Después del 14 ¿Qué?
El
14 de noviembre los obreros de España y de media Europa estamos convocados a
una nueva huelga general en contra de las medidas económicas que están
imponiendo las oligarquías financieras internacionales y en defensa de nuestros
propios intereses como clase. Seguramente será un éxito pues solo con que en
nuestro país hagan huelga los casi 6 millones de parados con los que pronto
vamos a contar ya está garantizado su triunfo mediático. Pero bromas aparte.
¿Que nos planteamos más allá del 14N como obreros? Y lo que es más
importante ¿Qué modelo de estado queremos para nosotros y nuestros
descendientes? Nada o mejor dicho, casi nadie (Hay que ser muy ingenuo o muy
ignorante) prevé que el gobierno mueva ni una coma de las leyes opresivas que están
aprobando, con este nuevo acto de protesta y reivindicación, ni tampoco con las
continuas manifestaciones, a veces hasta dos diarias de las diferentes ramas de
la producción. En este momento histórico económico la huelga va perdiendo sentido ya que no es la clásica situación en que al parar la producción podemos llegar hacer que quiebre la empresa. Consiguiendo así de esta forma que la presión obligue a los patrones ha avenirse a negociar con los obreros. En estos momentos estamos en un periodo en que los grandes monopolios son los bancos que extraen los beneficios mayoritariamente de la especulación financiera. Donde los ricos no tienen que invertir en empresas que produzcan si no que con apoderarse de los resortes del estado les sirve para seguir acumulando poder a través de las ingentes cantidades de capital que roban a los trabajadores por medio de los impuestos y leyes que crean a su conveniencia.
Si ahora nos encontramos en esta
situación en España obedece básicamente a dos causas. Primero y fundamentalmente se debe
a que el PP tienen mayoría absoluta, la cual esgrimen como argumento
justificante, de forma falaz y torticera, de que esta les
"legitima" para hacer los recortes, aunque no hablaran nada durante
la campaña electoral y no estaban estas medidas recogidos en el programa
electoral que presentaron a la ciudadanía. Segundo debemos recordar que el
principal partido de la oposición, fue el que con el estallido de la crisis
comenzó con las medidas sangrantes y que históricamente ha sido el
partido fundamental en los mayores recortes de los derechos de los trabajadores
a lo largo de estos 35 años de democracia monárquica. Su oposición, todo hay
que decirlo, sin mucha convicción ya que en el fondo de la cuestión sus
dirigentes demócratas burgueses apoyan estas medidas que defienden y amplían
las prebendas de la oligarquía financiera. Su protesta solo es una mera
pantomima para alimentar la ilusión de sus bases y simpatizantes de que son un
partido que defiende a los obreros pero la verdad es que esta oposición es mas
por obligación que por convicción ideológica.
Es
indudable que las huelgas son una de las mayores armas con que los trabajadores
contamos para defender nuestros derechos. La huelga otrora o en otras
circunstancias puede, y así sucede en muchos casos, ser un arma eficaz de
desgaste y presión hacia el gobierno de turno. En estos momentos y en nuestro
contexto social, ahora por si sola se torna insuficiente debido al modelo de sistema
democrático burgués existente y un factor relevante, por la propia
debilidad ideología de los sindicatos. Esto se debe fundamentalmente a errores
cometido en el pasado como fue la tanta cacareada independencia sindical,
la neutralidad partidista que en muchas ocasiones se torno sin ningún
rubor ni disimulo en el apoyo al partido de la burguesía liberal el PSOE. Si
los sindicatos se despolitizan, como hace supuestamente el ejército, están
irremisiblemente avocados a perder, influencia y sobre todo prestigio entre los
obreros. Su estrategia en este sentido es totalmente errónea. Un sindicato de
clase no puede renunciar a la lucha política, si lo hace se convierte en un
sindicato vertical.
