Casi todos habréis oído hablar de el Holodomor
¿De verdad os lo creéis?
Para quien no lo sepa las garras del capitalismo hablaron de que Stalin , dejo morir de hambre a 7.000.000 de personas en Ucrania , ademas les robo todas las reservas de comida que tenian.
El Holodomor de Ucrania fue un invento propagandístico de Goebbels difundido luego por el magnate William Randolph Hearst a los medios occidentales.
Es cierto, hubo muertes en Ucrania por hambruna, pero fueron debido al sabotaje de los kulaks (terratenientes) a las cosechas para no perder sus privilegios. De genocidio ucraniano, nada. De hecho, luego hubo más ucranianos en el PCUS que nunca.
Todos sabemos que este sistema tan injusto que hace que los pobres sean mas pobres y que los ricos sean mas ricos , intenta callar la verdad de las grandes obras de Stalin que intentaron liberar a el proletariado de la avaricia burguesa.
Madialeva
Sebastopol, ciudad de Ucrania, acoge estos días una exposición que intenta demostrar la veracidad del Holodomor, palabra que utilizan los anticomunistas ucranianos para referirse a una hambre masiva presuntamente organizada por los bolcheviques, concretamente por el mismo hermano de Lúcifer, por la bestia comeniños, por el monstruo chupasangre, por el hermano chungo de Jason, por el tipo que deja al fulano de la sierra eléctrica de la Matanza de Texas como un imbécil Hare Krishna. Sí, por Stalin.
Cierto que hubo hambre en Ucrania. Así es. Pero no es menos cierto que también hubo hambre en Kazakstán y en el sur de Rusia. Aún que la investigación histórica (científica) está dando los primeros pasos, eso sí, dejando ya en evidencia las propagandísticas interpretaciones de “historiadores” preocupados por enseñarnos la maldad del sistema socialista al tiempo que esconden la colaboración de sus héroes con los nazis, todo hace indicar que las causas del hambre, reiteramos que no solo en Ucrania, hay que buscarlas, especialmente, en una combinación entre: una terrible sequía que duró de 1930 a 1932, el abierto enfrentamiento de los bolcheviques contra los filonazis ucranianos y los kulaks (con sus continuas sabotajes), una epidemia de tifos que barrió toda la región, y por último, los comprensibles errores del sistema soviético (desorganización, falta de experiencia, radicalismo ultraizquierdista de algunas capas, etc.) Los nazis fueron los primeros en promover la visión dominante en Occidente sobre el Holodomor, y sus aliados ucranianos se apresuraron de coger el relevo. Después, como todas las mentiras sobre la historia de la Unión Soviética, fue utilizada por los imperialistas occidentales, quien, como no?, iban contar con la oportuna ayuda de innumerables organizaciones pequeñoburguesas, especialmente trotskistas, para hacernos olvidar la origen verdadera de una pésima película de la que se estrena estos días la enésima secuela.
Ahora es el Presidente ucraniano ese gran enamorado de la OTAN, Viktor Yushchenko, quien abandera una campaña nacional para dar a conocer la “auténtica” historia de Ucrania y para que se reconozca como crimen contra la humanidad el supuesto holocausto ucraniano. Incluso gastó una buena parte de sus presupuestos estatales para llenar el país con monumentos de recuerdo al Holodomor, lo que dio pie a Leonid Grach, diputado opositor, a comentar que Yushchenko era culpable de la única hambre provocada en Ucrania, la que se estaba a vivir ahora: «Gastó millones en esto. Justo cuando nuestros médicos, profesores y obreros están luchando por ganarse la vida. Es Yushchenko quien está a orquestar una moderna hambre en Ucrania». Mientras institucionaliza al nazi Bandera como héroe de Ucrania, hace propaganda del Holodomor por todas las esquinas del país. Yushchenko asistió a la exposición organizada en Sebastopol y comentó por el detalle las supuestas imagenes del holocausto perpetrado por los rojos.
El escándalo es monumental. Historiadores y políticos de la oposición se escandalizaron al comprobar que eran las mismas fotografías de siempre, las mismas imágenes falsas que no correspondían a la Ucrania de los años 30. Son las mismas imágenes con las que el multimillonario empresario de los medios de comunicación, el norteamericano Hearst, inundó las portadas de sus periódicos a finales de los años treinta. Las mismas que podemos ver en la embajada ucraniana en Norteamérica. Las mismas que se ven en todas las exposiciones que hay para reescribir la historia, como sucedió no hace mucho en el Parlamento Europeo. Las mismas que decoran los portales electrónicos de muchas organizaciones anticomunistas ucranianas que luchan por transcribir la historia según sus intereses. La mismas, también, que sirvieron de material “científico” a grupos izquierdistas anticomunistas para utilizar como contrafuerte de su discurso antisoviético. En fin, un ingrediente más de la masa que la hormigonera capitalista elabora para solidificar un paradigma totalitario que mantiene enlamados en una pila de tópicos a buena parte de la izquierda mundial.
