de todos los pueblos soviéticos. La conmoción era total, la rabia y la tristeza inundaban a las personas. Lo mismo pasa en el arte de Deineka, que pone su pincel al servicio de la victoria contra el invasor.Especialmente famosa sería la obra "Defensa de Sebastopol", ciudad a la que Deineka tenía un especial cariño y cuya resistencia soviética impactó notablemente en el artista.
Derribado. 1942
Defensa de Sebastopol. 1942
Tras la guerra, Deineka volvió a pintar producciones similares a las de su juventud. Aunque mantenía su talento, no buscó nuevos horizontes artísticos. Su producción artística había llegado a esa fase en la que el artista se conforma con pintar lo de siempre, quizás porque era lo que le gustaba pintar y ya no tenía nada que demostrar a nadie. Pintaba lo que le gustaba pintar.

Alexander Deineka recibió importantes condecoraciones como reconocimiento a su trabajo. La Orden de Lenin, o el Premio Lenin atestiguaban su aportación a la cultura soviética. En junio de 1969, la vida del pintor se apagó, pero para siempre quedaron sus pinturas. Realistas pero con un estilo muy determinado y característico, para siempre quedarán mostrando el mundo que Deineka vivió, un mundo y una época en la que la humanidad avanzaba hacia una sociedad distinta.

Sovjos. 1934

Cartel de 1930 con el lema "Mecanicemos el Donbass
Tullerías. 1935
Plaza de Sverdlov. 1941
Relevos. 1947
Construyendo edificios. 1949
Moscú. 1952
Bañistas. 1952

Detrás de la pelota. 1952
Herreros 1957
1961 Día de Gagarin en París
Atleta. 1962
Amigos

Tomado del blog Cultura bolchevique: 
http://www.culturabolchevique.com/2014/05/deineka-el-hombre-que-pinto-la.html