Los
sindicatos mayoritarios que se autodenominan de clase, no pueden seguir
permaneciendo neutrales en cuestión de política. Un sindicato de clase, o que
es lo mismo marxista, no puede renunciar a la vía parlamentaria. Esta
estrategia sindical se torna en un grave error que a las claras estamos
padeciendo los trabajadores en estos momentos. Esto obedece sin duda a la falta
de un referente político que defienda los intereses de los obreros. Toda
estrategia anterior que se baso durante el periodo de la transición en pactar
con la burguesía y que se plasmo en la constitución monárquico parlamentario o
en los sucesivos grandes pactos sociales, están muertos y enterrados. La
constitución de 1977 vale actualmente menos que un librillo de papel de fumar
comprado en los chinos. Los pactos sociales son papeles mojados que los mismos
burgueses se han encargado de incumplir sistemáticamente cada vez que se han
ido sucediendo los diferentes gobiernos en España.
Muchos
llaman a la huelga general indefinida sin ser conscientes de la imposibilidad
inmediata y material de llevarla a cabo sin una preparación adecuada. Está
claro para alguien medianamente inteligente que los sindicatos mayoritarios por
su propia organización e ideología y sobre todo lo que es más importante, por
la baja afiliación unido a esto la falta de concienciación de las masas trabajadoras
como clase, hace que hoy por hoy en nuestro país sea inviable esta táctica por
la falta de preparación y arraigo ideológico. En definitiva no están o no
estamos preparadas para soportar un periodo de lucha tan largo. No se dan las
condiciones objetivas y materiales necesarias para su realización. Además este
tipo de lucha se suscribe en el pensamiento anarcosindicalista que juega
toda solución a la carta de la huelga revolucionaria en que la planificación
acaba en el mismo momento del triunfo de la huelga y pospone al mañana,
el ya veremos cómo nos organizamos.
Solo
hay que mirar lo que está aconteciendo en Grecia tras la adopción de nuevas
medidas impuestas por la troika si quieren ser supuestamente rescatados. Medidas que atentan
frontalmente contra los derechos de los trabajadores. Han vuelto en desembocar
en más protestas, manifestaciones y huelgas generales que incluso se han
tornado violentas. Podemos observar que a pesar de las numerosas huelgas
generales, la movilización y protesta en la calle, aunque como en caso de los
griegos estas acciones sean masivas y
tengan el respaldo mayoritario de la sociedad. Ni siquiera con el pueblo rodeando
e intentando ocupar literalmente el
parlamento, mas de cien mil personas. No han conseguido ya no solo
revertirlas, si no siquiera cambiar una sola de las medidas antiobreras que ha
aprobando. Todas estas acciones por si solas no son suficientes si no van acompañadas
de un lucha política que es donde realmente reside la fuerza para poder
revertir estas situaciones para salir de la explotación a que les someten los
ricos. En Grecia se ha vuelto a aprobar otra vez en contra de la voluntad popular
más recortes; de pensiones, congelación del salario mínimo por cuatro años y
prevén despedir 30.000 mil funcionarios.
Lamentablemente
esta situación de impotencia se produce por varios factores. Primero
el gobierno está en manos de los burgueses y sus aliados nazis y
socialdemócratas que le otorga los suficientes apoyos políticos para aprobar
los recortes con una legitimidad aparentemente democrática. Segundo esto
pone en manos de la oligarquía los resortes del estado, judicial, policial y
militar. Esto le permite utilizar los, como por ejemplo los cuerpos de
seguridad del estado, que son usados reprimir a los manifestantes y blindar el
parlamento y el judicial para sancionar y criminalizar las protestas del
movimiento obrero. El ejercito se queda en la recamara por si fuera necesario
utilizarlo. Haciendo de esta forma que tomar el parlamento sea caso imposible e
ineficaz al menos que se cuente con el respaldo de una amplia capa de la
población, en la que incluyo a militares y policías. Si no es así, hay
que descartar esta vía.