Y por qué esta manía por utilizar las mismas imágenes falsas de siempre? Para que correr el riesgo de, como ahora, quedar en ridículo? Se puede comprender en la Norteamérica de los años 30. Como se iba a conocer la verdad? Tampoco causa sorpresa que las utilicen en sus estrambóticas publicaciones los modestos grupúsculos derechosos ucranianos. Lo que ya nos debe encaminar a la auténtica razón es que sean los propios dirigentes de Ucrania, sus brazos institucionales, quien echen mano, una vez más, de las sempiternas imágenes. La razón es bien sencilla: no hay otras fotografías.
Cuando en enero de este año el presidente Yushchenko empezó su cruzada por su particular verdad histórica, instó al Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) a desclasificar todos los documentos relacionados con su supuesta represión soviética. Como no aparecía más nada, el SBU montó en cólera contra los pobres archiveros, acusándolos de no hacer bien su labor. Lo cierto es que los archivos hacía ya bastante tiempo que estaban todos desclasificados. Lo cuenta la responsable de la Comisión Estatal de los Archivos de Ucrania entre septiembre de 2006 y abril de 2008, Olga Ginzburg: «Ya desclasificamos todos los documentos hace mucho tempo. Se estudiaron durante años». Vadim Kolesnichenko, del Partido de las Regiones, lo aclara con sencillez: «No hay documentos que demuestren que existiera algo parecido a un genocidio del Kremlin contra los ucranianos. Simplemente porque no hubo genocidio. Lo que hay es un deseo por retratar a Rusia como enemiga de Ucrania. La historia es para los científicos, y cuando son los servicios especiales los que quieren estudiar la historia la cosa siempre acaba mal.»
Pasamos ya a las imágenes falsificadas. Hay muchas más de las que ponemos aquí. Aún que para comprobar el grado de degeneración de los actuales gobernantes de Ucrania, basta con las seleccionadas. Las imágenes de la exposición, que quieren hacernos creer que retratan la Ucrania de 1936, corresponden en su inmensa mayoría a la realidad de otros países. Especialmente son imágenes de la Gran Depresión norteamericana de principios de los años treinta del siglo pasado y del período de hambre que padeció la región del Volga entre 1921 e 1923 después de la Primera Guerra Mundial y la Guerra Civil que enfrontó a los bolcheviques con los imperialistas y los guardias blancos.
IMÁGENES
Fíjense en las imágenes señaladas en este panel de la exposición de Sebastopol
Fotografía de Ben Shahn: “Bendito País”. Data de octubre de 1935. Se trata de una familia en un asentamiento de Arkansas.
Fotografía de Dorothea Lange. Retrata una familia que vive en lamiseria en Oklahoma County. Es de agosto de 1936.
Otra fotografía de Dorothea Lange. Vemos a dos niños que, en noviembre de 1936, viven en un campo de refugiados en California por causa de la sequía que asolaba Oklahoma.
Fridtjof Nansen, diplomático y científico noruegués, en su condición de Alto Comisionado de la Sociedad de Naciones, viajó a Rusia durante la hambre de 1921. La imagen, en que Nansen aparece el primero por la izquierda, está tomada en la ciudad rusa de Sarátov, en la bacía do río Volga.
Otro expositor en Sebastopol
En una ampliación de la imagen se puede leer que la fotografía está tomada en Járkov, segunda ciudad ucraniana en número de habitantes, en 1933.
La imagen realmente corresponde al cementerio de Buzuluk en diciembre de 1921.
Fijémonos aquí en la fotografía de la esquina superior derecha
También estamos aquí ante una imagen tomada en la expedición que Nansen realizó a la región del Volga a principios de los años 20.
El presidente ucraniano, Viktor Yushchenko, junto a otros compungidos visitantes
La imagen señalada ya fue utilizada por el gobierno ucraniano a finales de marzo de 2007, dentro de la campaña por lo reconocimiento del genocidio, (que como explica la imagen fue causado en 1933 por el NKVD!)
La fotografía original es de 1922 y fue utilizada en la “Exposición de Ayuda Humanitaria Americana a la Rusia Soviética durante la Hambre de 1921-1923”. Actualmente está en Ginebra, en el archivo de la Ayuda Internacional a los Niños.
Las palabras del panel escritas en amarillo dicen: “Decir la Verdad. Desvelar la Memoria”
Imagen tomada en noviembre de 1921 en la ciudad de Sarátov. La imagen se encuentarn en los archivos de Nansen.
Fuentes:
Rewriting Ukrainian history: truth or Falsification?, Russia Today, 3 de abril de 2009.
Erroneous famine photos spark foul cries, Russia Today, 10 de marzo de 2009.
Otra mirada sobre Stalin, Ludo Martens.
La mayoría de las imágenes fueron extraídas de distintos portales de Ucrania y Rusia, como pueden ser la página 2000 o The New Russian Forum. Las imágenes correspondientes a la Gran Depresión norteamericana se pueden ver en el portal Shorpy.
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