En
Grecia las huelgas generales y las protestas en la calle sin tienen un sentido
y están consiguiendo logros, aunque no tan rápido como algunos desearían o como
es desear por parte de algunos sectores políticos. Esto ha permitido que una
formación de izquierdas netamente obrera se coloque en la segunda posición, con
expectativas de ser la primera fuerza y poder gobernar en solitario. Y esto se
debe al apoyo de la mayoría sindical y de movimientos ciudadanos a SYRIZA,
unido esto a el enorme desgaste político de los partidos tradicionales
que están gobernando y aprobando las medidas antiobreras y que a juicio de los
griegos se han convertido en los nuevos traidores de la patria Griega desde la
segunda guerra mundial con la ocupación nazi alemana. SYRIZA se ha convertido
en la fuerza mayoritaria que se opone rotundamente a las extremas medidas
económicas impuestas por Bruselas.
Debemos
aprender de las derrotas y las victorias emprendidas por los trabajadores
griegos. Ya que a través de estas luchas han permitido acumular unas
valiosas enseñanzas y experiencia que de ellas se desprenden. En nuestro
país todos tenemos que tomar nota y ponernos a la tarea. Desde el
movimiento sindical, el vecinal, asociaciones en defensas de los intereses de
los ciudadanos y el movimiento de indignados que aglutina a ciudadanos de
todos los estratos sociales que han volcado toda su frustración y
esperanza en este movimiento. Todos juntos debemos tejer una estrecha red
de colaboración e entendimiento entre nosotros para que esta se plasme en
la construcción de un proyecto político alternativo a los partidos que
representan a la burguesía. Tenemos que dar un paso al frente y depositar
nuestro apoyo explícitamente a un movimiento político y social netamente obrero
ya existente como es Izquierda Unida. No podemos estar eternamente instaurados
en la dicotomía, de que comparto la ideológica y los valores que Izquierda
Unida defienden pero no les voto por qué no van a ganar. Esa tendencia se está
revirtiendo y el PSOE ha dejado de ser el referente mayoritario de la izquierda
española. Ya no es la casa común de la izquierda como les gustaba tanto decir a
los dirigentes socialdemócratas. Esto paso en su día en Italia, está sucediendo
en Grecia y se está empezando a producir en España. Hay que acabar con el
bipartidismo en el que se sustentan el poder financiero.
El
25 de noviembre volverá haber elecciones en Cataluña. El debate lo tienen donde
quieren centrado en la cuestión independentista, tanto la burguesía española
como la catalana, esperando así que el voto se radicalice en ese sentido y que
la situación económica quede en un segundo plano. En Galicia el PP ha sacado
mayoría absoluta con el 28% de los votos, casi un 40 % de los electores no
votaron o votaron en blanco o en nulo. Quedando la coalición de IU AGE
(EU-ANOVA) con 9 diputados, siendo este un resultado extraordinario para una
fuerza política extraparlamentaria, la deja claramente con mera convidada de
piedra, en la que casi su único papel será el de fiscal, que no es poco,
teniendo en cuenta lo que habían hecho hasta entonces el PSOE y el BNG pero a
todas luces insuficientes para los intereses de la clase trabajadora gallega.
En
Cataluña se prevé tres cuartos de lo mismo aunque IU vuelva aumentar su número
de diputados, las cosas no solo seguirán como están si no que irán a peor con
más recortes e imposiciones de explotación laboral que planean en el horizonte
en la mente de los capitalistas. Este puede ser un buen día para ocupar el
parlamento catalán. Solo si tenemos el suficiente número de diputados podremos
desalojar a la burguesía del poder y tendremos los medios legítimos para
revertir la situación y que la clase trabajadora catalana salga victoriosa
contra su propia oligarquía autóctona. Por eso si este día los obreros no
tomamos conciencia y no votamos a una fuerza como IU, si nos quedamos en casa,
si no hablamos y somos parte de la mayoría silenciosa, Artur Mars y Mariano
Rajoy hablaran por ti, y ya sabemos todos cual es su discurso en contra de la
clase trabajador.